Entre pistas.

Entrevista a Fabricio Morás

22-12-2014 / Entrevistas
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Después de numerosos proyectos y trabajos de notable creatividad, se viene un disco para celebrar de antemano. Compartimos una charla con su autor.


Entrevista a Fabricio Morás

Por | redaccion351@gmail.com

Entre Fabricio Morás y el grabador, una picada y un par de cervezas. Hay varias cosas para conversar, en medio de la producción de un trabajo importante. Veamos.

¿Cómo estás viviendo la grabación?

Estoy muy contento. Arranqué el martes 11 de noviembre. Ya tengo las bases grabadas. Hice todo en mi casa, las maquetas, las violas, los bajos, las baterías, las voces, para cuando estuviera en el estudio saber exactamente qué vamos a grabar. Pero no quiero una bata programada. Un batero toca mejor que yo… Seba (Teves) está grabando los bajos, Ema (Borgna) la batería, y yo las guitarras. Estoy re contento. El primer golpe de batería ya hizo que el disco sonara diez veces más de lo que iba a sonar.

¿Estás grabando en Liverpool?

Sí. Estoy usando el estudio en todos los momentos que podemos acordar.  No está claro cuándo voy a terminar de grabar, pero supongo que a fin de año. Y después, para la mezcla y masterización, posiblemente con Rubén Ordóñez, que está trabajando muy bien. Tengo que tener bien en cuenta el tema de la plata, para aprovechar bien el tiempo.

¿Sabés cuántas canciones vas a grabar?

Sí, son doce canciones y una instrumental.

¿Ya tenés el nombre del disco?

Seguramente se va llamar “Ruido como antes”. Así se llama también un tema que ya grabé en el disco “Dividirse”. De alguna forma tiene que ver con que mi historia de discos es como una escuela muy larga.

¿Lo que va a aparecer en el disco fue compuesto recientemente?

Mitad y mitad. Hay un tema muy viejo que se llama “Suspensión”. Está la de Pescado, la de Sur Oculto y esta otra. Son tres suspensiones que no tienen nada que ver una con la otra, ni siquiera las dos mías.

Una versión de Suspensión

 

¿Escuchás lo que está sonando hasta ahora?

Tengo las maquetas en el teléfono. Lo vengo escuchando. Está bueno. Me gusta.

¿Cómo viene la mano con la financiación?

Tengo para pagar hasta la grabación. Me gustaría saber sobre financiamiento colectivo. Tengo que informarme. Igual, hace poco participé de un ciclo de charlas sobre producción. Me quedó claro que si uno hace los trámites que tiene que hacer, finalmente no sale tan caro hacer un disco porque te vuelve un porcentaje importante del costo. No quiero perder tiempo. Voy a averiguar bien, y hacer todo lo que tenga que hacer para poder sacar el disco.

¿Pensaste en alguien para el arte de tapa?

Creo que va a ser Ale Leonelli. Es el que hace las tapas de Pez. Le pasé los temas y quedó muy entusiasmado.

¿Escuchaste el último disco de Pez?

Está tremendo, es muy distinto me parece. Si bien es un nuevo disco de canciones, es como más colgado. Está re bien grabado.

Dividirse

 

¿Cómo viviste tu último recital con Sur Oculto?

Estuvo tremendo. Fue la primera vez que vi a la banda. Es la mejor banda del país y no sé si del mundo. Con o sin mí, es la mejor banda del país.

¿Cuando estabas en Sur Oculto, necesitabas que viniera alguien a decirte que eran los mejores?

Te pone incómodo eso. Nunca te das cuenta. Sabés que está bueno porque te gusta a vos y a la gente. Con eso alcanza. ¿Quién siente la necesidad de ir a decirle a otra persona que su banda es la mejor? Estás contento por la reacción de la gente en vivo, pero cuando te vienen a decir esas cosas es medio raro.

Bueno, si por ahí lo dice Alfredo Rosso está bueno.

