• Luciano Levin
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Luciano Levin

2017

No ha sucedido nada o ha pasado todo con demasiada rapidez e intensidad. Breve, pero intenso. Eso ha quedado, desde lo musical/vivencial en el año que termina.

Todo a la vez o nada a la vez. En esos extremos creativos y sociales transcurrió.

Casi como una canción sin estribillos claros o finales de canciones que lleguen a emocionar. Muchas veces sentí durante el año que estaba en la “parte c” de la composición. Esto, claro, si la estructuramos en “estrofas”, “estribillos” y la mencionada “c”. Como si lo sucedido, intenso lo repito, sea transición desde y hacia otra instancia.

En esa fluctuación llegó el final. Porque inevitablemente lo tiene, como un disco, como una canción radial de tres minutos y poco más. “Ah” fue la expresión de ese final. “Ah” también fue la palabra o interjección elegida para resumirla. Como un desahogo, como una síntesis ambigua, emocional y caprichosa.

Como si fuera un engaño al inmenso ruido que cansa y agota, “Ah” se parece al silencio de varios compases.

Y ahí va, ahí llega, y ahí se queda. Como la música.

Foto: Cande Frías.

 

2015

Palabra por palabra. Fin de año. Tal vez en el año más escrito que grabado de los últimos que recuerde. He sentido mayor comodidad por esto mismo.

Existe la música cuando simplemente leemos el texto de lo cantado. Hay canciones que pueden omitir lo armónico/melódico por esa razón. Si leo únicamente la palabra “Something” (The Beatles), estaré sintiendo y recordando la magia de un arreglo de George Harrison antes que termine el primer compás. Hay millones que cumplen esa silenciosa función. Se multiplican, hacen que comprendamos que lo que leemos nos lleva a la música que ya asimilamos y aceptamos anteriormente.

Por eso vuelvo a las palabras, a la importancia de estar escritas y a recordar que lo están, como dije, en el año donde más tiempo pasé escribiendo, más que acercándome al instrumento o al micrófono.

Hay más, siempre hay más palabras. Bien dicho ahora, fin de año y año nuevo en un minuto nada más.

Palabras nuevas en año nuevo. Buen 2016 para todos y cada uno.

 

2014

Los años impares son diferentes y los disfruto con el triple de intensidad.

Tampoco es vital nombrarlos de esa manera. La suma no los justifica, pero el que va terminando como ciclo y con justicia se va, este 2014, (modifica su condición a 7), llevó mucha música cantada y canciones nuevas que abren otra ventana a fuerza de más trabajo.

Viajar y cantar deben ser las palabras que más veces he nombrado en el último tiempo y llevando esto a donde hay que llevarlo, seguiré multiplicándolas por otras tantas veces. A cantar y a viajar, que los números llevan secretos escondidos también.

2015 es par en la cuenta, 351 lo refuerza y al final de todo, lo que importa, siempre lo que importa son las canciones.

Gracias por lo que fue y bienvenido para lo que llegará.

 

2013

Diciembre carga con el peso de ser una palabra larga en el final de un año y con todo lo vivido en los once meses anteriores. Enero es más vertical y musicalmente renovador. Enero es imperfecto. Enero es impredecible de a ratos, también, y enero se parece bastante a la primera canción de un disco nuevo.

Disco nuevo. Año nuevo. Música nueva. Música. Gracias 2013. Hola 2014.

 

2012

La mayor parte del tiempo la música me llama la atención desde la sorpresa y la renovación. Diaria, anual, semanal o en cada compás nuevo que comienza.

Siempre habrá más canciones, siempre habrán otras formas de sorprender y cambiar.

Año nuevo, renovación simple y pura.

Más música que llega para todos en este año.

Que sea un buen 2013.

Gran abrazo a todos.

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