• Mooi

Mooi

2021

Foto: @eltio.maca

La hermosura somos nosotres.

Una siempre tiene ganas de participar del anuario. Me gusta escribir aquí, porque me hace mirar un poquito para atrás a ver cómo llegué hasta donde estoy… En mi último escrito, hablaba de cómo auguraba ponerme en movimiento y viajar infinito yendo y viniendo con las canciones. Sí, risita y ruidito de mate…

Lo escribí en 2019. Sé respiraba la idea de viajar para muchxs, incluso hablábamos entre amigxs y colegas artistas de la posibilidad de coincidir en otros países…

En fin, este espíritu nómade hizo nido, dejó entrar una cachorra, y entendió después de un buen rato, que podía viajar para adentro, conectar con el silencio y descubrir todos esos rincones que siempre dejaba para después.

Aquí estoy, luego de dos años fuera del tiempo lineal como lo conocemos, que para mí también entran en un parpadeo, con canciones para compartir y un nuevo renacer. La introspección me dejó preguntándome si aquellas sílabas que tan amorosamente eligieron mi mamá y papá para nombrarme seguían abrazando mi presente… Recordé mi niñez y las niñeces que siempre me interpelan. Hay algo de lo que dicen que se me queda grabado, que después se transforma en canción, o en un recuerdo que me hace añorar los rincones con un amor especial.

Hoy quiero compartirles dos:

2018. En Bélgica viví con Vicky, una pequeña de 7 años, todas las mañanas se acercaba con su guitarrita, nunca supe bien si quería que le cantara o si quería que tocara para que cante ella, el juego duraba horas y sucedían ambas cosas. Un día de camping con su mamá ella escribió “Bel iz mooi met haar roze haar bril an beugel” (Bel es un encanto con su pelo rosa, lentes y aparatos).

“MOOI”, recordé siempre esa palabra, la recuerdo escrita con su letra y me recuerdo a mí en esa tarde al levantar la vista del cuaderno, reencontrándome con su sonrisa cambiando dientes medio fuera de foco en el parque.

2017. Vivía en un complejo de torres en Barrio Providencia. Un domingo dorado, digno de esos otoños cordobeses de sol y hojas secas, abrí la ventana en el tercer piso donde vivía y escuche la voz de un niñito: “¡HEY, PERSONAS QUE VIVEN EN ESTE LUGAR SON TODOS HERMOSOS!”

Ese grito me hizo acordar a mí a los 4 años, jugando en el patio de mi abuelo repitiendo a los gritos el diálogo de una película viejísima “Yo ser viento en el pelo, yo ser tu amigo”. Me recuerdo jugando a ser mil cosas, emocionada con el diálogo de una peli, pues ¿qué puede ser más lindo que alguien que quiera ser tu amigx?

Hoy me repito ese grito de las diez de la mañana de un domingo, haciendo eco en las paredes de mi casa, para que haga tanto eco en mi corazón que pueda decirlo en cualquier canción como un mantra. Me repito como un mantra y me nombro porque elijo.

Me llamo Mooi.

Me gusta la idea de ser un encanto, así me siento, embrujada de recuerdos que me despiertan y me inspiran, que me dejan tibiecita del amor recibido para compartirme despacito en un presente bastante hostil que pide todo el tiempo etiqueta, equipo y un montón de requisitos para ser o no ser.

Yo sólo sé que existo, deseo y vibro y les deseo a ustedes también como un mantra, recordar que si queremos la hermosura somos nosotres.

Si quieren escuchar mis canciones les invito a pasar por mi canal de Youtube. Hay mucho trabajo amoroso en lo que verán, ojalá les haga tan feliz como a mí.

 

2019

Mi última serenanta miope.

El 2019 arrancó con carnaval. Renovada y llevada por el diablo volví a casa llena de ideas y músicas nuevas. Ahí, medio bailando me encomendé al ritual y empecé a trabajar en mis canciones pausadas, esperando ser cantadas otra vez.

