Adrián Baigorria

Adrián Baigorria

2019

Un 2019 intenso, pese a la crisis

El 2019 arrancó con el trompetista Mariano Loiácono (Cruz Alta) mostrando su reciente disco «Vibrations», en Rosario, junto a un selecto combo de músicos afroamericanos llegados desde Nueva York para acompañar la presentación de su material. Trompetista virtuoso y exquisito arreglador, Loiácono es el jazzman más inquieto de la escena nacional y se florea con músicos neoyorkinos, llegando a tener buena crítica incluso en el ámbito internacional.

En junio, en el viejo Club Paraguay tocó el pianista Robert Glasper, uno de los tipos más interesantes e innovadores de la escena global de la black music, pero su debut local no nos voló la peluca. Apenas discreto. Queda esperar un retorno más feliz.

Antes de eso, el show que sí estuvo alucinante, fue el increíble y poderoso combo de otro afroamericano eléctrico: Fantastic Negrito. Fabuloso show en clave de blues mezclado con la mejor tradición del hard rock «setentoso zepelliniano».

Jazz y otras yerbas

Pasó otra edición del Festival Internacional de jazz, dejando como nota más destacada la sensacional actuación del octogenario trompetista italiano Enrico Rava. Un huracán de jazz «first level» sobrevolando el remozado teatro del Libertador colmado. Alucinante show.

Varios de los mejores compositores locales de jazz siguen editando y eso es muy plausible, en tiempos de reducido consumo cultural. Otra vez, lo más destacado es lo del magnífico pianista Eduardo Elía que registró otro disco notable: «Cuando sea necesario» (elegido Disco del año por la encuesta anual El intruso, hecha por periodistas especializados en jazz de todo el país). Además, el gran pianista villamariense fue elegido como tercer mejor pianista del año, en la misma encuesta. Merecidos reconocimientos para quien está, desde hace años, entre los mejores pianistas del lenguaje jazz en Argentina.

Otro compositor que editó disco fue el siempre productivo contrabajista Cristian Andrada, con su estupendo «Yarará». Siempre en la tónica hard-bop, se trata de un material de notable factura, con un sonido más standard que los anteriores del contrabajista. El inquieto vientista Nicolás Ocampo también sembró parte de lo mejor de este año con su «Revoluciones» y una serie de presentaciones en forma de Episodios, junto al Tramperas Trío. Además, liderando la Córdoba Jazz Orchestra, mostró su original tratamiento de músicas de autores locales, en el primer Festival Nacional de Big Bands de Rosario, logrando muy buena respuesta del público y de la crítica nacional.

El bajista Milton Arias editó «50.El Caldero», un interesante material con mayoría de composiciones propias. El ensamble Tangrama, con el prolífico Pablo Rojas al frente, presentó «El instante que precede al día», un disco en clave fusión muy bien hecho. Además, debutó discográficamente el Rinoceronte trío, liderado por las innovadoras ideas compositivas volcadas hacia el free jazz del trompetista Lucas Acuña.

Como nos gusta movernos y Rosario siempre estuvo cerca, nos llegamos hasta el festival por los 18 años del sello BlueArt, un emprendimiento titánico que, desde el interior, edita jazz argentino de calidad desde 2001. Ahí entendimos por qué la pianista rosarina Rocío Giménez López es una de las mayores promesas del jazz de estas pampas y disfrutamos del pianista Ernesto Jodos en clave intimista con el gran guitarrista Carlos Casazza. De postre, nos topamos por primera vez con el descomunal pianista Jorge Migoya, radicado hace décadas en Francia. Un viaje fantástico por la actualidad del jazz argento. De yapa, hacia fin de año, BlueArt editó un material inédito del mítico saxofonista Gato Barbieri: su concierto en el Gran Rex de Buenos Aires, en 1991. El Gato, en un nivel superlativo, con un estupendo combo de lo mejor del latin jazz neoyorkino de ese momento es un verdadero lujo para que el sello rosarino arribe al centésimo disco. Dicho sea de paso, BlueArt fue elegido como sello del año en la encuesta especializada del sitio elintruso.com.

Nuevos escenarios y otros que resisten

La música es importante, pero también lo es hallar dónde hacerla en buenas condiciones. Por eso, destacamos el esfuerzo de algunos pequeños lugares por sostener encendida la llama y que la música pueda ser mostrada al público, en vivo.

Así, tiende a consolidarse Pierrot Lunaire (Entre Ríos 420), un lugar increíble, con un estupendo sonido, clima intimista y hasta un piano de cola, con 85 cómodas butacas. En verdad, loable e increíble esfuerzo para un bello lugar.