Rosso está en un nivel que le permite decir lo que quiera. De repente puede decir “a mí no me gusta más la música argentina…” Puede decirlo y ya está. Y todo el mundo puede decir “Y claro… Tiene razón…” ¿Qué van a decir? Nadie tiene más pruebas que él para decir otra cosa.

Igual, más que por la gente de los medios, pensaba en quienes tenés cerca y respetás porque los conocés desde hace mucho tiempo… Tu amigos melómanos.

Esos generalmente no vienen y te dicen que “sos la mejor banda”. Te dicen “che está buenísimo lo que hacen”. Y con eso alcanza. Y ves que están ahí, que cuando tocás te van a ver. Es un problema ese. La gente en Córdoba no va a ver bandas. Poca gente escucha música de verdad o va a ver bandas de verdad. Poca gente tiene en su casa discos de bandas de Córdoba. Pocos músicos de Córdoba tienen discos de músicos de Córdoba. Pocos músicos de Córdoba van a ver bandas de Córdoba. Si nunca te van a ver y después te los cruzás y te dicen “Che, ustedes son los mejores…”, Ya es sospechoso. La figura del adulador gratuito no hace falta.

¿Cómo surgió Andrés Arias como tu reemplazante en Sur Oculto?

En enero de este año, cuando le dije al Seba que hacía las fechas que quedaban y no tocaba más, ya había pensado en Andrés (Arias). No había muchas opciones. Lo conocíamos los dos. Había tocado en Tórax. Es inteligente, buen músico. Era la opción. El Seba tenía miedo de que no hubiera onda, pero en el primero ensayo se resolvió todo.

¿Cómo ves a Sur Oculto ahora?

Está laburando bien. Supongo que tiene que ver con que yo me fui, con crisis consecutivas que hicieron que ahora la banda tenga que laburar mejor. Antes, posiblemente, no hacíamos bien las cosas e igual la banda funcionaba, crecía. Cada vez que yo miraba un poquito para atrás estábamos mejor. Manejándonos de la misma forma, siendo igual de salames, todo lo que quieras, pero haciendo buena música y creciendo por fuerza propia, más el patadón que nos pegó el Fer Caballero, para adelante. No éramos unos pelotudos porque no nos vendíamos; estábamos haciendo lo que teníamos que hacer: música y más música.

La primera vez que hablé con ustedes pensé “a estos pibes la industria bien gracias”.

La industria no está hecha para bandas como Sur Oculto. Es la excepción a la regla que a la gente le guste, que vaya a ver una banda instrumental, sin guitarra, que no debería tener contacto popular, y sin embargo a la gente le gusta. Cuando empezamos, la banda no tenía nada que ver con la de ahora. Es lo mismo que dice el Seba en todas las entrevistas, desde el 2000. Tocábamos en una peña folclórica y a la gente le gustaba. Mal que mal decían “che, nunca escuché esto, está buenísimo…” Tocábamos en una fiesta de la Facultad de Artes Plásticas y la gente “¡Eeeeh!!!” Un delirio… Tocábamos en un festival punk y a todos les gustaba. Eso nos daba la certeza de que lo que teníamos que hacer era tocar, nada más… Hay otras cosas que hacer, todo el mundo lo sabe, ¿no?

Hacer los trámites.

Tenés que hacer los trámites en SADAIC, en AADI CAPIF.

Es loco que Sur Oculto haya tenido mucha más trascendencia. Si hoy escucho lo que haya por Internet de Barro, también me parte la cabeza…

