• María Correa

María Correa

2021

Foto: @ro.jim

2021 y seguimos en pandemia.

Ya no es una pausa larga y agobiante de un 2020 con un virus raro. Como en una película distópica siguen vedadas muchas cosas, que antes dábamos por sentado. Como el abrazo, como ir a la escuela todos los días, como cantar con otrxs, como encontrarse y compartir un mate.

Y no hay un límite de tiempo, una fecha de vencimiento para esta nueva realidad. No hay un límite que transgredir, o con el cual negociar, o con el que discutir. Porque nadie sabe cuándo va a terminar de verdad.

Y ese mañana difuso, ese hoy confuso y muchas veces frustrante, nos pone en jaque. Es como pegarle trompadas a la niebla.

Y ahí, me encuentro parada en un lugar que no estaba en mi mapa.

Estoy parada en un lugar. Que no estaba en mi mapa.

Mi mapa.

  1. Se cocina un nuevo mapa. Ahí está. No es una elección. Es un hecho. Se cocina un nuevo mapa.

Y eso ES la pepita de oro en el barro. Un nuevo mapa. Se contagia a todas las dimensiones de mi ser.

Y decido que quiero acompañar activamente la creación de este nuevo mapa, que no sea algo automático (no le voy a regalar eso también al virus). Yo voy a aprovechar esta ola inevitable y voy

a elegir qué mapa voy a crear. A dónde quiero ir.

Tengo la oportunidad, exquisita, de preguntarme de verdad qué quiero, de despertar de mis costumbres que se hicieron rutinas dormidas, y volver a generar.

Hay barro, meto las manos en el barro. Pero hay algunas pepitas de oro. Valiosas.

2021, te transité. No me pasaste por encima.

María Correa. Música, mamá, docente.

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