• Santiago Ruiz

Santiago Ruiz

2018

Foto: Verónica Sosa.

Siendo director de Coros y Orquestas mi tarea implica algunas cosas musicales y muchas otras que requieren energías extramusicales, o que son Música, pero de otra manera. Sobre todo en lo que tiene que ver con conectar personas, voluntades, almas… Compartir, escuchar, amar.

Tres ejes principales organizaron mi vida profesional en 2018:

En primer lugar: la Cantoría de la Merced, que es mi hogar musical por excelencia, donde pudimos compartir muchas nuevas propuestas entre las que se destacó «Noche del Alma», un integral de la música para coro, piano y cuerdas del compositor noruego Ola Gjeilo. Además de la música, conectamos este proyecto con la creación del Cuarteto de Cuerdas de la Cantoría de la Merced (Pablo López, Luz Urrets, Sofi Zabalza y Cami Egea) y el gran trabajo pianístico del querido Edu Gramaglia. Y en este espacio fértil de la Cantoría terminamos el año con dos nuevos brotes: un Coro de Niños (con dirección de María Paula Gómez) y Amateur, una nueva Orquesta con la que este año esperamos abrir profundos caminos.

En segundo lugar: la Orquesta de Cuerdas Municipal de Córdoba, que es mi desafío profesional de mayor exigencia, donde pude compartir con tremendos músicos un año de una programación realmente maratónica. Siempre conectada a solistas, agrupaciones, coros, arregladores y compositores (muchos, la mayoría, cordobeses) y buscando llenar toda la ciudad de propuestas especiales y sinceras. Hay muchas postales contrastantes de la actividad de este año: un concierto en el CCK (primera gira a Buenos Aires de la Orquesta) donde se tocó música original escrita por cordobeses, un homenaje al Cuarteto y música de Bloch…. Una plaza San Martín con 1500 niños de las escuelas municipales cantando música para actos escolares del genial Sebastián Monk, el Concierto para Clarinete de Aaron Copland, o la música para piano y arpa de Debussy en su centenario… Aparentes contrastes impensados que convivieron con un público siempre dispuesto a escuchar y devolver el entusiasmo.

En tercer lugar: el trabajo como docente en la Universidad, en las cátedras donde se enseña sobre la actividad coral (cantar en coros, dirigir, gestionar…) a futuros maestros y maestras de música, directores y directoras de coros. Aquí siempre el trabajo es una aventura maravillosa, y esto de conectar personas, compartir, escuchar y crecer se hace un camino ideal. Soy muy afortunado de poder ser profesor, y como tal , testigo privilegiado de nuestro futuro.

A veces esos tres ejes se cruzan y me hacen muy feliz.

A veces, durante el año que pasó, volví a ser guitarrista y toqué con la Orquesta de Cuerdas y también con la Cantoría…

Este año también tuve que arreglar y componer mucha música para cuerdas y para voces y fue una manera maravillosa de conectarme siempre con la creación.

Fui invitado de la Orquesta Sinfónica de Córdoba en varias oportunidades y también pude trabajar en Uruguay y en Rosario, haciendo todo esto que amo tanto y sobre todo, alimentando mi entusiasmo con el de los demás.

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