No sé por qué puede pasar eso. Tiene que ver con los integrantes seguramente. El Seba es una parte muy atractiva de Sur Oculto y toca el bajo como la reconcha de la lora. Todos los bateros que tuvimos fueron distintos pero todos eran igual de destacables. El Pablo Dalmasso dejó de tocar la batería hace años. Pero en 2012 hicimos una juntada en Club R, un festejo. Tocamos todas las formaciones, y el Pablo, que no había tocado una bata en cinco años, se sentó y tocó mejor que antes.  Después entró el Pablo González. Al Pablo se le ocurría cualquier cosa y lo tocaba, lo que se le cruzara por la cabeza. Un marciano total. Pero un marciano absolutamente marciano, el mejor baterista del país. Después el Agus Romanelli, que tenía más rock que ningún baterista que hayamos tenido nunca, sumamente firme, con una memoria tremenda. Sacó un montón de temas complicados que eran de Pablo. Y el Ema Borgna, que es como la conjunción de todos los bateristas anteriores. Estéticamente los abarca. Tiene la parte funk que por ahí le faltaba al Agus, puede tocar cosas difíciles como el Pablo González y tiene la onda rockera de los noventa del Pablo Dalmasso. En Sur Oculto, las crisis siempre fueron positivas, no paralizaban el proyecto.

¿Era más complicado tocar con Sur Oculto que con tus otros proyectos?

Para mí era mucho más complicado tocar en Sur Oculto que en cualquier otro lado. Físicamente, tenía que acarrear dos teclados, equipos… Con las otras bandas cargaba la mochila y la guitarra y me iba a tocar, o ensayaban en mi casa.

La mayoría de quienes te conocen te asocian con Sur Oculto, y en el tiempo real de tu día a día, seguramente le dabas la misma cantidad de horas a todos los proyectos en donde andabas.

Hay una frasecita, una respuesta stándard, que pinta un poco a los músicos, “No puedo, tengo ensayo”. Mi vida era: “No puedo, tengo ensayo”. Y era una respuesta de una banda a la otra. “Che, Fabri, ¿podemos ensayar el martes a las doce?”; “No puedo, tengo ensayo con tal…” Y estaba todo bien, pero también todo era muy diluido.

¿Es posible pensar que estabas más tiempo con las guitarras que con los teclados?

Capaz, porque los teclados estaban en la sala de ensayo.

¿Compusiste algo con la viola que después pasaste a las teclas para Sur Oculto?

No. Con Sur Oculto casi nadie componía nada. Por ejemplo, ahora están tocando un tema que no hacíamos hace mucho, que se llama “Quemazón”. Me acuerdo, yo tenía, desde mi casa, una hora, hora y media de colectivo para llegar a la casa de los Dalmasso. Un día me fui tarareando una idea. Cuando llegué, me puse a tocar más o menos lo que se me había ocurrido. Llegó el Pablo, después el Seba y le empezamos a dar vueltas sobre eso. Eso era componer. Una pequeña idea que tocábamos todos hasta que se desarrollaba. No me ponía a tocar en mi casa para Sur Oculto. Para las otras bandas tampoco me ponía, pero agarraba la guitarra, ponía dos acordes y ya podías hacer algo.

¿Qué apareció primero en tu vida? ¿La guitarra o el teclado?

Los dos instrumentos al mismo tiempo. Fui a estudiar piano un octubre, en Santa Fe, con una profesora, una señora grande que te enseña a leer partituras y demás. Ese fin de año, creo que fue el ’94, me vine de vacaciones a Córdoba. Mi primo Gustavo había empezado a estudiar guitarra así que me enseñó. Me dijo “las notas son tales y van por semitono… Bueno, ya sabés todas las notas de la guitarra.” Después agarré un librito de Pink Floyd que le fotocopié a un compañero, al hermano del Facu Rotela, el guitarrista de Claravox. O sea el Camilo Rotela. Me hice una guitarra de madera con hilos para aprender a poner los dedos. Cuando agarré una guitarra de verdad, ya sabía tocarla. Al mismo tiempo estudiaba piano. Después me regalaron una guitarra. Como la profesora vio que tenía oído, me daba clases de piano, y casi a escondidas, clases de guitarra.

¿Los temas que estás grabando ahora nacieron de la guitarra?

Sí, casi todos. Los temas que suenan más incidentales salieron del piano. Por ejemplo “Infradiano” de Sur Oculto nació del piano, esos temas que son así medio de películas nacieron así.

