Rescates

Arpeggione

22-10-2016 / Lecturas, Rescates
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Por los llanos de La Rioja sigue andando la historia de un perro que entendía de música. Aquí la rescatamos.


Arpeggione

Por Mario Díaz.

Cuenta el riojano Daniel Moyano en su libro “Un silencio de corchea,” que durante varios años fue integrante de un conjunto musical que recorría los caminos del noroeste argentino como violista. Llevaban la música a los pueblos más apartados y a falta de salas, actuaban en los patios de las escuelas, debajo de los árboles y en algunas ocasiones a la orilla de los ríos.

Tocaban para gente que por primera vez iba a escuchar música en vivo y que sorprendidos, a veces, abrían los ojos como calderones al verlos y escucharlos.

Andando por La Rioja y precisamente en Vinchina, entró un perro a la sala y se sentó entre la tarima donde tocaban y la primera fila de sillas, muy seguro y orondo, sentado sobre las patas traseras, con las de adelante estiradas y las orejas paradas como campanas atentísimas. Para sorpresa de todos, escuchó la primera parte del concierto, en el intervalo salió como los demás por un poco de aire fresco y volvió a entrar y adoptar la misma posición que tuvo desde el comienzo. Llamó enormemente la atención, la concentración que tenía para escuchar.

Lo bautizaron “Arpeggione” en honor a Franz Schubert.

Arriesgando una teoría Darwinista, alguno dijo que «había llegado la hora en que otras especies también quieren erguirse como nosotros.” Lo cierto es que varias veces fueron a tocar y en todas estaba «Arpeggione». Cuando una intervención militar borró la orquesta de un plumazo, el perro perdió toda posibilidad de alimentar su vocación y cuentan que lloraba la ausencia de la música.

Dicen que en los últimos tiempos se había transformado en un monstruo auditivo de orejas desmesuradas. Imagínense un animal de música abandonado en ese silencio terrible de los llanos riojanos.