• Cocho Pedraza

Cocho Pedraza

2021

Foto: Guara Calvo.

Soy Cocho Pedraza, músico y docente de música.

Como docente ya estoy jubilado, pero como músico uno pierde el pelo pero no las mañas.

Este año 2021 por obra y gracias a la peste lo pasé en la cueva como un vizcachón o un peludo, no obstante hice algunas cosas desde “las casas”:

Un reportaje en Radio Universidad para los programas “Todo Folklore” de Sergio Antoniazzi y “El Duende” de Chiquito Catramboni y Tincho Siboldi, sobre la aparición de mi segundo libro «Almacén de ramos generales».

Grabé un video para un documental realizado en Villa Dolores en homenaje a Marcos López, en relación al centenario de su nacimiento y a la autoría de la “Jota cordobesa”.

Participé vía zoom de una convocatoria de ACORDAF (Asociación Cordobesa de la Danza Folklórica) charlando sobre el Folklore Musical de la provincia de Córdoba.

Estuve en un conversatorio por una FM de Malvinas Argentinas para el programa “La radio en la escuela”, hablando sobre el Folklore y la Tradición.

Fui invitado a una radio abierta en la Escuela Provincial Moragas, conducido por alumnos de sexto año, para charlar con los chicos sobre mi oficio de músico y docente y de los oficios en general.

Participé en varios programas quincenales por una radio vía internet. La temática eran los géneros folklóricos de Argentina en un micro que se llamaba “Al compás de la vihuela”.

Terminé mi tercer libro «Hay que estar al pedo» y comencé a escribir el cuarto que se llama «Mostrando la hilacha», donde hay varios relatos que se relacionan con la música.

Ahí va uno:

Dice la «Zamba de Lozano» de Manuel José Castilla y Cuchi Leguizamón:

«…Ramito de albahaca
Niña Yolanda ¿dónde andarás…?».

La «Niña Yolanda» es Yolanda Pérez de Carenzó, una pianista jujeña que en su casona de Lozano reunía en las tertulias y también alojaba a los más importantes músicos y poetas, entre ellos Pablo Neruda, Armando Tejada Gómez, el Mono Villegas, el Trío Los Panchos, Conrado Nalé Roxlo, Manuel J. Castilla, Carlos Guastavino, Jaime Dávalos, Agustín Lara, Cuchi Leguizamón, Ariel Ramírez, el Chúcaro, Narciso Yepes, Eduardo Lagos, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Jorge Cafrune, Pedro Vargas, Los Fronterizos y tantos más.

Dice “Zambita pa’ Don Rosendo» de Julio Díaz Bazán:

«Han comenzao las cosechas
los changos a la viña van,
y en un carro allá va Rosendo
meta chicote a su parda».

Hay diferentes versiones donde algunos dicen Pardal, otros Paldá y también Parral.

En realidad el error se produce por forzar el acento ortográfico para hacerlo coincidir con la rima y la acentuación de la melodía. La letra refiere a un carro tirado por una mula parda, a la que don Rosendo Chumbita, de un pueblito riojano llamado Aminga, la iba chicoteando con el látigo.

Dice la “Zamba Azul” de Tito Francia y Armando Tejada Gómez:

“Como un limpio amanecer
era tu pollera azul…”.
“Siempre te recordare
junto a tu paisaje azul…”.
“La noche te vio bailar
azul en los ojos
del rocío…”.

Tito Francia compuso la melodía en épocas del “Movimiento del Nuevo Cancionero”, nacido en Mendoza en 1963 y que estaba integrado además de él por Mercedes Sosa, Armando Tejada Gómez, Oscar Matus, Eduardo Aragón, Juan Carlos Sedero y Hamlet Lima Quintana entre otros. Tito la pensó como una obra instrumental que al ser escuchada por sus compañeros del grupo, estos sostuvieron que era el símbolo de “la nota azul” o “zona azul” por su belleza y perfección, según una loca teoría de Juan Carlos Sedero. Armando Tejada Gómez dijo que esa melodía era para una zamba y le hizo la letra impregnada de color azul. Dicen que fue Carmen Guzmán la que les sugirió el nombre de “Zamba Azul” en la puerta de la Radio Nihuil.

Dice la zamba “Luna Cautiva” del Chango Rodríguez:

“…Y divisé tu rancho a orillas del camino
adonde los jazmines tejieron un altar
al pie del “Calicanto” la luna cuando pasa
peinó mi serenata la cresta del sauzal…”

El Calicanto fue un paredón de piedras de canto rodado asentadas en mezcla hecha con cal, para contener las crecidas del arroyo La Cañada de la ciudad de Córdoba. Fue construido durante la gobernación de Ángel de Peredo en 1671. Aún se conserva como testimonio histórico, un resto de aquella muralla en la encrucijada de las calles Marcelo T. de Alvear, Belgrano y Boulevard San Juan.

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