¿Hay alguna variación de tu estado de ánimo que te lleve más a un instrumento o a otro?

No, el estado de ánimo está más relacionado con lo que llegues a tocar, pero no con el instrumento. Es más fácil agarrar una guitarra, porque te la encontrás en cualquier lado; además hacés un par de cosas y ya tenés algo. En el piano tenés que pensar un poco más qué vas a tocar.

¿Por qué?

Porque en la guitarra tenés algo así como dibujos. Mucha gente que no tiene idea de música puede tocar la guitarra y componer combinando dibujos, que están normalmente relacionados. Y distintas combinaciones de esos dibujos, que son infinitas, hacen canciones. En el piano no tenés dibujos, tenés notas, tenés que combinarlas para que funcione un acorde. En la guitarra podés hacer acordes de entrada sin saber qué estás haciendo. En el piano querés hacer un acorde y tenés que saber qué nota tenés que apretar. Del piano pueden salir cosas más melódicas porque cada movimiento es una decisión que genera algo. En la guitarra podés hacer pocos movimientos.

Siempre pensé, con algún temor innecesario, que la música algún día se puede terminar, que las combinaciones algún día se van a acabar. Agarrás cualquier melodía o riff de una canción, te gusta, es una belleza, pero esa combinación, que antes no existía y ahora sí, es una menos.

No creo que se acaben las combinaciones. Tal vez se acaben las canciones, pero no la música. Yo creo que las ideas son infinitas. Vos a lo mejor estás pensando en la notación musical. La música no se acaba en las combinaciones posibles de doce notas. En la música dodecafónica podés encontrar melodías que te dan la pauta de que es infinita. No tenés un centro tonal, por ejemplo. Ahí tenés unos seis millones de años de combinaciones.

Listo, estamos salvados.

Es que la música y la apreciación de la música tiene que ver con la cultura. Si las ideas son infinitas, la música es infinita. Hay música oriental por ejemplo, donde tenés cuartos de tonos. Tenés dos divisiones más por nota. Vos lo escuchás y te parece que está desafinado, decís que es horrible, pero entre un punto y otro, tenés infinitos puntos…

Bueno, tu descripción en Sound Cloud dice que entre muchas cosas, que tenés ocho discos como solista.

Más o menos. Hay seis de música experimental digamos. El Luis Obeid me prestó una Tascam de cuatro canales con el que grabé cuatro discos entre el 2003 y el 2004. El primero se llama “Vacas resignadas”, del 2003. La tapa es de una foto que encontré tirada en la calle y la scaneé. El segundo es “Casa 6 B”. Son pequeñas cositas hechas con la guitarra, decoradas con sonidos de objetos de mi casa. Otro se llama “Círculos”, que también es como música electroacústica. Después está “Tanciones”, que se parece más a un disco de canciones pero sin letra, sólo con melodías cantadas. Después, uno que se llama “Dividirse”, que es más experimental, más rockero, donde grabé los instrumentos para que sonara como una banda. Después, “Esperando eventos sobrenaturales”, que ya es un disco de canciones. Y me falta “Vocales-Centrífugos”, que es anterior. Y tengo como veinticinco canciones de Lennon grabadas, pero no las considero como un disco.

¿Hay algo en soporte físico?

Las primeras cosas las puse en discos físicos y las llevé a algunos lugares. Están por ahí en mp3. Lo que pasa que en ese momento no tenía computadora. Los cassetes con las pistas grabadas siguen estando por ahí.

Esperando eventos sobrenaturales

 

Después viene Uma.

Uma es la banda que más canciones tiene. Hay como cincuenta. Christian (Inostrosa) y yo somos los únicos que las sabemos. Los bateristas fueron cambiando. Hay un disco que se llama “Uma”; el otro es “Ultra dúo” y por último un EP, donde Pablo Corradini grabó la batería. Uma era una banda que componía muchísimo, que ensayaba un montón, que tocaba poco y que no escuchaba nadie.

¡Pasa que no hay nada para escuchar en formato físico o nunca hubo una presentación oficial de todos esos discos! 