Así es que, nuevo material y nuevos espacios. En febrero, de la mano de Danula Filmmaker, estrenamos “Con un poco de miel”, una canción que escribí como un mantra, una oración para todas aquellas víctimas de femicidios, mientras sus asesinos andan casi todos sueltos. Me acuerdo de ese día y me vuelve a dar dolor de panza, tuvimos que actualizar la información tres veces antes de subir el video porque siempre había una muerta más para nombrar, y sigue. No sé cuándo nos dejará de alarmar la cifra… Entonces decidí, dejar de habitar espacios que nos violenten, fortalecerme en lo colectivo y hermoso, en encuentros sinceros y espacios respetuosos.

Durante el año, El ciclo “Vrota transfeminista”, me abrió las puertas a compartirme como yo quiera, con escucha abrazadora y comida rica. Mientras tanto, en esta búsqueda entendí que hay pocos espacios que realmente digan ser respetuosos y sean coherentes con ese discurso, y decidimos empezar a generarlo, ponernos en acción y construirlo poco a poco.

En marzo nace Selva, ciclo de cantautorxs que junto a Jesu Guzmán (gran compañera de la música y la gestión) sostenemos hasta hoy con una agenda cargadita de artistas invitades. Nos espera un año precioso con este ciclo que es como un oasis para mí, así como lo son las redes que hace dos años venimos cultivando entre artistas de diferentes provincias.

 En abril, Santiago del Estero nos recibió una vez más en el 2° Encuentro de Música por Mujeres siendo parte de la peña de cierre, (y de todas las guitarreadas y rondas posibles) junto a mis comadres de Anatema, con las que andamos prontas a despedir nuestro primer disco para darle lugar a lo que vendrá.

Mayo y septiembre amanecieron en Buenos aires, compartiendo canciones con Marcela Gleiser y Valen Bonetto. Al volver a casa, el cabildo nos esperaba con tremendo escenario para el cambio de guardia del 25 de Mayo, ver caritas de lejos atravesó mi sonido para el resto del año… aún sigo sorprendiéndome de cosas. Después de mi última  serenata miope en Buenos Aires, todo eso que empezaba a ver había que hacerlo cuerpo, operé mis ojitos y empecé a fascinarme con los detalles de las cosas como una niñita, los detalles lindos y los feos también. Parece que exagero pero todo es HD, incluso las ideas, incluso las injusticias.

Agosto, me llevó a Villa María a la Peña del Congreso de Música Popular, a la 2° edición de Folkloricas, (encuentro en el que recibimos a músicas de muchas provincias, con conversatorios, conciertos, talleres y una jam infinita y fogosa de cierre), y al “Resuena mujer” en Paraná. La Plata también fue nuestra casa, en el marco del 34° Encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, trans y no binaries, compartimos chacareras con Dani Medrano, Norma Aguirre y Marce Vicente en “La peña de las Pibas”.

Noviembre cerró un año precioso con la última fecha de Selva, Jesu Guzmán y yo compartimos nuestras canciones acompañadas de tres músicas tremendas que queremos y admiramos muchísimo: Mari Polé, Gringa Cruz y Ornela Lanzillotto, potenciaron cada mensaje que queríamos compartir, una sala llena lista para celebrar la existencia del ciclo y mover la cadera al compás de nuestrxs invitadxs de lujo, desde Villa María: Barbi Queer, ardiendo todo lo que no nos deja ser.

Y ya dejando ir un 2019 ritualesco, “Las pibas producen” nos invitan a ser parte de su ciclo en diciembre, ahí fuimos con Jesu, a compartirnos y seguir enredándonos.

Estoy hecha de toda esta intensidad y mis canciones también. Le canto a los dolores, también a lo que me gusta, pero sobretodo a los dolores para sanarlos (si puedo) o para comunicarlos y que de una vez los hagamos desaparecer. Esos dolores a veces son míos, otras veces son de la tierra y de quienes la caminamos. Se me mezcla un poco todo el tiempo hablar de mi y no hacerlo en plural, y es que lo individual es colectivo y viceversa…

No en vano la Selva, el brote, lo verde que es vida, y que sea la vida que decidamos Este 2020, veo con claridad que me pondrá en movimiento por todas partes, y por todos los sonidos que pueda, y así seguir descubriendo y jugando entre palabras, colores y sombras (como cuando miope, pero con más claridad) para hacerlas canción…

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