Entrevista

Milton Arias presenta «64. Antes del fin»

8-07-2014 / Agenda, Entrevistas
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Este viernes 11 de julio a las 22.30 horas en Cocina de Culturas, uno de los músicos más versátiles de Córdoba presenta su segundo trabajo, un puñado de joyas registradas en dos días de grabación. Antes del vivo, un par de respuestas para mejorar preguntas.


Milton Arias presenta «64. Antes del fin»

Por | redaccion351@gmail.com

Cuando la injusticia autosuficiente fue a la despensa a comprar coco rallado para decorar la torta de su primer aniversario, el I Ching ya hacía cola en el PAMI oriental.

Más viejo que gordo, el libro de las mutaciones arrima sesenta y cuatro hexagramas. ¿Qué son esos cosos? Son dibujos de sanguchitos que siempre salen tres pesos. No hay inflación porque el azar milenario se ríe de los miserables que aumentan el precio de las cosas.

Tres monedas, las mismas, para sesenta y cuatro sanguchitos. Cada día, los cobres de cualquier época se chocarán en el aire y el misterio de la fuerza de gravedad dictará el menú. El libro explica si las fetas de jamón y queso van enteras o partidas al medio y qué sabor tendrá el vino cuando la tarde se mande a mudar por esos barrios corajudos de veredas sin árboles.

Nos interesa el último sanguchito, hecho en pan de fuego y agua. Es, tal vez, otra metáfora de lo que nos sigue conmoviendo.

Esta semana hay un recital. Se presenta el disco «64. Antes de fin», de Milton Arias, un músico que adiestró las monedas para que la música de cada día merezca un brindis de agradecimiento, cada medianoche.

Algunos datos. Todo ocurrió en Cocina de Culturas, en dos días de febrero de 2014. Milton con su bajo, Lucas Ramírez con su batería, Martín Barroso para las teclas, Lucas Acuña con su guitarra y Martín Dellavedova con su saxo. Susana Guzmán hizo los trámites para disponer el lugar y el piano de locos que tiene ese lugar; Pablo Granja, de 1961, llevó los equipos y acomodó los micrófonos y las perillas para grabar; cayeron gentes con cámaras de foto y de video para que, después y para siempre, entendamos algo de todo lo que pasó; mucho de todo lo que pasó fue a parar a una cajita de tonos claros que en la tapa anuncia un hexagrama, el que cierra el menú para reabrirlo, y un retrato de la música con orejas de gato.

La tradición de muchos buenos discos, de jazz o de lo que fuere, sugiere la modalidad del vivo. Juntos y al mismo tiempo, los músicos tocaron las obras que disfrutamos en el disco y también podemos ver y escuchar en You Tube.

Este viernes, en el mismo sitio donde nació, se celebra «64. Antes del fin». Es la presentación de un disco de composiciones notables, hechas de bajo, piano y batería, y también de guitarra y saxo, en algunas de ellas.

Después de un par de semanas de escucha, tiramos un par de preguntas, como monedazos. Los buenos entrevistados suelen mejorarlas con respuestas breves. Es el caso. A ver Milton:

-El Gracias de un músico a pocas horas de la presentación de su último disco puede ser interminable. ¿Cómo son tus agradecimientos?

-Le digo gracias a personas concretas, por gestos concretos, por compartir tiempo y proyectos concretos, por patearnos para adelante. Pero también digo gracias abstractos, como mantras íntimos y silenciosos.

Gracias

 

-Aún no sabemos cómo definir ese dejarse estar mirando videos que amigos músicos publican en su Facebook. El mundial de Rusia nos puede agarrar mirando las cosas que subís a tu muro, y los comentarios. ¿Usadas para esto, las redes sociales se parecen bastante al mejor invento del mundo? ¿Qué te parece todo esto?

-En algún momento, hubo que aprender a hablarse a través de un tubito de plástico duro, sin poder verse las caras. Ahora estamos aprendiendo a no vernos ni oírnos. A sonreírnos con paréntesis, a gritarnos con mayúsculas, a amarnos en 140 caracteres. Pero lo lindo es esa cosa anárquica, que como dice un amigazo, es como «andar a los gritos por la calle». Sé que mi vecino de la otra cuadra está solo y triste acá en este mundo abandonado, y yo también, y todavía ninguno hace un gesto de invitar un porrón, pero ahora, al menos, ambos lo sabemos.

