Por Violeta Brodsky | vbrodsky@redaccion351.com
Al aparecer en escena Brandoni y Soriano el público los aplaude, los ovaciona de pie. Sabemos de antemano que se trata de una comedia (la foto del cartel nos lo anticipa), sabemos que es una obra con dos actores y un director (Santiago Doria) por demás renombrados. Sabemos que Conversaciones con mamá ya tuvo, hace algunos años, su éxito en el cine y ahora es un éxito teatral que recorre el país. Todo lo demás está por verse.
Conversaciones con mamá es una comedia íntima cuyo eje narrativo aborda la relación entre un hijo maduro, desocupado, a punto de separarse de su esposa y de convertirse en abuelo; y su madre, una anciana octogenaria, pícara, aggiornada y con la sabiduría propia de sus ocho décadas vividas. Un planteo del hijo a la madre es el punto de partida para desandar la historia, el presente y, sobre todo, bosquejar el futuro familiar.
Jaime está pasando por un mal momento económico y anímico y debe pedirle a su madre el departamento en donde ella vive, que es de su propiedad. Él y su esposa deciden vender en inmueble y le proponen a la anciana que viva con ellos. Ella se niega rotundamente a dejar su hogar, en el cual desarrolla su cotidianeidad (cocina, toma mate, pasea por el parque) y su reciente (al menos para Jaime) convivencia con Gregorio, un “anarco jubilado” 12 años menor que ella. En la charla surgirán recuerdos, juegos de la niñez, reproches, reflexiones, crisis que llevarán con el humor el hilo conductor de la obra, pero sin dejar de lado loa momentos nostálgicos y emotivos que le dan una riqueza particular a una aparente simpleza en el guión.
Mención aparte merece la composicion de los personajes. Por un lado, la anciana que desarrolla Pepe Soriano: una abuela que, sin caer en el absurdo ni en los desbordes, rápidamente hace olvidar a quien se esconde detrás de la criatura de ficción. La idea de la obra no era hacer la parodia de la mujer, sino que fuera una señora. No es un hombre disfrazado de mujer, y claramente lo logra.
Luis Brandoni, quien da vida a Jaime, genera en los diálogos con la madre momentos hilarantes celebrados por la platea. La sensatez de este personaje se contrapone con el desparpajo de la anciana, con ganas de darle batalla a la vida a cada minuto.
A través de estas “anécdotas” la obra desentraña la relación familiar de los personajes, principalmente el vínculo de un hijo con su madre, un vínculo esencialmente diferente del resto que, a pesar de los avatares de la vida. mantiene su vitalidad y su fuerza única.
