• Claudio Sarmiento

Claudio Sarmiento

2021

La Falda, martes 18 de enero. Por primera vez en décadas tengo un laburo que me da vacaciones pagas y se siente raro. Especialmente porque no traje guitarra (hace años que amenazo con comprarme una que no ocupe mucho espacio en el auto para este tipo de escapadas, pero nunca hago bien las cuentas).

Mis pulmones no entienden mucho de la nueva cantidad de aire limpio que está ingresando, especialmente luego de dos semanas y unos días de pasarla feo a nivel respiratorio, cortesía de la variante Omicron. La gente en el lugar donde estoy parando parece no tener mucha preocupación o precaución al respecto. Después de casi veinte días sin fumar, vuelvo al mal hábito. Pero bueno, no es lo único que hago mal en la vida.

En el 2021 esperaba volver a los escenarios con Carlos Salinas y finalmente presentar «La Canción Insurgente», un disco hecho con todo el amor del que somos capaces, que todavía les espera en las redes, pero eso no se dio.

Desde el encierro surgió la posibilidad de grabar mi propio disco, amparado por Marco Cordero en los arreglos y la producción musical. Fuera de eso, tuve algunas aventuras compositivas virtuales con Nazareno Galíndez -el talentoso hijo del poeta cordobés Walter Galíndez-; además pude oír algunas de mis canciones en versiones que no son las mías (emociona como el primer día) y una vez que se permitieron algunos toques en vivo, me sumé a acompañarlo al Ariel Luna en guitarra y coros.

En 2020 había escrito bastante y creí que de eso se iba a tratar mi disco, pero no fue así. Las canciones “para el disco” se fueron acercando solas al concepto: «351» es la música de folclore de Córdoba como yo la veo desde chico, no sé si como la entiendo o como me gustaría que fuera. Tiene chacareras, mareas, zambas, vidalas, tinkus y cuarteto. Salvo la marea y el cuarteto, ninguno de los otros ritmos es típico de Córdoba, pero son cosas que he escuchado siempre en las peñas barriales, festivales y bodegones que fui transitando en la niñez y adolescencia (ventajas y desventajas de haber pertenecido a un conjunto folclórico desde niño). Entonces, puedo decir que lo que sostiene al concepto del «disco»’ está muy presente en las letras, pero sobre todo en quien las canta y en la forma de encararlo.

Por numerología inventada, «351» consta de nueve temas(3+5+1=9) aunque podría tranquilamente tener doce o quince, o un volumen 2, por la cantidad de canciones que quedaron afuera, que no necesariamente me gustaron menos. Además de lo que sigo escribiendo.

Aquí les dejo el primer adelanto, “Río de las letanías“ (que nace del nombre de una calle en Barrio Los Olmos Sur, pegadito a Villa el Libertador que me sonaba muchísimo a nombre de chamamé, o guarania, en este caso).

 

2019

Fue un año lleno de siembra, desde lo personal y lo artístico. Con algunas actuaciones como solista, aunque tocar solo no era la idea para este año, se dio. Sin buscar demasiado, nacieron varios escritos y canciones nuevas. Algunas irán a parar al segundo disco de Sarmiento & Salinas -que está más cerca de lo que pensaba- y otras al disco solista que planeo arrancar en 2020.

Con el dúo de folclore (SoldeNoche dúo) cortamos la actividad a mitad de año para enfocarnos en los proyectos de cada uno: mi cumpa Ariel Luna está terminando de grabar un discazo en el que tuve la alegría de participar; y por mi parte le metí mente, cuerpo y alma a «La canción insurgente», el disco que estamos produciendo junto a Carlos Salinas y Marcos Luc y saldrá en 2020.

Acompañé a Salinas como cantor invitado (donde el muy guanaco me pidió cantar en inglés) en la presentación de su libro «Si nos queremos estar» y también dijimos presente con SyS en el ciclo cancionero de Marcos Luc en el Legendario Docta Bar… Otro hermoso lugar que se llevó la (Ma)crisis, lamentablemente​ no estoy diciendo nada nuevo.

Estuve tocando solo, en alguno de los dúos, como músico de alguien -y hasta como parte de un grupo que no pasó de dos actuaciones- en muchos lugares, por suerte, pero a los fines de este escrito, seré breve, lo importante es que se pudo trabajar y resistir.