Con notable esfuerzo, los pequeños bares culturales como L’ecole (Ayacucho 333) y Gondwana (Paraguay y San Juan) siguen programando música de calidad y remándola en un contexto más que áspero. Otro tanto sucede con Favela para Habitar de la zona de Güemes.

El Aleph, espacio cultural vinculado a la cultura judaica, aspira a consolidarse entre la oferta local con muy buenas propuestas. Otro tanto sucede con el histórico Centro Cultural Graciela Carena, con propuestas de músicas populares de calidad. Y un consolidado El Vecindario de Güemes. Seguro que se me escapan algunos lugares, pero entiendo que los mencionados se esfuerzan todo el año por mostrar material de músicos populares y de calidad, sin ningún aporte oficial.

Es de esperar que, en el 2020, los nuevos vientos políticos y económicos del país soplen para bien sobre unos alicaídos bolsillos para el consumo cultural y de música en vivo.

 

2017

Resumen musical 2017

Nunca hubo tanta creación audiovisual como ha habido en lo poco que llevamos transcurrido sel siglo XXI.

Por otro lado, el filósofo Michel Foucault sostenía que el concepto de autor es una idea que no aparece sino hasta la modernidad, en referencia a los libros, el primer objeto creativo artístico seriado, a partir de la invención de la imprenta y luego del advenimiento del Renacimiento. Entre ambas ideas, pensaba en algo que es recurrente al momento de hablar de la escena musical cordobesa desde hace una década, aproximadamente: la multiplicidad, variedad y calidad de muchos registros, aunque no de todos, aunque sea una obviedad aclararlo. Y en la influencia de Internet en ese dilatado proceso…

Jazz y otras yerbas

El jazz sigue gozando de muy buena salud en Córdoba, incluyendo el Festival Internacional, que ya es habitual en noviembre, y el Jazz Camp, que va en julio. Los destaques de este año fueron para las muy buenas presentaciones en vivo de Comechingonia, el disco de la Córdoba Jazz Orchestra, registrado en el Teatro del Libertador bajo la dirección y arreglos del saxofonista Nicolás Ocampo, con mayoría de composiciones de músicos cordobeses. Además, el propio Ocampo trabaja en la edición del primer trabajo de su Tramperas Trío («Calendario»), un experimento que fusiona el jazz con ciertas sonoridades de música popular argentina.

Por otro lado, el saxofonista Martín Dellavedova presentó en vivo el estupendo material de su primer registro «Ósmosis», un trabajo en clave hard-bop de muy buena factura.

Un dato particular del año fue la poco satisfactoria presencia de uno de los popes de la escena jazzera estadounidense actual, el trompetista Roy Hargrove, que tuvo un show irregular en agosto, junto a la cantante italiana Roberta Gambarini. Correcto técnicamente, pero frío y carente de alma en lo sensitivo.

Para este año, los jazzeros cordobeses esperan con expectativa el nuevo material del notable pianista villamariense Eduardo Elia, que ha venido trabajando con el saxofonista Rodrigo Domínguez y el baterista Sergio Verdinelli.

El resto

Sabemos que la música clásica sigue teniendo su espacio, sobre todo con el excelente ciclo de abono de la Fundación Proarte, de lo más destacado del género en una ciudad que también genera notables músicos en la música académica, pese a que no gocen del reconocimiento mayoritario.

El tango sigue generando novedades, principalmente en las manos de creativos geniales como el bandoneonista Damián Torres, con el trabajo de su quinteto y en la dirección de la Orquesta Provincial de Música Ciudadana. Otro tanto aportan los dos grandes cantores Gustavo Vicentín y Claudio González.

Dentro del rock y la canción, este año emergió con fuerza el Festival llamado «La Nueva Generación». Allí se expusieron en un formato desusado para Córdoba, tipo festival con varios escenarios a la vez, algunos de los mejores proyectos locales que fusionan el rock, la canción, el hip-hop y la electrónica, como Juan Ingaramo, Francisca y Los Exploradores, Marilina Bertoldi, Las Ligas Menores, Hipnótica, Telescopios, De la Rivera, el dúo Salvapantallas y el notable proyecto de los hermanos Valdés que verán coronado su esfuerzo siendo parte de la edición del festival Lollapalooza, en marzo, en Buenos Aires.

Otra de las novedades interesantes de la escena local fue la presentación en vivo del registro del notable Misty Soul Choir, un coro gospel arriesgado que versiona, entre otros, a los Red Hot Chili Peppers y a la banda inglesa Jamiroquai, visitante en Argentina en 2017 con un magnífico y festivo concierto de dos horas en diciembre, en el Hipódromo de Palermo. Prolijos, producidos y a la vez desacartonados, los Misty son para seguirlos atentamente.

