Viviana Gómez

Viviana Gómez

2019

Dedicado a mi familia, a mis amigxs… y a mis maestrxs.

¿Cómo comenzar este relato con tanta información que activa la sensibilidad? Cuando una no está bien parada, cualquier brisa te tambalea… y bueno. Acá estoy. Con el corazón abierto a escribir una vez más. En este caso, creo que todos estamos atravesados (y me dirijo en masculino porque somos “sujetos” a algo…) por el contexto socio histórico mundial. A mí, como mujer artista, independiente y/o autogestora de mi trabajo, e investigadora o proyecto de… me hizo sanar, aclarar mi confusión y resignificar cada una de mis heridas. No es sencillo cuando el cuerpo representa una “herramienta” de trabajo. Hay que trabajar mucho física y psicológicamente. Ok. Vamos haciendo la tarea… es lo que me digo una y otra vez, y seguido a eso: Pa’lante. Siempre Pa’lante Viviana …

Ser flamenca como yo lo vivo implica: poner el lomo, quizás la mayoría de las veces para (ahí te va) buscar fechas, gestionar y planificar tus talleres, hacer muchas veces la publicidad, en medio llegar a pagar el alquiler, seguirse formando, entrenar, comer, dormir, cuidar a tus seres amados, ver cómo y dónde están y si sale trabajo afuera y lejos… ya sabemos. Todos hacemos lo mismo, no importa desde dónde y hacia donde. Pero cuando se decide, se gana y se pierde. Nunca me moví en mi confort (soy una inquieta incurable), y cuando siento miedo lo atravieso como me salga, porque entendí a los 20 años que ser flamenca sería estar en pareja con un compañero celoso, ponele. Le amo, pero a veces me cuesta.

Los planes 2020. Enumero en orden de prioridad. Seguirme amando con cada una de mis decisiones, y seguir creciendo. Soltar todo lo que no sume, y eso a veces implica dolor. Si, claro que duele. Confiar en mi potencial, una y otra vez, aunque estemos todos rotos de alguna manera. Y así se viene un año lleno de ilusiones, que asumo responsablemente: seguir siendo docente y artista, en donde sea que me encuentre parada, viviendo en Córdoba Capital como base; brindarme para poder aportar a quién me vea o interpele… algo para la reflexión, y no para el consumo; ser investigadora con un grupo de docentes que estará encabezado por mi maestraamigahermanamadre Silvia Vilta, que me enseñó tanto tanto desde que nos conocemos. Diría mi psicóloga: No es mucho otro año así? Le
dije:.. tal vez si, pero soy una privilegiada: puedo y sé vivir con muyyyy poco, y sigo pudiendo estudiar en este hermoso país. Y hermosamente me acompañó hasta la puerta de su casa. Cuidate! Y cualquier cosa escribime. Le abracé a ella y a su beba que viene en camino, siempre despacito y pidiendo permiso… con una paz en el alma que pocas veces tuve. Sé que vamos por buen camino Soleá, le dije a mi gata cuando entré a casa. Y ella sabe.

En estas últimas líneas, quisiera brindar mis deseos para el próximo calendario: volver a cimentar los vínculos, y pedirles con respeto que ni el celular ni nada interfiera en el encuentro; no tomarnos a personal nada, porque en las crisis eso desata cuestiones irreversibles, mucha sinceridad y diplomacia, sabiendo que es respeto por un otro u otra que tiene su propia historia personal. A la juventud le deseo claridad, para que no crean que ser feminista es cagarse en el otro, porque es un imbécil o un tarado aunque hace falta recordárselo, en algunos casos si es que ese otro u otra te importa. Los varones son lo que pueden con todo lo aprendido. Y así, aunque nos equivoquemos las personas en general, poner límites claros y desde el amor es la mejor solución que podemos encontrar como sociedad.

Venga 2020, que no te tengo miedo. Bailemos, bailemos siempre aunque no tengamos un mango para tomar una clase. Sacudí el cuerpo con los ritmos que más te gusten, dale… Tengo la certeza que todos podemos.

¡Gracias siempre!

 

2017

A veces una intenta hacer un recorrido por el almanaque para encontrar esos eventos que acentúan la vida. En lo que respecta a la mía, como a la de muchos flamencos de nuestro país supongo, este 2017 se retroalimentó de mucho aprendizaje.

Haber bailado con la legendaria maestra Carmen Ledesma, junto a maestras colegas, guerreras valientes de la vida que eligen el flamenco, la danza, la cultura como modo de vivir y ser en mundo, es saber que soy muy afortunada. Como así también haber comenzado a compartir Lebri-sah Orquesta Flamenca, junto a mis compañeros Pablo López, Diego Lechuga, Fernando Suárez Castro, Gisela Scopa y Mariana Castro y llenar Cocina de Culturas y el Centro Cultural Córdoba con un caluroso público, que quiere disfrutar del buen flamenco.

Dar clases de flamenco, como un nido de aprendizaje compartido fue y es mi lugar en el mundo. Continuar en movimiento mi formación en este complejo y bello arte con maestras como Carmen Ledesma, Juana Amaya, La Moneta y el maestro Torombo, en Córdoba, lejos de Andalucía, no tiene precio. Ser parte de la familia de Vaya Alboroto (Centro de estudios de Arte Flamenco) un año más, con todos los sueños y proyectos, como lo fue el Festival que se llevó a cabo en todo el país, como fue “Replican las campanas”, es sentirse bendecida, abrazada.

Dar a Río Tercero un poco de toda esta locura es devolverle a mi ciudad natal lo que me dio. Por eso fui y trataré de continuar yendo a donde sea que haya muchas ganas de compartir, crecer, volar.

El calendario que comienza en este jolgorio de astros me sigue teniendo inquieta. Cursos, clases, obras… Movimiento. La danza libera las almas, los cuerpos, las mentes. Esa es mi lucha y mi camino para este año que comienza.

Los seres sensibles, comprometidos, tenemos como expectativa esa responsabilidad en este y todos los años, pero aun más en épocas donde hay mucho que decir, que sentir y por lo que luchar.

Por mejores mundos, existe la danza.

Baila 2018, baila, vuela.

Foto: Liza Pagura.