
Por Ezequiel Gómez Castagno | egomezcastagno@redaccion351.com
Fotos: Ezequiel Gómez Castagno
No sale nunca en la tapa de los diarios, no hace goles, no tira caños ni tapa pelotas increíbles los domingos. Pero su labor, como la de todo su equipo de trabajo, es fundamental para la puesta en escena cada vez que Belgrano entrena o salta al campo de juego. El “Chino” Díaz tiene su vida completa ligada al Club Atlético Belgrano. Pasó por los peores momentos institucionales del elenco de Alberdi y hoy disfruta más que nadie la actualidad del pirata. Amablemente nos recibió en la utilería en el predio de Villa Esquiú.
¿Cómo empieza un día normal en tu vida?
Bueno, un día normal arranca a las 7 y media de la mañana, pasamos primero por el mercado norte para comprar la fruta que consumen los jugadores en el día, para tener fruta fresca. Después venimos al predio y empezamos a calentar el agua para el desayuno, cuando llegan ya tienen la ropa lista desde el día anterior para cambiarse y empezar la práctica.
¿Quiénes son los que llegan más temprano? ¿Quiénes son los dueños del mate en el vestuario?
Hay dos o tres mates ahí. Los primeros que llegan son Olave, Turus y Pittinari. Turus que vive en la Colonia (Caroya) siempre es uno de los primeros que llega junto con Olave, que son los más veteranos. El chico Pittinari llega y prepara el mate, ceba unos mates y luego se va al vestuario a compartirlo con los más jóvenes. Y en la utilería queda otro mate con Olave, el “Tete”. Hay dos o tres mates que todos comparten, va llegando el resto y se van sumando a la rueda.
¿La música arranca fuerte desde temprano?
Sí, normalmente lo principal que se pone es la música. El otro utilero pone algo temprano, lo que le gusta a él: Callejeros, cuarteto, depende lo que esté de turno, depende de la semana. Se gana y lo primero que se pone es la música a todo lo que da.
Vos viviste mucho en este club, estuviste antes de la quiebra, viste al Gigante casi en ruinas y también lo viste resurgir. ¿Qué te genera el estado en el que está el club hoy, las condiciones en las que trabajás?
Yo lo vi mal, muy mal, como quien dice en terapia intensiva, casi muerto. Salimos de eso y hoy verlo a Belgrano así es lo más grande, uno nunca creía que íbamos a poder estar así. Yo siempre pedía en mis 34, casi 35 años trabajando acá, cobrar un año del uno al diez. Y ahora hace casi 8, 10 años que estamos al día, el siete de cada mes te depositan.
Estamos bien, tenemos todo para que el jugador esté bien. Y ver todo este predio, mirá que hemos ido a practicar a la Isla de los patos, al Parque San Martín, ir al Chateau y que no te dejaran entrar porque no habían pagado, entonces ver ahora toda esta cantidad de canchas que tenemos, verlas verdes y tan lindas, que están como las mejores canchas del país, eso te da un orgullo y te genera algo muy lindo. Esto no tiene precio, nunca pensé que íbamos a tener todo esto, y hoy lo tenemos y lo cuidamos mucho.
¿Se disfruta mucho más porque es sabido el sacrificio que hubo para llegar a este punto?
Se disfruta y a su vez lo cuidamos porque hemos vivido la época en la que no había todo esto. Hay que estar en los pequeños detalles y enseñarles a los nuevos que hay que cuidarlo para que no se deteriore.
En el plantel hay mucha gente de experiencia y otras que no tanto pero con un gran sentido de pertenencia con el club. ¿Esto se nota en esta última etapa, en estos últimos 3 o 4 años? Ya que viviste épocas en las que venían 20 y se iban 20 jugadores por torneo.
Sí, también en los últimos 5 han surgido muchos chicos de las inferiores y los han puesto. Desde la época de Mario Gómez, también Zielinski, empezaron a poner a los pibes a jugarse la vida y ponerlos para que crezcan. Con otros técnicos venían 15 y se iban 15, y hoy vienen 6 o 7 y se quieren quedar los 6 o 7. Se van algunos porque no anduvieron o no rindieron pero la base sigue siendo nuestra, y los chicos son los que vienen pechando de abajo y todos los años hay alguno que pide pista.
Pittinari es un caso que hoy ves que viene pidiendo pista y ves que tiene que bancar y que el “Ruso” se tiene que romper la cabeza para buscarle un lugar en el equipo. Lo mismo que los centrales, hoy lo ves a Turus que está jugando en la reserva, vos decís «es el capitán de Belgrano» pero el tipo está volviendo a agarrar ritmo después de estar mucho tiempo parado y seguramente volverá a estar en el equipo.
De todos los jugadores que viste parar por el club, ¿cuáles fueron los que más te deslumbraron futbolísticamente?
Muchos, en la época de antes el “Chupete” Guerini. Después el “Mudo” Vázquez. Matías Suarez, un exquisito del fútbol. Muchos hay, José Luis Villareal, “Tato” Martellotto, hay para hacer una lista larga de jugadores que han sido cracks y que han andado por el mundo, Mario Bolatti que se fue afuera, Luquitas Melano que se fue y lo vemos ahora que está andando bien.
Para nosotros es un orgullo verlos jugar esos partidos y que no se olvidan de uno, porque dan la vuelta y se vienen para acá a charlar o charlamos por Internet, les mostramos las fotos de los asados que nos vamos a comer y nos dicen: “Cómo nos gustaría estar ahí con ustedes”, esas son las cosas lindas que te deja el fútbol.
¿Generalmente queda una amistad con los jugadores que pasan por el club?
Con la mayoría queda amistad, porque nosotros acá somos una familia. Mi señora es la que lava la ropa, mis hijos se han criado acá y siempre hemos ayudado a todos los que han venido de afuera, los hemos hecho sentir bien. Por ahí cuando vienen solos les lavamos la ropa de ellos acá, te quieren pagar y nosotros no les cobramos, para que se sientan bien. Hasta que se instalan les lavamos la ropa, los cuidamos, los mimamos para que se sienten bien.
¿Sos consciente de que en tu trabajo estás en un lugar privilegiado, en el que muchos quisieran estar?
Sí, yo a eso lo veo. Como siempre nos dan ropa, alguna remera de esas de concentrar que tengo guardadas, la hago firmar por los jugadores y se la regalo a los amigos y es el mejor regalo que le podes hacer a un tipo que es hincha de Belgrano. Le llevás de regalo eso y se ponen locos. Y cuando puedo los traigo para que conozcan el predio porque me da orgullo que vean lo que ha hecho Belgrano de este predio. Una vez Lanús vino a ver esto y el técnico Zubeldía con una humildad bárbara me pidió si podía ver los vestuarios de la primera de Belgrano. Se los mostré y me dijo: “Lanús tiene un montón de cosas pero no tiene esto, lo que le haría falta es esto”.
Las condiciones del predio y el trabajo en inferiores ¿son las claves para mantenerse en primera a largo plazo?
Las divisiones inferiores son la base de todo esto. Cuando tenés buenas divisiones inferiores, que todos los años compiten por la zona campeonato, después sacás jugadores. Los chicos van teniendo su tiempo en cancha y eso les viene bien para cuando les toque la hora de jugar en la primera. La clave es haber competido en AFA en inferiores para llegar a la primera con el roce necesario. Antes íbamos a competir a Buenos Aires cuando no se jugaba inferiores de AFA y se notaba la diferencia, hoy el club está a la altura para competir de igual a igual. Eso es parte del crecimiento también.