Dos conciertos destacados

Hubo dos bellos conciertos con no mucho público, plenos de una calidad exquisita, en un ambiente de intimidad casi excelso. Uno fue el brindado por el reconocido cellista y arreglador brasileño Jaques Morelenbaum junto al magnífico pianista Diego Schissi, en octubre en Cocina de Culturas, transitando por la música popular argentina y brasileña, pero con arreglos camarísticos. Una delicia para entendidos.

Otro fue el que dieron en un Teatro del Libertador, lamentablemente semivacío, el sensacional pianista argentino Hernán Jacinto junto al guitarrista y cantante brasileño Fabio Cadore presentando los temas de «Acto 2», un recorrido por diversos temas de músicos populares de ambos países y composiciones propias. Otra delicia musical para cerrar este apretado resumen del ajetreado 2017.

 

2016

Resumen anual de black music en Córdoba.

Hasta hace unos pocos años intentar resumir el año de la Black Music en Córdoba era algo impensable. Hoy, la cantidad y variedad de músicos jóvenes y otros de dilatada trayectoria que tocan géneros como Jazz, Blues, Soul, Funk, Acid Jazz, Hip Hop e incluso lo fusionan, a veces, con otros ritmos, se ha agrandado en Córdoba y crece a ritmo sostenido.

El año jazzero

Hace unos diez años, al final de un concierto del mítico trompetista Fats Fernández en el Teatro Real, le pregunté al baterista cordobés BB Caniza a qué atribuía el cambio de público, que se empezaba a notar más joven, en los conciertos de jazz. “A las escuelas musicales” me soltó, sin hesitar. Entre ese aserto y la importancia que tiene la masividad de Internet, además de espacios y festivales que se han consolidado con el paso de los años, con el Festival Internacional que lleva 8 años seguidos y el Córdoba Jazz Camp a la cabeza, ha florecido una escena y una cantidad de pibes muy jóvenes tocando jazz en Córdoba. En 2016 apareció el cuarto disco del notable pianista y compositor villamariense Eduardo Elia llamado “Solo”, editado por el sello rosarino BlueArt. Es posible decir que Elia lo hizo otra vez: se despachó con un disco de impecable factura, con tres composiciones propias y varias interpretaciones de monstruos sagrados del género, como John Coltrane, Miles Davis, Thelonious Monk y Wayne Shorter. Además, en un disco de solo piano. Sencillamente, un trabajo notable y exquisito.

El otro gran compositor del jazz local, el contrabajista Cristian Andrada, también editó disco nuevo en 2016. Se trata de “Detrás del aire”, un material que lo vuelve a encontrar disfrutando de lo que más le gusta -la composición-, en su terreno predilecto: un campo oscilante entre el hardbop y el free jazz.

Al filo del cierre, el año musical jazzero vernáculo trajo la grata novedad del primer trabajo del saxofonista Martín Dellavedova: “Ósmosis”. Un buen primer registro discográfico de Dellavedova en clave de hard bop, con mayoría de temas propios, excepto uno de T. Monk. En el trabajo, Dellavedova comanda su cuarteto, junto al fraseo de Lucas Acuña en guitarra eléctrica y la sólida base de Cristian Andrada al contrabajo y de Luis Barzola en la batería.

Además, también a fin de año, apareció el trabajo «Mentes» del No Tan Trío, grupo liderado por el pianista Bruno Cravero. Un sólido trío que cultiva un estilo moderno, caminando entre el jazz rock con toques funk y aires ‘spinetteanos’, por momentos, con mayoría de composiciones propias.

Como siempre, estuvo muy prolífico el bajista Milton Arias, que editó junto al notable guitarrista Juampi Juárez el trabajo “The Sonorámica Sessions”. Se trata de 8 composiciones originales registradas en agosto pasado, en Sonorámica, un estudio de grabación enmarcado en el paradisíaco Valle de Traslasierra.

Para abril de 2017, aguarda edición el primer disco registrado por una big band local: la Córdoba Jazz Orchestra, dirigida por el saxofonista Nicolás Ocampo. En diciembre se hizo el registro en el Teatro del Libertador, con mayoría de temas compuestos por autores de Córdoba, con dirección y arreglos de Ocampo. Una novedad en la floreciente escena jazzera local, puesto que en lugar de standards, la CJO toca temas de autores locales, con arreglos propios. Además, en 2016, la Small Jazz Band llegó a los 35 años de trayectoria cultivando el jazz tradicional y lo festejó en el Teatro del Libertador a sala llena. Merecido festejo para los cultores del hot jazz de Nueva Orleans en Córdoba.

