Por Eli Kenny.
Foto: @josedpalazzo.
Otro fin de semana gris en Córdoba no pudo frenar la inmensa convocatoria de fans de todo el país para una nueva presentación de La Renga. Autos y colectivos, desde los más grandes hasta las combis más pequeñas, ingresaban al ritmo de los cánticos y la euforia de vivir otro banquete de rock, luego de tres presentaciones canceladas en San Pedro y en el Estadio Único de La Plata.
El sábado 16 de abril, El trío integrado por «Chizzo» Nápoli y los hermanos Iglesias convocó a más de 40 mil seguidores, afianzando su posición predominante entre las bandas de mayor convocatoria del rock argentino. Toquen donde toquen, los encuentros, abrazos, banderas, asados y cánticos forman parte de una ceremonia emocionante en la previa de cada recital.
Las puertas se abrieron a las 17 horas para darle sonido a tres bandas soporte que desplegaron todo su poderío y un agradecimiento muy especial a los anfitriones, por su hospitalidad y predisposición para impulsar cada proyecto incluido en la grilla de su presentación. Astenia, Huaykill y GTX pudieron compartir sus canciones en sets impecables, ocupando todo el escenario, montado bien al borde de uno de los laterales, para poder aprovechar todo el campo.
Luego de ajustar las cuatro pantallas, dos a cada lado del escenario, y con miles de fans ingresando al estadio, el comienzo fue inminente. Pasadas las 21:30, se apagaron las luces de la torre sureste del Kempes. Un griterío infernal acompañó la proyección del video de presentación de «Pesados Vestigios». Es realmente imposible describir la salida a escena de una banda como La Renga. Hay que estar en el lugar y sentir que todo explota, que el campo es un océano revuelto de cabezas y brazos que se desparraman ante la aparición de Chizzo, Teté y Tanque.
La lista inició con “Nómades” y “Corazón Fugitivo”, canciones del último trabajo.
“¡Hey! ¡Buenas noches Córdoba!” gritó Nápoli. “Buenas noches a todos los amigos que se vinieron de todos lados para acá. Muy agradecido a la provincia de Córdoba por recibirnos con los brazos abiertos, como siempre lo han hecho.Vamos a aprovechar para pedir disculpas en nombre de La Renga y de las autoridades de San Pedro, por habernos denegado el permiso para tocar ahí, y a ustedes que tuvieron que devolver las entradas, hacer todo el traspaso, para acá, para allá. Esperamos también que las autoridades de La Plata se copen y nos den el permiso para tocar en ese Estadio tan lindo que tienen, para que no sólo disfruten las bandas de afuera que vienen. Así que, nuevamente gracias Córdoba, ¡porque se ve que Córdoba es ¡tierra de rock!”. Todo el estadio fue una ovación.
“Y bueno, después de todo, nosotros seguimos porque aprendimos a soñar en una ‘Almohada de Piedra'». Después de la excitación inicial, el clásico de «Trueno Tierra» dejó apreciar la perfección del sonido. Si algo no podía fallar en un recital multitudinario es justamente todo eso que se disfrutó y mucho, desde los graves de Teté, la amplificación demoledora de los parches de Tanque y la distorsión gloriosa de Chizzo. Mientras todos se siguen preguntando cómo hace para cantar como canta y no perder la voz al tercer tema, el líder de La Renga atraviesa los años con la misma energía.
Bajo un manto de nubes en constante amenaza de diluvio, la lista de temas no cedió en intensidad. “Al que he sangrado” y “Mirada de Acantilado” precedieron a una intro estupenda para uno de los momentos emotivos de la noche. “Pole”, en honor a Víctor Poleri, actor y amigo del grupo, quien representó casi todos los videoclips que realizó la banda desde sus inicios. El trío no dio tregua y continuó con el clásico “En el baldío”, para locura del campo repleto y las plateas.
Con “Sabes que”, tema que fue grabado con el ex Vox Dei, Ricardo Soulé, retomaron la lista de temas de su último disco. Siguió “San Miguel”, otra canción homenaje dedicada a Miguel Ramírez, el joven que murió luego del impacto de una bengala en abril de 2011 en La Plata, momento que dejó una marca en la banda y su historia.
«Chizzo» volvió a dirigirse al público para dedicar la música al guitarrista y fundador de la banda Raul “Locura” Dilelio, recientemente fallecido. “Un placer conocerlo”, expresó y comenzaron a sonar los acordes del clásico “El juicio del ganso”. Rápidamente gritó: “¡Eso es!” y todo se dejó describir con “Estalla”. «A la carga”; “Reíte”; «Vende Patria Clon” y “Blues Cardíaco” completaron un repaso de temas que hacía tiempo no sonaban en los banquetes: “Se ve que se están divirtiendo”, entendió Chizzo, multiplicando el griterío.
Sin tregua, la lista continuó con “Muy indignado” y “La Furia de la Bestia Rock”. En otro punto alto de la noche, subió Rubén Patagonia, el trovador y luchador por los derechos de los pueblos originarios. “Un amigo de los pagos del tiempo… Vamos a ser un canto mapuche”, lo presentó Chizzo. Rubén tomó el micrófono y, agradeciendo a la Madre Tierra por la posibilidad de estar con La Renga y sus seguidores, comenzó a recitar: “…Como un amigo. Como un hermano. Así es mi tierra. Pese a todo. ¡¡Estamos Vivos!!”. El público fue todo ovación. “¡Diez veces estamos vivos. Diez veces Venceremos!” El himno “Lo frágil de la locura” corrió de lugar el estadio a puro salto, explotando desde el estribillo.
“No para de aletear”; «Oscuro diamante”, con un solo de guitarra extraordinario; “Arte infernal”; “Cuándo vendrán”, “Oportunidad oportuna” y “La razón que te demora”, llevaron el campo en andas para que miles de fans comenzaran a saltar en un punto y terminaran varios metros más a la izquierda o a la derecha, o más atrás, o más adelante, porque un recital de La Renga se disfruta así, enloqueciendo al punto de no poder entender cómo el cuerpo se puede trasladar tantos metros entre cada comienzo y final de una canción. “El final es en donde partí” fue un coro atronador que desenroscó las tuercas de cada butaca y cada reflector del Kempes.
Luego de un respiro de casi 15 minutos, el Trío volvió para los bises y desató «Motorock» desde los vientos y las proyecciones artísticas de “Pesados Vestigios», antes de otro invitado sorpresa: el legendario Nacho Smilari (ex integrante de Vox Dei) quien subió al escenario para tocar un clásico de clásicos como “Bailando en una pata”, seguido de “Buseca y vino tinto” y “El viento que todo empuja”.
Lamentablemente, todo concluye al fin, incluso un recital de La Renga. “Agradecemos a todos los que han venido”, volvió a gritar Chizzo, saludando a las banderas flameantes entre el público del campo y las plateas. “A pesar de todo lo que nos está pasando, que no sabemos por qué no nos dejan tocar en ciertos lugares, nosotros seguimos buscando lugares: y por eso el próximo 21 de mayo estaremos en Pergamino”.
El infaltable “Hablando de la libertad”, con las luces encendidas, regaló otra imagen inolvidable del Kempes. En medio de la canción, Chizzo gritó: “¡Libertad a Callejeros!» para generar una ovación inmediata.
Los acordes dejaron de sonar y la luna asomó apenas entre nubarrones oscuros para acompañar un río inmenso de cuerpos agotados y felices por otro banquete de rock, uno de los más grandes del rock nacional.
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