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4 años de La Fábrica: hubo falopa y de la buena

10-07-2013 / Crónicas
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El centro cultural celebró un nuevo aniversario a toda orquesta. Conjunto Falopa trajo su agite por primera vez en vivo en la ciudad, y luego se desató el delirum tremens con el Circo Da Vinci.


4 años de La Fábrica: hubo falopa y de la buena

Por | marias@redaccion351.com

Fotos: Rocío Fornero | cultura@redaccion351.com

Primer acto: La charla

«Ah, ¿esto no es mainstream? No, entonces nos vamos», actúan muy agitadamente su chiste mientras amagan con levantarse de la silla e irse. Así empezamos.

En una mesa alejados de las pruebas de sonidos, ahí en el patiecito de La Fábrica, apenas se nos iba la tarde cuando nos sentamos a conversar con Pablo y Federico. Ellos, dos muchachos que idearon y lideran el Conjunto Falopa: uno con su voz, sus poesías y líricas, y el otro con su concentración puesta en cada nota, en cada arreglo, en cada acorde que debe sonar a la perfección. Esta banda de nombre tan peculiar (ellos juran y perjuran que no tiene nada que ver con drogas, sino con una antigua definición y en desuso, que sería algo así como «berreta», de mala calidad), vino a cumplir con el desafío y la deuda de no haber pisado Córdoba en sus cinco años de historia.

Presentados así, uno se puede dar cuenta de que no son muchachitos cualquiera los que conforman este conjunto, que fusiona tango, milonga, valses y chacareras, con una actitud punk contestataria propia de los renegados sociales más acérrimos del sistema.

Pablo es Marchetti, periodista, escritor y cantante, más conocido por iniciar y escribir durante muchos años la Barcelona. Federico es Marquestó, músico de pura cepa, compositor, arreglador, con paso por bandas de fusión como El Emporio de la Impericia o del tango bien porteño como Muy Señores Míos. Dos pesos pesados en lo suyo.

Marchetti, el juglar

¿Cómo definen ustedes mismos a Conjunto Falopa?

Fede: Es un quinteto de guitarras que hace canciones propias, fuertemente basado en nuestro lugar de pertenencia que es Buenos Aires, pero la ciudad también como referencia de todo lo que pasa por ahí. Es un punto de encuentro groso, de lo que pasa adentro del país y de lo que viene de afuera. Nosotros tratamos de resumir lo que es ese lugar, multifacético.

Pablo: Sí, hacemos canciones criollas, desde el tango, milongas, pero también chacareras, zambas y cumbias, y en el próximo disco hasta un par de cuartetos. Son canciones criollas con una impronta urbana y punk.

Hablan seguido de que son una banda punk, ¿en qué forma lo adaptan a la música rioplatense?

Fede: El punk ya es un concepto internacional. Si bien nace en Inglaterra en el ’77, ya es una estética. Es como decir «rock»; el rock va desde Presley a The Police, y no tienen nada que ver entre sí.

Pablo: Tomamos el espíritu del punk, culturalmente… No hacemos punk-rock. Lo decimos porque es una influencia grande y culturalmente implica hurgar un poco en la basura y tratar de hacer de eso una actitud.

Se conocieron gracias a las reuniones de padres del colegio de sus hijos y llevándolos a la calesita, ¿cómo fue esa experiencia?

Pablo: (risas) ¡Muy careta, lo nuestro fue muy careta! Charlándolo después, los dos nos dimos cuenta de que nos atajábamos, porque cuando tenés que empezar a tener vida social con los padres de compañeros de tus hijos pensás: «jamás voy a tener ni media onda con esta gente, odio todo esto», y de repente te encontrás a un limado así como uno y pegamos onda rápidamente.

Fede: Además coincidió que los dos estábamos en una etapa muy tanguera, muy metidos con la historia y eso fue un tema de charla importante y un punto de encuentro. Hablábamos de históricos como Pugliese, por ejemplo.

¿En qué momento decidieron armar Falopa?

Pablo: Fede me dijo un día que quería hacer un cuarteto de guitarras y si me animaba a cantar tangos satíricos de los años ’30, ponele. Yo andaba con ganas de hacer algo musical y tenía dos fantasías pendientes: armar un cuarteto de guitarras criollas y un power trío de punk rock. ¡Y me parece que combinamos las dos cosas! (risas)

Fede: Después de eso había que encontrarle el tono, más que nada él por la lírica, porque en la música es todo más sutil; en la literatura se hace muy explícito.

Pablo: Cuando llevé la primera letra me dijo «está buenísimo, ahora le pongo música», y empezaron a surgir ideas y cuando nos dimos cuenta teníamos como diez temas, y desde ahí no paramos más y armamos los discos. 

Marquestó, el que lleva la batuta

¿Por quiénes se sienten influenciados?

