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Entrevista a Gastón Testa

27-11-2012 / Agenda, Entrevistas
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Este jueves 29 de noviembre, a las 22hs en Cocina de Culturas, el músico presenta “Amaría a María”, su primer disco. Con el placer que supone hablar de canciones excelentes, compartimos fragmentos de una charlita bajo la parra de su casa.


Entrevista a Gastón Testa

Por | redaccion351@gmail.com

Video: Mariano Salinas

En una de tantas juntadas, no es posible recordar en qué casa, o si fue por chat, por teléfono, o en una mesa de La Fábrica, Mariano Salinas dijo: “¿Che por qué no hacemos algo con los músicos de acá? Vos hacés las entrevistas, yo filmo, edito y después publicamos el material en Redacción 351 y a nosotros también nos queda el material.” Del otro lado se escuchó “¡Matanga! ¿Cuándo arrancamos?”; “Bueno, ¿con quién te parece que podemos empezar? preguntó Salinas, de lindo que es nomás, considerando que después tendría que hacer casi todo. “¡Con Gastón Testa! Sacó un disco que está impecable.”

¿Por qué Gastón Testa? ¿Porque viene de antes? ¿De un pasado más o menos común, más o menos reciente? ¿De Introducción a la Carrera de Comunicación Social? ¿De Psicología y Comunicación y la banda de San Cristóbal? ¿De Teoría del conocimiento y lógica? ¿De Sociología, de las pancartas? ¿De Historia Argentina, asados, Economía y fulbitos? ¿De Semiótica, guitarreadas, Lingüística y ciclos de cine? ¿De Derecho de la Información y discusiones peliagudas? ¿De Antropología, marchas, Movimientos Estéticos, talleres estrafalarios y Teorías de la Comunicación? ¿De Epistemología, clases abiertas, Documentación Periodística y plenarios? ¿De La Arcilla y Producción Periodística? ¿De Estadísticas y la Secretaría de Apuntes? ¿De las elecciones ganadas y El Ancla? ¿De asambleas y la música de siempre?

Sí pero no, porque además de venir de antes, viene de ahora. De la música de ahora. De su música. De su disco.

Escuchá los temas de «Amaría a María»

 

El mismo viento sur que le afinó de chango los estribos, yunques y martillos para reproducir melodías más rápido que inmediatamente, el mismo que le arremolinó la barba y la pelambre en los bosques de la Escuelita, le puso en fuga un corazón mortal con varias eres. Otros miran el techo con la luz apagada; caminan y rompen los bolsillos con las uñas; dejan secar los cactus; abarrotan botiquines; suman llantos al poema de Girondo; viajan donde tampoco hay paz. Por alguna de estas u otras cumbres borrascosas habrá transitado el Señor Testa. Pero a diferencia del común, el resultado cambió una línea sublime de Expósito: Después de aprender a sufrir, el “tecludo”, amó, después partió o dejó partir, pero en lugar de andar al fin sin pensamiento, se mandó unas canciones que, después de gustarnos muchísimo, nos ponen en una situación de egoísmo innecesario.

Si desconfiáramos del talento como palo de amasar, o por qué no como pastalinda del oficio, tendríamos que desear nuevos amores inclementes para Gastón, historias que no dejen de tramarle escalones en ascenso hacia el paroxismo de la felicidad, y que el penúltimo escalón se convierta, dramático, en un trampolín que nos encuentre a todos empujándolo al mismo infierno del techo apagado, germen de un nuevo disco, para nuestro regocijo. Pero “Amaría a María”, su primer gran redondel, nos excusa de tamaña impiedad.

Las canciones de Testa empiezan más o menos por acá en este punto redondo que, según las referencias, significa “entre veinticinco y cincuenta mil buenas canciones escuchadas”. Años de transitar sin gps dieron con paisajes inesperados; curvas y contracurvas ideales para florear esos cabellos que flamean entre tanta precariedad capilar de amigos con plazas peladas y árboles secos sobre las cejas.

En cada canción, donde podríamos esperar estribillos como paseos domingueros de pueblo frente a la iglesia, el banco y la municipalidad, sobrevienen volantazos que nos obligan a recalcular. Cada introducción promete un almacén de ramos generales, donde la posibilidad de adivinar armonías corre pareja a la de adivinar la lista de las compras de la doña que tenemos adelante. Sí pidió una prepizza, va a pedir queso, jamón y aceitunas. Incorrecto: si la doña es Testa, puede llegar a pedir almendras, esencia de vainilla y una escoba para barrer incautos.

En las letras, las voces que aparecen sacan turno para amar y odiar a María. Es una aparición que se desparrama como una arena leve, diría Roberto Jesús. Nos toma las manos y se esfuma. Donde la poesía eligió la primera persona, el amor es pura distancia. En segunda, los versos la traen, la saludan, le dicen cosas lindas, o tremendas, cosas que se dicen cuando se está así, translúcido de tanto dolor. En tercera, allá va otra vez, remota.

En toda esta aventura, Gastón no deja de mencionar a José Luis Berrone, copiloto invalorable. Las imágenes de la gráfica del disco fueron confiadas a Hernán Capelletti, quien se dejó llevar por una historia que, de tan bien contada, no pudo más que embellecerse también desde los trazos. Pablo «Chicho» Granja, desde su estudio 1961, aportó su generosidad y buen gusto.

De todo esto, y de la emoción que supone presentar canciones propias a un público que le demuestra que lo quiere a los abrazos largos, hablamos con Gastón, bajo la parra de su casa, un atardecer de estos.

Mirá la entrevista

Con la noche filtrándose entre los los racimos, aparecieron unas rimas que merecieron desenfundar nuevamente la cámara.

Mirá la historia de María

 

Antes de irnos a la Casona Municipal, a un encuentro de poetas amigos, “vengan que les voy a mostrar lo que me pude comprar”. Se abrió la caja de pandora y apareció un Nord flamante. Teclas nuevas para la presentación del disco. Y para la música de mañana.

 

Gastón Testa en concierto

Jueves 29 de noviembre – 22.00hs.

Cocina de Culturas – Av. Julio A. Roca 491.

Entradas: $40 en las boleterías de la Sala. 

Reservas al: 0351 486 2689

Disco disponible en Edén. Obispo Trejo y Deán Funes.