Por Violeta Brodsky | vbrodsky@redaccion351.com
Foto: Mauricio Moroni
20 años pasaron del Amor después del amor, aquel legendario disco que convertiría a un Fito treintañero en un referente del tema (le dedicaba un disco entero a Cecilia Roth, su pareja en aquellos tiempos) y a partir del cual instalaba sus letras en el imaginario popular argentino de varias generaciones.
El amor después del amor es el octavo álbum de Fito Páez y fue editado en 1992. Fue, nada menos, que el disco más vendido de la historia del rock y a partir del cual el músico emprendió, en conmemoración de los 20 años, una ambiciosa gira mundial que lo lleva a aterrizar, entre otros destinos, en Córdoba Capital.
La cita está pautada para las 21.30 hs. en el Orfeo. Apenas 10 minutos después de la hora prevista, desde la oscuridad y detrás de escena, el característico timbre de Fito inunda el lugar con El amor después del amor, tema que le da nombre al disco.
Cuando las luces se encienden puede vislumbrarse más claramente la escena que por unos minutos estaba acotada a nuestra imaginación. Una batería de músicos ocupando sus respectivos lugares -Diego Olivero (piano), Juan Absatz (teclado), Dizzy Espeche (guitarra), Gastón Baremberg (batería) y Mariano Otero (bajo)-, un Fito de traje negro y lentes y la llamativa corista colombiana Adriana Ferrer, que sorprende con sus gritos y ritmo caribeño a lo largo de todo el show.
El espectáculo comienza a desarrollarse manteniendo el estricto orden del disco. En Dos días en la vida, aparecen las voces de Celeste Carballo y Fabiana Cantilo en un video que nos remonta a los paisajes del film que inspiró esta canción, las voces de Andrés Calamaro y Charly se escuchan en La rueda mágica, y las imágenes de la Negra Sosa acompañan Detrás del muro de los lamentos. El momento emotivo de la noche sin dudas está en Pétalo de Sal, con la imagen del Flaco Spinetta en la pantalla y una sentida dedicatoria de Páez: “20 años es muchísimo tiempo, toda una vida. Fue un viaje que compartimos todos”, “toda esta tribu tiene un chamán extraordinario… por primera vez se va a cantar en Córdoba esta canción con él”.
No faltan las anécdotas como la del track siete del disco, Un vestido y un amor, que escribió en menos de una hora con un pianito cuando su novia (Cecilia Roth) lo echó del departamento. Su relación con la actriz fue, sin duda, el vuelco compositivo en la obra de Páez, que comienza a estar ligado directamente al amor como temática sobresaliente.
Se respira un clima festivo con un público repartido en una amplísima brecha generacional. Sin embargo, resaltan aquellos quienes en el 92 –con apenas 20 años-supieron apreciar la obra de Páez y en el show, ya con sus hijos a cuestas, desgastan sus gargantas como el último de sus días.
Finalizados los catorce temas que integran el disco, el traje negro se convierte en blanco para largar con un enganchado de clásicos que no podían faltar en el festejo. Cable a Tierra, 11 y 6, Circo Beat, Naturaleza sangre, Al lado del camino, Polaroid de locura ordinaria, Y dale alegría a mi corazón abren camino al cierre triunfal. Tercera y última entrada llena de aplausos y ovación con Dar es dar y Mariposa tecnicolor.
Fito ya no tiene bucles hasta el piso, ya no le escribe canciones a Cecilia Roth. Sin embargo, su obra mantiene el mismo misticismo que la hizo viajar por el túnel del tiempo hasta el día de hoy.
