Por Luciano Debanne.
Trabaja el que va a la fábrica y la que plancha el guardapolvo para mañana.
Trabaja el que siembra y el que cosecha. La que lava y la que investiga.
Trabaja el del tractor y la de la computadora. La puta, la yuta y la tía Porota que hace el locro para vender.
Trabaja el pequeño que vende medias, la piba que vende flores, el malabarista al que se le caen las clavas y las levanta con los pies.
Trabaja el que corta el pasto, la que dirige la obra, el que escribe poemas para comer.
Trabaja el hortelano, el hotelero, el ordenanza. Trabaja la portera, el kioskero, el que se levanta temprano a barrer las calles, el patovica que lo cruza de madrugada.
La cosa es cuánto vale el trabajo de cada quién, cuánto pan compra cada trabajo. La cosa es para quiénes hoy es feriado y para quiénes es un día más, quiénes hoy trabajan, trabajan, trabajan. Y quiénes ni eso.
La cosa es cómo hacemos, cómo vamos a hacer, para que el festejo, la celebración, la fiesta, la alegría sea masiva, universal y justa.
Notas relacionadas
Como un nido
Una ramita entremedio de la otra, a veces más arriba, a veces más abajo, a veces superficial, a veces tan hondo. Su fragilidad indestructible, su estructura sin planos, su aprendizaje de tiempo. Su cobijo.
Su historia
Cuenta que de niño se cagaba de hambre, que su viejo se hizo carbonero para parar la olla y el niño que él era se hizo carbonero también, que las paredes de su casa eran grises pero se fueron volviendo negras.
