Electro Peña

Vinales y Tremor en vivo

5-04-2014 / Agenda, Cultura
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Este sábado a la noche, dos formaciones imperdibles en La Fábrica. Invitación disparada desde el amor a primer oído.


Vinales y Tremor en vivo

Por | redaccion351@gmail.com

Hay cada extravagancia en la apreciación de los «entendidos». Si nos habremos descubierto la mentirita en el espejo del baño o del ascensor… El problema es cuando perdemos la vergüenza en la charlita interna. Porque el espejo es tremendo. Hay que sostenerse la mirada. Sin embargo ahí deben andar, unos cuantos, sonriéndose ufanos incluso.

Pareciera necesaria una vuelta larguísima para sacudirse la brillantina. Hay ejemplos fáciles. El mundo del vino, entre los más simpáticos. Habiendo recorrido aromas y sabores complejos hasta el sinsentido, un cocinero famoso huyó de la excentricidad de los conceptos -o tomó otro, tal vez como reivindicación: el de la sencillez- para opinar que, de un vino, podrían convenir no más dos o tres consideraciones: está bueno; está más o menos; está malo.

Hay apellidos que suenan ineludibles en la aproximación a ciertos placeres. Lo que sigue después de alguna que otra firma es una autoinvitación al consenso. Nada más relajante. Qué suerte que existe este gran Fulano. Basta leerlo o escucharlo para saber cómo hay que pensar sobre tal asunto. Cómo sabe este Mengano. Si le puso cinco estrellitas, voy con los ojos cerrados. Qué bárbaro Perengano, los conceptos que maneja.

Claro que da placer, en muchísimas ocasiones. A veces más placer que el asunto mismo. Importa la obra en tanto observada por quien admiramos. De ciertas novelas, mejor quedarse con las ironías de un viejo ciego. De algunas sonoridades, seguro más interesantes ciertas picardías pobladas de inter-entretextos.

De la mano del oficio de la crítica, un par de circunstancias inconfesables se enrollan de foquitos de colores conceptuales para huir del anatema: la ignorancia respecto de tal expresión y/o el hastío. Hace nada, un periodista amado y odiado confesó no leer los diarios, porque sabe cómo se hacen.

Todos los días, el dentista arregla dientes. Hay especialidades claro. Endodoncias, ortodoncias… Todos los días, el periodista gráfico escribe. Hay especialidades claro: deportes, cine, música…

Nos interesa el periodista especializado en música. El que escribe todos los días. El que vive de escribir sobre música. El que disfruta muchísimo de lo que hace, hasta que ya no. El que no puede escribir «este fin de semana se presenta una banda sobre la cual no tengo ganas de decir nada porque no la conozco o lo poco que conozco me genera un interés menor al de ponerme a cortar el cesped del patio de la perdularia de mi concuñada». No señor. El periodista especializado tiene que saber o impostar sabiduría. Claro, existe internet. Entre sus efectos extremos, la red desmoronó negocios millonarios y delató la imagen que devuelven ciertos espejos. Ejemplos de plagios hijos del hastío o la ignorancia, como para poblar la Patagonia. Ejemplos de críticos pendientes de cómo la obra que interpretan intenta doblegar el rascacielos desde cuya azotea saluda su ego, decenas de pobrecitos.

¿Para dónde pensar entonces? Vaya a saber. Importa, muy a lo mejor, que lo que impulse un escrito sea, antes que alguna variación de gacetillas de prensa que facilitan el trabajo, el puro encantamiento.

Este sábado toca Vinales y Tremor en La Fábrica. Ahí andan sonando por todos lados, ajenos todos, sin embargo, al pasado de años que convendría connotar en quien escribe sobre su música. Que se formaron cuando se formaron y que sacaron los discos que sacaron, está todo aquíaquí y aquí, incluso diseñado por gente con oficio. Que tienen una historia desparramada en reseñas, entrevistas y demás textos, también está, por lo menos, aquíaquí y aquí y aquí. Que generaron amor a primer oído en el mismísimo día en que se desenrollan estos párrafos como intentos de pensar formas distintas de convencer a alguien de que lo que hacen estos tipos está más bueno que un vino de los buenos, no está en ningún lado. Sólo aquí.

Vaya a ver y a escuchar a Vinales y a Tremor. ¿Quiere saber qué hacen? Hacen música. Mezclan lo que todos podríamos rotular como folclore con lo que los mismos todos podríamos inscribir dentro de la música electrónica. No son los primeros en hacerlo. ¿Importa? ¿Qué es esto? ¿Una carrera donde gana el que larga primero? No. En música, gana el que nos enamora mejor.

Agende por favor.

Vinales y Tremor. 

Sábado 5 de abril – 22 horas. 

La Fábrica Cultural – Caseros 988.

Entradas anticipadas en Edén (Obispo Trejo y Deán Funes): $50.