-Hay un video que, al revés, evidencia el mal uso de las redes. Revela el secreto de uno de los trucos más hermosos de René Lavand. “El lentidigitador” es un homenaje a ese viejo único. ¿La música del tema nació pensando en él? La intro es puro misterio. ¡Es como la ceja levantada del mago!

-La magia de René (a pesar de que no le gusta llamarse mago), la verdadera magia de René Lavand, no está en el truco, en el instante furtivo en que su infinitamente veloz mano izquierda le hace un caño al ojo. La magia de René Lavand está en su palabra, en los huevos con los que hace las cosas, y dice esas historias. En la capacidad que tiene de hacernos creer y no dudar del misterio, de la magia, aún sabiendo del engaño. Al que le sacó la ficha le digo: Nunca te va a salir, estúpido… Sos un robot analizando un gol del Diego, o un solo de Coltrane…  Seguila chupando.

El Lentidigitador

 

-Varios de los que puedan llegar a leer la nota saben del bajo por su sonido y no mucho más. Vamos a aprender un poco. ¿Para qué sirve cada una de las cinco perillas que tiene tu bajo? ¿Por qué elegiste un bajo de cinco cuerdas y no uno de cuatro o de seis?

-Las perillas son: low, mid-low/mid-high, high, balance y volumen/on-off de un preamp Bartolini, con cuerdas D’Addario flats y pasadas por un ampli Gallien Krueger. No-se-puede-hacer-más-lento. Tiene cinco cuerdas porque me gustan los sonidos graves.

-¿“Halcón infinitivo” está dedicado al vuelo incesante de un músico que queremos muchísimo?

-No. Está dedicado a Stephen Hawking. Porque toda su existencia es una oda a la imaginación.

-Mirá vos. Nos comimos el amague. ¿Qué te pasa cuando pasás por Cañada y San Juan? ¿Te pasa de andar cabeceando? No vaya a ser cosa que aparezca ese gordo mostro… No sé, decime algo.

-Me pasa de caminar mirando la vereda, cabeza gacha, y no poder levantar la frente de la vergüenza y de la culpa. Vimos un niño dormir en la calle durante más de quince años, lo vimos convertirse en adulto, lo vimos marchar por luchas ajenas (como si no tuviera una lucha propia), y no hicimos nada… Lo vimos no ir a la escuela, lo vimos enfermarse, lo vimos morir, lo vimos no tener un trabajo y una casa, lo vimos morir de una infección, como en el siglo XV. La seguimos viendo a la madre… Y ninguno hizo nada… Ahora no lo vemos más, y seguimos sin ver a los otros.

Gordo José

 

-¿Por qué quedó afuera “Vuelos”?

-La pregunta correcta es ¿Por qué grabaste «Vuelos»? La grabamos porque nos sobró tiempo, y porque me encanta la canción.

Vuelos

 

-¿Me creés si te digo que conté las botellas y damajuanas incrustadas en la pared de Cocina de Culturas? Otro día te digo cuántas hay.

-El monitor de mi PC tiene 1.296.000 pixeles. En el rincón inferior izquierdo, hay uno negro, que nunca cambia de color.

-Hay un viejo maestro en barrio Colón, González creo, que te arregla la bici y si le tirás unos mangos te la cambia por una así media con una lavada de cara, se podría decir que un poco mejor. ¿Quirquincho tenía bicicletería? ¿Vivía de eso o las arreglaba de onda?

-Don Quirquincho Gómez soñó toda la vida con una ferretería y/o bicicletería, que según él iban a ser fuente inacabable de riquezas y felicidad. En los últimos años armó artefactos mutantes, sin frenos, con ruedas desparejas de distintos colores, manubrios torcidos, bocinas sordas y asientos incómodos. Obras de arte invaluables.

Quirquincho

 

-¿Qué te pasó la primera vez que leíste a Zizek? ¿Te quedaron doliendo?

