Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com
¿Qué sentido tiene decir que Córdoba es de las ciudades argentinas más hermanas de Montevideo? ¿A quién se le habrá ocurrido establecer una semejanza que más de uno repite? ¿Qué tiene Montevideo que un cordobés no encuentre en Salta o Neuquén? Con tantas comparaciones hermosas, venir a decir que Córdoba es una Montevideo sin ese río con forma de mar, ¿por qué? ¿Para qué? ¿Qué necesidad?
No se sabe, pero sucede. El cristiano docto infiel se mueve y en ocasiones termina a un par de cuadras de la Rambla. De regreso, camina por Deán Funes (no gracias, no gracias, bueno sí, el Kapeluz de cuarto), se cruza con un ex compañero de la vida. «Anduve en Montevideo, es como si no me hubiera ido».
Extrañar a Córdoba desde Montevideo puede resultar mucho más llevadero que desde cualquier otra ciudad. A la vuelta de los tiempos, ese viejo poema que Chacho Marzetti mejora en el disco de Ale Drube, deja flotando una imagen de calles con luz de patio que nos son familiares. Nosotros también resbalamos por las tardes de nuestra ciudad como el cansancio por la piedad de un declive. Por alguna razón que se nos escapa, esa maravilla publicada hace casi noventa años en «Luna de enfrente» se nos mete bajo el brazo como el diario del domingo, o como un termo.
Sentimos esa hermandad, que tal vez sientan, también, rosarinos, platenses, mendocinos. Pero antes que con Rosario, La Plata o Mendoza, muchos cordobeses que recorrieron esas avenidas arboladas de plátanos sienten que respiran el aire que los acunó. ¿El ritmo de la 18 de julio corre parejo al de la General Paz-Vélez Sarsfield? Por ahí sí. Pero tienen una ventajita. Muchas de sus avenidas desembocan en ese río-mar que nos parió. Las nuestras se demoran en una pesadumbre de barrios que cambian hasta deshilacharse en calles y lunas suburbanas porque Manzi está siempre a mano.
No la vemos como una hermana menor, como la siente Buenos Aires. No necesitamos cruzar el charco. Para intercambiar con algunos de sus habitantes más macanudos, sólo necesitamos que vengan, que sigan viniendo, que no dejen de venir. Porque los que vienen no fallan.
Este fin de semana es un ejemplo. El viernes, Jorge Drexler. Como quedamos afuera, usaremos el espacio de la cobertura para hablar de otros músicos uruguayos más que recomendables. Número puesto: La Triple Nelson.
¿No podemos bailar en la cueva? Al otro día, ¡Retruco y Valecuatro! Falta y Resto, este sábado, presentando en Córdoba su último espectáculo.
«Tuya pueblo» es un mandarinazo a la paquetería que connotan los vaivenes del pensamiento y la inacción solidaria de muchos. Los textos cantados logran refuncionalizar la danza para que esas piernas que se revolean anárquicas a marcha camión, direccionen la patada al centro de la contextura física media, justo ahí. Cada cual sentirá el impacto donde no haya puesto las manos para atajarse.
Leer el libreto es querer escucharlo en vivo del mismo modo que ligar treinta y tres de mano a un punto de salir es querer cantar la falta. Penal y gol es gol.
¡Qué no ni no!
Raúl «Tinta Brava» Castro habla de comedia musical política. Escribe sobre los orígenes, en un bolichón de Capurro escondido de la dictadura; recuerda la primera noche en la sede del Club Atlético Fénix; cuenta de su primera actuación de este lado del Río, hace más de 20 años; la memoria le va listando integrantes de una muchachada que se vistió de rojo, negro y blanco para todo el viaje y saca la cuenta de las presentaciones, que deben rondar las seis mil.
Todos los veranos, decenas de murgas recorren las calles de Montevideo en una fiesta imperdible. En los meses que siguen, los Falta y Resto se dedican a visitar ciudades, entre las cuales se incluye la nuestra, para darnos, por lo menos, tres lecciones:
1- Puede aparecer una guitarra, pero un bombo, un redoblante y dos platillos bastan para que los cuerpos se nos desacomoden.
2- La doble línea que el fútbol impuso en otros menesteres, defiende lo indefendible. Mejor todos al frente, de frente, con la frente en alto.
3- La risa deja picaduras que no se van con pomadas ni rascaditas.
El final de esta invitación arrebata una línea entre ganchitos del guión de Tuya Pueblo:
¿Dónde se aprende a aprovechar la libertad?
Agendá:
Falta y Resto presenta «Tuya Pueblo».
Sábado 17 de mayo – 22 horas.
Sala de las Américas – Ciudad Universitaria.
Entradas anticipadas: $180 y $200 en Disquería Edén (Obispo Trejo y Deán Funes).