Fede: En vivo, lo que prevalece es el deseo de comunicar algo hacia el exterior, y creo que ahí el punk es clave, porque viene a romper con el aislamiento del rock de los ’70 y lo que busca es decir, llegar directamente de la manera más simple posible. Y lo que es en estudio hay otras referencias: la pregunta guía de producción es «¿Qué hubieran hecho los Beatles en este caso?».

Igualmente, como una vez me comentó acertadamente Pablo, hay que diferenciar entre influencias y referentes. El referente es aquel que tenés allá arriba, tu ídolo histórico, y puede ser que no influya en nada en lo que hacés. Y la influencia es la canción que escuchaste a la mañana en el bondi. Por eso lo que volcamos en la música es una integración de eso.

Pablo: Me parece que esa diferencia es fundamental, porque para mí el referente estético ineludible es Luis Alberto Spinetta. Ahora, ¿qué veo de él en Falopa? Poco y nada creo yo. Pero sí, hay referentes muy importantes que nos inspiran en la canción criolla. El formato nuestro es inspirado en Zitarrosa, Rivero, Gardel, pero nuestra banda no es de tango. Sin embargo, mucha gente del ambiente del tango nos reconoce como del ambiente.

Ante esta fusión de tantos estilos diferentes que proponen, ¿qué pasa con el público que los va a ver y con otros músicos que siguen caminos más tradicionales?

Fede: Y… un músico de tango muy clásico, lo esperable es que diga que somos desprolijos, desatentos con el estilo, que fusionamos sin criterio. Pero después viene un tipo como Pablo Mainetti, que es un bandoneonista virtuosísimo, y muere con el grupo. Nos dice que lo invitemos a tocar y para mí es una locura cada vez que lo dice, él que fue músico de Piazolla, que técnicamente hace sus mejores versiones.

Y si bien es cierto que el público de rock elige otros canales más cerrados, te puedo decir que más de una vez hemos tenido a un rastafari en la primera fila cagándose de risa con las canciones. Una cosa es lo esperable y otra cosa es lo que pasa.

Pablo: Nosotros mismos cuando arrancamos no queríamos saber nada con nadie, de ningún círculo. Pero después amigos músicos nos decían «che, que bueno lo que hacen, cuándo van a tocar», y nos invita una banda amiga como la Fernández Fierro al festejo de sus 10 años en el Maipo. Nos impulsó gente muy tanguera, muy talentosa, con mucha historia. A la vez, hay una escena tanguera nueva, de la generación del rock, que eligieron hacer este tipo de música. Y eso nos hizo muy bien, porque es gente querida y a la vez que admiramos.

Segundo acto: El cumpleaños

Cinco sillas, luces tenues, la batería y percusión de fondo, pronto el escenario de La Fábrica se inunda de guitarras, cuerdas y olor a madera. Los Falopa (que además de Pablo y Federico, cuentan con Francisco Huici, Gustavo Carretino, Juan Spolidoro, Juan Krymkiewicz y Agustín Barbieri) impusieron su ritmo.

«Gracias a La Fábrica por invitarnos a festejar el cuarto aniversario con ellos, y es el quinto de Falopa», saludó Marchetti, en su rol de frontman enérgico, bailarín y poseído. Una tras otra, las canciones de líricas histriónicas, desfachatadas, que no le cantarías a una novia o a tu abuela, se sucedieron enmarcadas por ejecuciones sublimes de una banda que demuestra no pesarle variar de una milonga afligida a una chacarera a todo trapo, o coquetear con ritmos de zambas y bossa nova.

Faloperos en acción

Cada uno con un rol perfectamente ensayado, aprendido, actuado, se complementa a la perfección bajo el oído del director Marquestó, que los guía a cada paso.

«Compañera», «Cartel», «Todo mal», dieron el comienzo a un show memorable. «Un engranaje más» y «Blancos de mierda» sirven para pensar las vicisitudes de este mundo (si te divierten y te hacen reflexionar, el combo se podía agrandar y llevar con más papas, ¿vio?), y pasar sin freno a temas con preámbulos satíricos y canciones conceptuales –todas ironías deliciosamente logradas – como «Reggaeton Conceptual», «Esto es un hit» y una de nombre larguísimo sobre las canciones surgidas de realitys shows.

Peronismo, década setentista, amistad, amor, la cultura, el arrabal, la discriminación social, todos los temas se mezclan, como todos los estilos que fusionan. Hubo lugar para homenajes también, con un cover del tema «Si yo soy así», de Flema. El final, como no podía ser de otra manera, a pura fiesta: un enganchado de cumbias propias, de alto contenido sensual y con la gente bailando al costado del escenario.

El cierre de la fiesta estuvo a cargo del Circo DaVinci, cuando ya promediaban las dos de la mañana. Algunos se fueron a dormir temprano, algunos otros se quedaron festejando hasta el amanecer un nuevo aniversario del centro cultural. Nadie puede decir que fue una noche más en Caseros 988. Pasaron muchas cosas, y la mayoría por exceso de Falopa.

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