Violeta Brodsky | vbrodsky@redaccion351.com

El capocómico presentó su nuevo espectáculo “Antes de que me olvide” en Córdoba. En sus monólogos trata de contar lo que pasó en el país durante estos 200 años antes de contraer el mal de Alzheimer y olvidarse de todo.

Antes de que me olvide es la obra de Enrique Pinti en la que presenta su visión de la realidad en un monólogo de casi dos horas, intervenido por un grupo de baile que ofrece algunas pausas al verborrágico discurso del actor y a los oídos de los espectadores que siguen atentos el devenir de la historia.

“Yo no hablo de la realidad, la sufro”. Con esta afirmación, comenzó la primera parte de un monólogo cargado de humor, pero por momentos triste, de la realidad argentina, contada a través de la mirada del capocómico. Una mirada ácida y a veces contradictoria de la historia y el presente de nuestro país.

El disparador de la obra es el Bicentenario (celebrado el año pasado), ocasión que el artista aprovecha para narrar la historia nacional desde sus orígenes hasta nuestros días. Esta vez utiliza un nuevo recurso, el personaje de “ese viejo alemán”, el alzheimer (interpretado por Gustavo Monje) al cual prefiere mantenerlo lejos. Contra el conocido síntoma, la pérdida de la memoria, Pinti empezó por ahí, tratando de no olvidar.

“Antes de que me olvide , antes de que me agarre el Alzheimer, antes de que ya no sepa quién soy o para qué lado queda mi casa, quiero hacer un resumen de todos estos años. Algo que puedo decir desde otra edad, con otra experiencia», arrancó Pinti, verborrágico, enérgico e imparable.

El espectáculo cuenta además con caricaturas animadas creadas por Alfredo Sábat, que interactúan desde una pantalla recreando personajes como los “gorilas” (reaccionarios, de derecha), Menem (con las largas patillas y el poncho), Illia (representado por la famosa tortuga), Facundo (caudillo federal protagonista de la obra de Sarmiento), entre otros personajes de la historia argentina.

Ese “resumen de la historia” tiene quizá sus bases en otros espectáculos, como Salsa criolla, El infierno del Pinti, Pericón.com.ar, Pinti canta las cuarenta y Pingo argentino, en los que el monólogo político o el recuento crítico de los hechos claves de la historia nacional han sido la columna vertebral del género.

“Mi revalorización de la memoria no es para echarles la culpa a otras décadas, pero no hay que olvidar lo que pasó. Desde 1984 para adelante tuvimos libertad y democracia, pero se fueron empobreciendo la educación, la salud, la calidad de vida y la seguridad ciudadana. Pero que la gente no haga asociaciones ilícitas en sus cabezas y diga que la democracia no sirve: sí sirve. Lo que hay que hacer es repensarla, revalorizarla», explica para luego añadir “hasta la peor democracia es mejor que la mejor dictadura”.

Foto: Captura web de http://buscador.emol.com

Desde Irigoyen a Cristina, no se salva nadie. Discurren el gobierno y la oposición; la Alianza que lo engañó, los sindicatos corruptos, los militares asesinos, los jóvenes estupidizados por las nuevas tecnologías, los cuarentones idiotizados por el recuerdo de la cultura menemista, la justicia en la que no se puede creer demasiado y la economía del desastre.

Su personificación de la Patria como vieja cartonera tiene más amargura que ironía, y ni siquiera la puteada omnipresente hace levantar los ánimos de una platea que a veces parece confusa. En Antes de que me olvide sobresalen más las iras que el humor.

Una puesta en escena austera, con coreografías sencillas, dejaron conformes a los seguidores del actor, que acompañaron el espectáculo con carcajadas constantes y aplausos que cortaban el monólogo cuando este declaraba alguna verdad absoluta o con la que coincidían varios.

Un Pinti emocionado se despidió una y otra vez del público cantando a viva voz “mi memoria está viva, mi memoria funciona, antes de que me olvide”.