• Guillermo Di Pietro

Guillermo Di Pietro

2016

El 2016 ha evidenciado algo que ya se venía sintiendo en la ciudad: Córdoba arde en música. No sólo estoy hablando de la producción propia de la ciudad, sino también de las visitas que recibimos. Me animo a pensar Córdoba ya no como una ciudad a partir de la cual nos podemos acercar a Buenos Aires, si no como una ciudad a la que Buenos Aires se puede acercar. Mejor dicho, se acerca.

Ser público (o esa otra manera de ser músico) en Córdoba nos permite estar cerca de músicos admirados, verlos y escucharlos en vivo (de más está recordar el magnífico concierto de Paul, por decir uno descollante). Ser músico (o esa otra manera de ser público) en Córdoba nos permite intentar compartir escenario con músicos admirados.

Córdoba se ha convertido en lugar al que quieren venir a tocar músicos de todo el país y tenemos la ventaja que, así como Rosario, «siempre estuvo cerca». Pero ahora está más que nunca, porque hay Festivales realizados con criterio artístico, porque hay músicos que se bancan tocar en las ligas mayores (siempre los hubo, en realidad) y porque hay escuelas y músicos-profesores que transmiten conocimiento. Esto, sin duda, hace que siendo músico en esta ciudad uno tenga la posibilidad de compartir escenarios con Hugo Fattoruso, Liliana Herrero, Fernando Cabrera y Claudio Cardone.

Ser músico y vivir en Córdoba puede dar como resultado que uno experimente una de las formas de la felicidad, esa que da la de estar arriba de un escenario con músicos de otro planeta.

 

2015

Mayo de 2015. Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Argentina. Liliana Herrero y Hugo Fattoruso ponen en escena “No soy un extraño”, ese tango del rock argentino creado magistralmente por Charly García. La escena se completa conmigo sentado al piano como espectador de lujo.   La cantante descomunal (qué otro adjetivo le cabe) entrerriana y el genio (qué otro adjetivo le cabe) uruguayo se juntan casi fortuitamente en el corazón de Buenos Aires. En la Biblioteca Nacional. El 8 de mayo de 2015.

Liliana canta palabras con pausas que están a punto de quebrar. Hugo tensiona con su acordeón sabiendo que es un tango, pero estando seguro de que no lo es. Yo me emociono casi hasta las lágrimas sabiendo que estoy viviendo un momento único. Y que tengo que tocar el piano mientras eso sucede. Y lamento no estar sentado como espectador. Y no puedo creer estar sentado tocando el piano con ellos, en ese momento.

El 8 de mayo de 2015 en la Biblioteca Nacional, en Buenos Aires, en Argentina, Liliana Herrero y Hugo Fattoruso hicieron una canción de Charly García. Liliana Herrero y Hugo Fattoruso hicieron “No soy un extraño”. Fue verdad. Aseguro que pasó. Se puso en escena, a través de la música, una manera de pensar el mundo como sólo una canción de Charly es capaz de hacer. Y Hugo y Liliana son capaces de pensar.

Apenas unas cien personas fuimos testigos de ese momento.

 

2014

Este año grabé un disco nuevo.  Un disco nuevo en el cual participaron Liliana Herrero, Fernando Cabrera y Hugo Fattoruso. Sueños que ni siquiera me había animado a soñar se han materializado y ahora están ahí, dispuestos a ser realidad cada vez que los quiera escuchar.

Ellos tres me (nos) han entregado versiones preciosas de canciones de Páez, García y Spinetta. Pero sobre todo, me han mostrado (y a todo aquel que se quiera asomar a esos abismos) que el hecho estético se revela ahí: en ese acordeón de Hugo que siempre se está por quebrar pero que no; en esa voz de Fernando buscando el fraseo inaudito; en Liliana, metiéndose en la melodía como si fuera parte de su cuerpo.

La música nos regala, una vez más, la sensación de que estar en este mundo tiene algún sentido.

 

2013

Este año abrió y cerró tocando en dos lugares preciosos: en Icho Cruz en medio de un arroyo, en un escenario improvisado que unía a modo de puente las dos costas y mientras tocaba solo piano, además de ver a la gente escuchando sentada en el pasto, podía ir viendo cómo el sol del atardecer se iba yendo para dar paso a la noche. Un momento estremecedor.

El otro, el cierre, fue en Córdoba, en Cocina de Culturas. Por otros motivos, un escenario hermoso, con un piano hermoso y tuve la suerte de compartir escenario con mis admirados Enrico Barbizi, Ramiro Zárate, Rossi Gigli, Pablo Cuevas, Mariano Morales y Andrés Sosa.

En el medio de esos conciertos fue madurando un nuevo disco que en estos momentos estoy terminando de estudiar para, en el verano, entrar a grabarlo.

Dos cosas más: este año Liliana Herrero editó maravilloso y Córdoba se está incendiando, pero muy pocos quieren mostrar el fuego.

 

2012

Me resulta imposible pensar en 2012 y no pensar a Spinetta. No debo agregar nada más al respecto.

También pienso a “Donvi” Vitale, el papá de Lito y Liliana, que “viene de morirse” este año. SU figura es tan grande, y tan oculta para el gran público, que no es exagerado decir que no podemos pensarnos la historia de la música independiente en Argentina si no pensamos en él.

En el plano personal, tuve un concierto en el que toqué en un piano “de verdad” (en el Teatro Real dentro del Festival Internacional de Jazz); para un pianista, eso es todo un acontecimiento.

Por lo demás, transcurrió con las dudas, las incertidumbres, los dolores y algunas certezas que todo proceso de creación (si se me permite esa pretenciosa palabra) conlleva y que se tradujo en pentagramas cargados de notas, borrones, anotaciones auxiliares y pasadas en limpio.

Eso, pienso, es el comienzo de la edición de un disco.

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