Funk y Soul

En 2011, la Funky Animal Orquesta aparecía en el ámbito musical con un tratamiento original estético, y de una calidad de producción inusual para el género en Córdoba. Cinco años después, hay una serie de bandas cultivando el género y obteniendo, en algunos casos, productos muy logrados. De la serie de grupos que hacen funk y soul, dos se destacan nítidamente por sobre el resto, además de la pionera FAO: Qi Funk y The Reverend Sons Of. Más allá de que el primer disco de Qi Funk, “La Misión Galáctica”, salió en 2014, su poderosa y armónica mezcla de funk, R&B, Hip Hop y Soul ganó notoriedad en 2016, por una presencia constante en escenarios y fiestas de estos ritmos negros en Córdoba. Sólidos, con prolijos temas propios y con un sonido muy depurado, bien pueden tener proyección nacional. Además, sus letras son en castellano.

En agosto, The Reverend Sons Of presentó su primer EP “Hapiness” en el Espacio Quality a sala llena. Los Reverendos, como me gusta llamarlos, son un poderoso mix de soul y funk con deriva permanente al house y la electrónica impecablemente hecha. Matías García Favre está al comando de los ritmos y la guitarra eléctrica, Leandro Ramallo toca los teclados y aledaños, como sintetizador y controladores midi. A ellos, se suma Juano Maldonado, cantando en perfecto inglés, con una voz profunda, digna de un crooner típico del género. En el concierto de presentación, que terminó en clima de disco con toda la concurrencia contoneándose al ritmo de los beats, de a ratos se sumó un par de coristas. Un producto musical impecable y flexible, también con proyección nacional e internacional, me atrevería a decir. Como para tener idea del nivel de lo que hacen, ya compartieron escenario con el histórico embajador del funk y el soul en Argentina: Willy Crook.

Blues local

En 2016 se editaron dos muy buenos trabajos discográficos en Córdoba del género que es la raíz de la black music: el blues. Da la casualidad o no de que ambos proyectos son comandados por armoniquistas: César Valdomir y Roberto «Popi» Castillo. Valdomir editó el muy buen disco, “Working for the blues”, trabajo enmarcado en el típico estilo de blues electrificado de Chicago, impulsado originalmente por el gran Muddy Waters. En el registro aparece, como invitado especial, una figura de primer nivel internacional: el guitarrista John Primer. Gran trabajo de un cultor del género que se codea con músicos de primer nivel nacional, como el histórico Black Amaya, y ha girado por USA y España.

Por su parte, Roberto Castillo, al comando de los Alligator’s Sons, editó otro buen disco: “Blue Possum”. En este caso, esta banda cordobesa cultiva el North Mississippi Hill Blues, blues de las montañas del norte de Mississipi. Es un muy buen disco debut, con una banda de músicos laburantes del género, que además tienen una particular manera de presentarlo: van de tour por ámbitos urbanos, como el Paseo de las Artes, o en diversas localidades serranas, montan un gazebo y tocan en el lugar, para los que se detengan a escucharlos. Además, son pioneros del North Mississipi Hill Blues en nuestro país. Todo un logro.

En la segunda mitad del año, apareció el dúo The Capers, conformado por Damián Chiozza en guitarra y banyo, y el cantante y violinista estadounidense Brandon Janes. Cultivan el old country blues o bluegrass. Y lo hacen muy bien. Este género, típico del sur de Estados Unidos, es popular y familiar auditivamente, pero hasta ahora nadie lo tocaba en Córdoba. La articulación de Janes, que es oriundo de Austin (Texas), la tierra del gran Stevie Ray Vaughan, con su estilo propio del lugar de origen del género, junto a la interpretación del guitarrista y banyoista Chiozza redondean un producto cuidado, sentido y prolijo. Todo un hallazgo en la escena local.

Hip Hop

La escena del hip hop es chica en Córdoba, pero viene creciendo al calor de los encuentros de pibes que se juntan “a tirar rimas” en zonas como La Plaza de la Intendencia. Este año, ese noble emprendimiento que son los Rimando Entreversos llegó a la presentación de su segundo disco: “Pura Realidad”. Por tratarse de pibes de los asentamientos urbanos socioeconómicamente más postergados de la ciudad, el proyecto merece ser destacado, puesto que lleva seis años de trabajo, desde la organización cultural “La Morera”, en pos de reflejar la dura realidad de los pibes de los sectores que llevan sobre sus espaldas el mayor costo de la crisis. Con letras filosas y bases hip hop, proyectos como Zona de Cuarentena, con dos MC más un músico y DJ, llevan adelante un producto de calidad y que además es reflejo social de gente que, de otra forma, no tendría voz…

Adrián Baigorria – Comunicador – Difusor radial de Jazz y Black Music desde hace más de 20 años. Conductor de Despuntando el Vicio – Domingos de 20 a 22 por FM UTN.