Por Luciano Debanne.
Escribiré repudios, y esquelas de amor.
Descargos y listas de deseos,
puteadas y poemas,
editoriales y cartas del lector.
Escribiré panfletos,
ensayos, informes.
Sonetos y canciones,
chistes, piropos, halagos,
una promesa o dos.
Tus faltas y mis aciertos,
mis reclamos y mis disculpas.
Escribiré amenazas
y llamados a la acción.
Consignas incendiarias, pedidos de paciencias,
planes quinquenales,
discursos y proclamas,
instrucciones para la molotov.
Nuestro nombre en las paredes,
aquello que nos convoca,
nuestro santo y seña,
alguna indicación.
Escribiré mis tareas para irlas tachando
una a una,
como tacho las victorias,
nuestras victorias.
Los días de almanaque que te quedan,
el hasta tu muerte,
el fin del invierno,
la primavera de un mundo mejor.
Notas relacionadas
Nuestros malditos días moribundos
La presunción de una llovizna gris para subrayar el invierno. El código indescifrable de las patentes de los autos. La resistencia clorofílica de un árbol rodeada de cemento y alquitrán.
Urgencia
¿Cómo no regar de explicaciones las malezas del pesimismo siendo que crecen tan cerca de las espinosas flores de la realidad?
