Naty Martínez

Naty Martínez

2018

Fue un año en el que comprendí la fuerza que tiene lo colectivo. Un año en que se tendieron redes culturales, sociales y sororas. Un año de mucho trabajo, que rendía poco, si lo midiera solamente con esa vara con que lo medimos todo, la de lo económico, pero que dio tantos frutos, que brindó tanto renacer y encuentro con otrxs, que sería inconmensurable.

En lo personal, por momentos descreí de todo, tomé distancia de mucho y me cuestioné los motivos de seguir por donde venía. Benedetti es un autor que me gustaba cuando era adolescente, y hay una frase que la tengo presente: “De vez en cuando hay que hacer una pausa, contemplarse a sí mismo sin la fruición cotidiana, examinar el pasado rubro por rubro, etapa por etapa, baldosa por baldosa y no llorarse las mentiras sino cantarse las verdades”. Y fueron muchas verdades las cantadas, para volver a armarme, para poder repensarme, reinventarme y por fin cambiar de piel. Cuando una contempla a su alrededor con ojos nuevos y ve todo lo que ha sido capaz de construir y transformar junto a otrxs y gracias a manos que empujan, sostienen y acompañan… una comprende “despacitamente” que no hay luz posible si no abrazamos las oscuridades que también nos con-forman.

Por esto:

Confirmo que el arte es una manera de pararse en el mundo.

Que amo ser Payasa y que mi Tina me lleve a vivenciar todo su universo y compartirlo con otrxs payasxs.

Que La Elefanteca, ese espacio-tiempo que se llena de amigos compartiendo historias, es la muestra que demuestra que cuando las ideas nacen y se comparten crecen gigantes como un Elefante.

Que confío que aún tengo mucho para dar y aprender.

Y mi palabra a este año que se fue es Gracias, por las oportunidades de ser y hacer. Sepan que yo tengo lxs mejores amigxs del mundo.

Para este 2019 deseo que ardamos de deseo y empatía. Que nadie nos diga que no se puede. Que nadie ponga por nosotros un límite. Que seamos capaces de cambiar de historia y cambiar la historia.

Que tengamos el poder de contagiar lo que amamos, en mi caso las lecturas, los cuentos, el poder transformador del arte y la verdad de mi payasa para que Abrir sea más común que cerrar el corazón.