-Nunca leí a Zizek. Me parecen indivisibles sus pensamientos de su forma convulsa y obsesiva de hablar.

-Hay un “Poldoro Sianturi” que vive en Dolokksangull, Indonesia. Le gusta Bruce Lee y los anteojos de sol. ¡Posta! ¡Seguro que pensaste en él para el tema del disco y nos querés hacer creer otra cosa! ¿Qué es esa otra cosa?

Poldoro es un gato amarillo, cabezón, zorro viejo, tránsfuga, nocturno y callejero. Tiene todas las orejas ajeadas de batallas que prometían de botín algún efímero encuentro sexual. Igualito al dueño.

“Vidala en Verde” podría celebrar ese túnel botánico que da al corazón de una manzana de Alberdi donde vive un bajista que juega de minotauro mediocampista con gol. El solo de Rodhes tiene un defecto: el sonido te persigue. Cerrás todo, te vas de tu casa, corrés un par de cuadras, doblás abruptamente en una esquina, te volvés un segundo para espiar si viene y cuando el alivio te completa el giro para seguir, el Rodhes te aplasta la nariz. ¿Cómo cayó ese demonio al tema?

-¿El Rhodes? Nada, pagando por su alquiler como cada puta cosa de la vida. La vidala llego así: caminando, grooveando, y tratando de pensar como sería una Second Line en 3/4.

Vidala en verde

 

-Esta es la parte polémica de la entrevista. ¡Tiremos un par de bombas así salís en los programas de chimentos! ¿Qué pensás de los músicos que te acompañan? La verdad. ¿Son todos medios sordos no? El Ramírez ese de la batería, mmm… ¿Y Barroso? ¿Y Dellavedova? ¿Y Acuña? ¿De dónde sacaste estos tipos? Con tanta gente de bien…

Keith Jarrett en un momento afirmaba que tenía el mejor trío del mundo (que por otro lado es 102% una verdad irrefutable), lógicamente porque él tocaba ahí. Yo te digo que tengo el mejor grupo del mundo, porque me dejan tocar con ellos. Ramírez es el peor cebador de mates del mundo. Barroso es un inútil total cuando hace falta enojarse.

“Mama, I Hear Dead People”“Dead People Playing»… Ahora el hexagrama que da más miedo… ¡Sos oscuro Milton eh! Pero si no fuera por esa bruma incruenta con orejas felinas, la estética de «64…» pasaría caminando el desafío de la blancura. Contate algo de la muerte y del arte de tapa. Así como quieras.

– «Horizonte de hielo,
Disfraz que oculta
la primavera.»
A. G. Cosía

-Un amigo sostiene que el I Ching es adictivo. Otro viejo que empieza con Jorge Luis y no se termina nunca porque, como leí por ahí, “nada se termina” dice saber “de un libro mágico de hexagramas que marca los sesenta y cuatro rumbos de nuestra suerte de vigilia y sueño”, y exclama: “¡Cuánta invención para poblar el ocio!” A los cuentos de otra bestia, fanática de Charlie Parker, le rascás los párrafos con la uña del meñique y florecen mutaciones imparables. Hay discos que mejoran todo porque las letras nos hacen ir y venir entre la música y la literatura. Tu disco genera lo mismo con temas instrumentales. Hay que ser lindo. Contate algo de cómo apareció el I Ching en esa cresta con canas.

-Apareció de mariconear. Del vértigo por el futuro, y la estupidez de añorar. Pero para sorpresa de este maricón, resultó ser un detonante creativo, atiborrado de poesía e imágenes inspiradoras, de yuyos contra el ego, brújulas para el equilibrio, y lupas para la miopía espiritual.

-¿Qué es la música Milton? ¿Qué carajo es todo eso?

-No tengo puta idea.

-¿Qué va a pasar el viernes? ¿Tiraste las monedas?

-No sé. Pero va a ser intenso. Le agradezco a la vida misma no saber qué va a pasar, nunca.

Agendá:

Milton Arias presenta «64. Antes del fin». 

Viernes 11 de julio – 22.30 horas. 

Cocina de Cuturas – Julio A. Roca 491. 

Entrada: $60. Promoción: Entrada + Disco: $100.