¿Pero cómo hacés para que tus amigos te vayan a ver en los seis proyectos que tenés? Intentamos encauzar esas cosas durante años y años hasta que no se encausaron… Cuando decidí no hacer más nada me fui. Barro sigue sonando. Con el tiempo fue mutando. Cuando yo estuve éramos dos guitarras y batería. Hay Eps dando vueltas. Igual es difícil si no tenés un dinero. Y una vez que grabás algo tenés tantos conflictos para hacer las cosas, porque no tenés plata, porque no tenés auto, no tenés lugares dónde tocar, no tenés buenos instrumentos. El único que sabía grabar era yo, pero teníamos que ir a un lugar a grabar. Grabamos en lo del “Chinchu”, en Liverpool. Hicimos un EP que te parte la cabeza y antes hicimos un disco que grabamos con dos minidisc y mi compu, cuatro canales. Ese primer disco es tremendo, es como un EP grande. Ahí toco las teclas y las violas, Gustavo (Barrera) toca las violas y la batería. Todo está en Grooveshark.

¿Mientras pasó todo eso seguiste estudiando?

En realidad, después de los primeros años de piano, yo no seguí estudiando. Mis estudios fueron tocar con Sur Oculto y con otros músicos todo el tiempo. No paré de tocar nunca. En un momento me di cuenta de que era músico y ahí dejé de estudiar Psicología. Hice hasta cuarto año. Yo creía que era otra cosa, que era un estudiante, una persona que iba a trabajar de otra cosa. En un momento me di cuenta de que no, pero mucho después de andar tocando. Y cosas como las canciones de Lennon me sirvieron para estudiar realmente cómo se hacen canciones. Yo puedo tocar el piano con Sur Oculto y nada más. No puedo tocar el piano en la banda de un tipo que necesita un pianista. No soy un pianista, no sé tocar el piano. Yo sé tocar lo que aprendí ahí, sé leer más o menos partituras y tengo ideas musicales, hasta ahí estamos de acuerdo; pero a la hora de tocar técnicamente un piano, tengo un montón de problemas. Mi estudio fue otro: tocar con mi lenguaje de tecladista.

Pará. ¿Vos me querés decir que no podés tocar una canción de otro? ¡No me jodas!

Mirá, recién ahora quizás te puedo tocar una canción conocida en el piano. Por ejemplo, como ejecutante de la guitarra puedo tocar más cosas que tocan los guitarristas que como ejecutante del piano, cosas de pianistas. En el piano estoy muy limitado a mi propio lenguaje.

Ahora, ese lenguaje tuvo su casi total expresión en Sur Oculto. ¿Qué pasa cuando ves a otro pianista seguir de algún modo ese lenguaje?

El Andrés (Arias) me decía el otro día que muchas cosas que él hacía iban por ese lado. Como que tenía una intención de ese lenguaje, pero además maneja un montón de otros lenguajes que son suyos. En cambio yo manejo sólo ese.  Si Sur Oculto llega a sonar distinto, es por la personalidad de Andrés, y eso está buenísimo. Además tiene un piano que es mejor que el mío.

¿Tenés otras actividades además de la música?

Sí, doy clases de guitarra y de piano, tengo un par de alumnos.Por otra parte, tomo clases de canto con el Lucas Heredia, y como me gusta mucho dibujar y pintar, tengo un proyecto con mi pareja, hacemos una línea propia de diseño en objetos de decoración de vidrio, en el que nos va muy bien.

¿Te gusta la docencia?

No mucho, la verdad.

¿Cómo te llevás con las letras? ¿Sos de leer mucho?

Era de leer mucho. Después me colgué. Nunca me compré libros; me compré instrumentos. Apareció la computadora. Leí libros en la compu. Soy de las personas que si agarra un libro, me siento y recién me levanto cuando lo terminé. No lo puedo dejar.

¿Qué leíste con más vehemencia?

