Por Mariano Apaolaza | deportes@redaccion351.com
Fotos: Gentileza Día a Día
En la tarde del domingo y con una Boutique repleta con 17 mil personas, Talleres se preparaba para su debut como local ante Gimnasia y Tiro de Salta.
Llegó la hora del partido y parecía que el envión anímico que el matador tuvo en San Francisco todavía persistía. El equipo de Sialle comenzó llevándose por delante a su rival. Carabajal estaba imparable por el sector derecho y daba la sensación de que el gol llegaría pronto. Pero no fue así.
Con el correr de los minutos, el partido demostraba que esos intentos del equipo albiazul sólo eran producto de empuje y corazón. De fútbol, juego, táctica, poco y nada. La única situación clara la protagonizó Carabajal, que luego de un doble enganche, tiró un centro para Becica, pero el cabezazo salió al lado del palo.
Y no es exagerado decir que esa fue la única para la “T”. El resto de las jugadas fueron para Gimnasia, que si bien planteó un partido de contragolpe, fue más inteligente y supo llevar preocupación al arco albiazul. Y allí empezó a surgir una de las figuras del partido: Diego Aguiar. Dos atajadas claves frente a Leandro Zárate (el “9” del albo) bastaron para que el primer tiempo se diluya en empate.
El complemento no fue muy diferente. Gimnasia volvió a tener una jugada clara de gol, pero Aguiar se jugó la vida y tapó el mano a mano. Esta acción le costó cara al arquero de la “T”, ya que debió irse remplazado por Leandro Requena, al sufrir una lesión en el ojo luego que la pelota impactara en su rostro.
Y salió una figura para que entre otra. El trabajo de Requena no fue para nada fácil. Un pelotazo de Zárate a quemarropa y un disparo de Vezzani que se coló al lado del palo hicieron que una lluvia de aplausos cayeran sobre el juvenil albiazul.
Ante la falta de respuesta, “Cacho” Sialle modificó el esquema de juego. Pasó de un 4-4-2 a un 4-3-3, con los ingresos de Olego por Becica y de Bottino por Klusener (lesionado). El equipo encontró en los recambios mayor juego y peligrosidad. Dos desbordes de Bottino que terminaron en remates por encima del travesaño y una jugada en la que Olego asistió a Villarreal, pero el volante no supo concluir.
El partido se extinguía. Parecía que ya no había más nada por ver y que los 5 minutos adicionados por el árbitro Mazzón serían más de lo mismo. Pero la más clara y polémica llegó al final. Centro de Chitzoff, pifie del central salteño Burgos y gol de Olego. O por lo menos la parcialidad albiazul lo gritó. Sin embargo, el juez de línea levantó la bandera convalidando un supuesto off-side de Olego, en el momento en que Chitzoff ejecutó el centro.
El banco de suplentes, la hinchada y un Sialle fuera de sí querían comerse al asistente. Mucha duda, mucha polémica. Minuto 95. Ya no quedaba más. El colegiado marcó el final del encuentro y Talleres no pudo conseguir un triunfo en su casa.
Igualmente, el equipo se fue aplaudido. La gente sabe que este equipo puede llegar lejos. Deberá mejorar la estacada final, el último toque. Esa es la deuda máxima del conjunto de barrio Jardín. Talleres quiere tener ofensividad pero no ataca, avanza. Y por ahora no le alcanza.
Lesionados. Para la siguiente fecha, contra Alumni de Villa María, el cuerpo médico albiazul evaluará la evolución de las lesiones de Diego Aguiar y de Gonzalo Klusener (esguince). Se piensa que llegarían sin problemas.
Síntesis
Talleres. Diego Aguiar, Diego Chitzoff, Ezequiel Brítez, Jesús Nievas, Elías Bazzi, Gabriel Carabajal, Javier Villarreal, Agustín Díaz, Albano Becica, Maximiliano Velasco y Gonzalo Klusener. DT: Arnaldo Sialle.
Gimnasia. Juan Cruz Mulieri, Esteban Burgos, Sergio Plaza, Rodrigo López, Rubén Villarreal, Ivo Chaves, Osvaldo Young, Matías Ceballos, Sebastián Vezzani, Iván Agudiak y Leandro Zárate. DT: Víctor Riggio.
Cancha: Francisco «Paco» Cabassés
Árbitro: Miguel Mazzón
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