En la segunda mitad del año tuve la alegría de que Demi Carabajal grabara la chacarera que lleva mi letra («Un día más») y que Maxi Acosta grabara una chacarera (Pedrito) y una zamba («Para siempre») mías, con las que ganó la sede Carlos Paz del Pre Cosquín, del que también participé con una canción inédita, que obtuvo buenas calificaciones, pero no fue seleccionada.

Y con esto, que no es ni lejos todo lo que pasó, pero es mucho, me despido.

¡Hasta el Anuario 2020!

 

2016

Creo que la palabra en todas sus variantes -escrita, leída o musicalizada- es esta suerte de esperanza en movimiento a la que, por supuesto, tenemos que ponerle siempre el cuerpo y el corazón. Para que no se convierta en un conjunto vacío de sílabas y acentuaciones.

Este año me separé de la banda de la que formé parte desde los 8 años, Folklore por Cinco. No sé si hicimos mucho o poco, pero sí puedo decir que descubrí lugares, gente, medios, formas de hacer las cosas y casi todo lo que sé sobre música junto con ellos, mis amigos/hermanos. Decidir jugarse por la identidad musical de uno, después de haber transitado lo colectivo por tanto tiempo, es difícil, pero en este caso fue lo que se sintió natural. Esa decisión también me abrió otras jugadas que fueron surgiendo sin planearlas, como componer para grupos de cuarteto de Córdoba, poder escribir una chacarera con música de Demi Carabajal o empezar a jugar y jugarme con otras sonoridades y sensibilidades estilísticas.

Con Sarmiento/Salinas, por poner un ejemplo, canto un reggae que escribí bastante enfurecido con esa idea nefasta del supuesto ‘Cambio’ que todos los días intenta devorarnos la dignidad, pero al que igual le damos pelea (No hay cambio que me cambie, tengo rota la palanca/la quebré cuando entendí /cuál es el precio que se paga/ Puedo mudar de piel / incluso transmutar el alma / pero es mi esencia / la única luz que no me apagan). El hecho de que en una o más de mis canciones se cuele el rap responde a cuestiones ligadas con muchos de los folkloristas de estos tiempos, supongo, influidos por todo el recorrido sonoro que se trae desde niño. Ese tipo de cosas, como rapear en un reggae, pero también en una chacarera, o empezar a escribir poesía con mayor regularidad y menos miedo, el poder compartirla en lugares como La Hualfin poesía, Tramas en Icho Cruz, o el Patio de los Poetas del Centro Cultural España-Córdoba, con gente de ese palo, que escribe muy bien, y que no sólo no me hayan tirado con ningún objeto cortopunzante, sino que me hayan dado palabras de aliento, está definitivamente entre lo positivo del balance del año.

Con Salinas este año tocamos muchas más veces de lo planeado, siempre trabajando desde la autogestión. Aprendimos mucho, muchísimo. Como también lo hacen varios compañeros del rubro, nos encargamos desde diseñar el flyer, ser nuestros propios sonidistas, fotógrafos, iluminadores y community managers, hasta planear el mini tour de prensa (estuvimos en infinidad de programas de radio, con un cariño especial por nuestra querida Radio Sur, en Villa el Libertador; pero también estuvimos en Radio Eterogenia, Radio Sucesos, RadioRevés, Universidad 580, Radio UTN y Nuestra Radio. También anduvimos por Canal 10 y Cba24N, y gracias a la pluma increíble de Santi Pfleiderer, tuvimos una nota que nos hace sonrojar bastante-para bien- en el Diario Alfil.

Cuento todo esto que no es poco, siendo este el año nuestro primer año;  y lo cerramos el 19 de diciembre de 2016 en la Sala Agustín Tosco, de Luz y Fuerza.  En un espectáculo  a total beneficio de la Orquesta Popular de barrio Maldonado, y no puedo estar más feliz de haber dicho presente.

Rodeado de toda esa música, poesía y laburo constante, nació otro proyecto. Con una intención más arraigada a la música de raíz folklórica nos juntamos con Ariel Luna, un gran cantante, autor y compositor cordobés, y armamos SoldeNoche Dúo, para tocar esas canciones que cantábamos en guitarreadas y que arreglábamos como si supiéramos que íbamos a terminar cantando juntos en los escenarios. Al igual que con Salinas, la música y la amistad nos amontonaron, pero fue la palabra, y su esperanza implícita, la que nos puso en movimiento.

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