Leí todo Cortázar muchas veces, desde los poemas hasta las novelas, pasando por los cuentos. Lo último que leí es un libro sobre mezcla de sonidos. Iba por el capítulo seis y tuve que parar porque ya no estaba entendiendo nada. Es muy complejo.

Te pregunto por el correlato con la complejidad de tus letras.

Me gusta pasar momentos en soledad y me gusta mucho leer. En la facultad me leí las obras completas de Freud, están buenísimas, pero hubiera preferido leer literatura. Perdí un poco el hábito de leer. El otro día mi novia estaba con Bukowsky y me enganché. Me llevo muy bien con las letras, pero las tengo medio abandonadas. En una época escribí mucho, sobre todo poesía en prosa. No me sale escribir historias. Una vez gané un concurso, era un cuento, supongo que debe haber sido un robo a un montón de cosas y a letras de Pink Floyd.

¿Te interesan las letras de las canciones de otros?

Estoy muy atento. Por ahí me pongo a escuchar canciones en inglés, y a lo mejor no escuché bien, hice una interpretación que por ahí es errónea, y esa historia que me armé termina en alguna canción mía.

¿Te pasó de descartar una letra para una música, o al revés?

La mayoría de las veces estoy tarareando algo y sale una palabra, un verso, algo que parece que ya estaba ahí, y eso va haciendo salir el resto. A veces sale una estrofa entera de una sola vez, junto con la música. Tengo canciones que aún no tienen letra pero tienen el tarareo donde irían los versos. No suelo ponerme a escribir al azar. Cuando me pongo a escribir, porque quiero ponerle la letra a una canción, poca veces me la reboto.

¿Qué músicos de Córdoba te gustan?

Hay bandas que me gustan. Me gusta Hijo de la tormenta. Los Bardo Guanaco.

¿Y de canciones? Pueden ser de acá o de cualquier lado del país.

Flopa. Nadie hace las canciones que hace ella. Son súper auténticas, con una poesía aplastante, y te emociona. Es como una puñalada al corazón. Ariel Minimal es genial también.

¿Qué es lo que menos te gusta de lo que viene pasando?

Por ahí hay un poco de falta de autenticidad. Me jode un poco por ahí la necesidad de sacar ventaja, de querer tomar lo mejor en cualquier circunstancia. Por ahí tenés a los que te rodean en vilo, hasta que en el último momento se destaca una mejor opción, y tomás la mejor opción, en vez de jugarte por lo que querés hacer y listo. Yo quiero hacer esto, no me importa cuál es la mejor opción. Eso es muy claro, muy directo. Por ahí veo gente que está siempre intentando hacer que todo sea lo más ventajoso posible. Desde con quién te relacionás, que es lo más terrible de todo, es caretearla, hasta cualquier cosa. Pero de cualquier forma, me interesa lo que estoy haciendo.

Mientras pasa todo esto, ¿te van saliendo temas nuevos?

Cuando llevé las maquetas al estudio seleccionamos doce, pero ya tenía diecisiete. Hoy ya tengo veintitrés. Más algunos temas viejos, tengo dos o tres discos más para hacer, con ideas que se pueden transformar fácilmente en canciones.

¿Qué te pasa cuando estás en el estudio?

Me gusta más que tocar en vivo. Grabar, editar, mezclar, todo eso.

¿Te pondrías a producir?

No sé producir. Sé qué hacer con mis propias ideas. Seba es un buen productor. Escucha buenas ideas y sabe qué hacer con esas ideas para mejorarlas. Yo escucho lo mismo y se me ocurre cómo podría mejorarlo pero para llevarlo a mi estilo, para mis ideas. No tengo capacidad para mejorar cosas de otros, tengo capacidad para inventar. Si terminan bien, fue porque me guió el instinto. Si tuviera un estudio para mí y no tuviera que salir a buscar plata para comer, creo que sacaría un disco cada dos meses.

La última. ¿Tenés un plazo en la cabeza para este trabajo?

Antes de mayo quiero tener el disco, si no en la calle, en mis manos.