Meliné Masmanian

Meliné Masmanian

2018

«Un actor debe trabajar toda su vida, cultivar su mente, desarrollar su talento sistemáticamente, ampliar su personalidad; nunca debe desesperar, ni olvidar este propósito fundamental: amar su arte con todas sus fuerzas y amarlo sin egoísmo». C. Stanislavski.

Así fue mi 2018 y así aplico esta frase al teatro, a la danza, al musical, a los mundos en donde me muevo. Amar mi arte con profundidad y defenderla, resistiendo, en un año donde la cultura fue una de las principales desfavorecidas.
Mi 2018 fue un año de transición, siempre en la escena, siempre entrenando y estudiando y siempre enseñando. Entre estos ejes me muevo desde hace tiempo y este no fue la excepción.

Concreté un anhelo que tenía; mudarme a Buenos Aires, pero seguí en contacto con Córdoba, yendo y viniendo con distintos proyectos.

Arrancó el año en C.A.B.A, participando en un musical y en distintas galas musicales e intervenciones, tanto como actriz, bailarina y cantante. Luego, quedé seleccionada como dramaturga, para integrar “AKRóASIS – Compañía de Dramaturgos Inquietos”, dirigida por Pedro Velázquez. Ahondando en este nuevo mundo de las palabras escritas, sin perder la referencia del cuerpo vivo, escribí una obra de teatro físico/danza-teatro. Tanto Pedro, como el hermoso y talentoso equipo, que venimos de la escena, me hicieron incursionar y conocer este medio teatral y musical, que de a poco se me abre y me encuentra fascinada. Proyecto que, a su vez, implica un Festival que va a realizarse en mayo, donde se van a montar las puestas en escena de nuestros textos, con equipos de primera.

Luego, se profundizó el trabajo de gestión cultural a través de la Segunda Edición del Festival de Teatro Adolescente “Vamos que Venimos – Regional Córdoba”. Proyecto que comparto con personas profesionalmente increíbles y muy queridas, organizando desde el C.C.I. María Castaña. Desde 2017, vengo incursionando en este mundo de la gestión cultural, aprendiendo muchísimo. Más que nunca, fue no olvidar nuestro lema “El teatro como transformador social” y defenderlo contra viento y marea, ya que las respuestas de los distintos organismos gubernamentales no fueron positivas. Pero no hay nada que pueda contra el amor y las ganas y logramos realizarlo, saliendo increíble, con cada vez, más gente apoyando y ni hablar de la alegría y energía adolescente que nos transforma. Tengo la “suerte” de estar en contacto directo con cada artista y ver el apoyo y compromiso de la comunidad teatral es un verdadero placer.

A través de referentes nacionales de distintas áreas como Gerardo Chendo, Anita Bestel, Pedro Velázquez, Estefanía Dibona y también en contacto con amigos/as artistas, agrupaciones artísticas militantes, instancias de audición, entre otros, seguí descubriendo el medio porteño, el mundo del teatro off, el comercial, la televisión, aprendiendo sobre distintas formas de gestión, representación, producción, de maneras de manejarse y ejercer la práctica escénica.

Luego, volví a estar en contacto con Córdoba y mi querida Facu de Artes, recibiendo tanto mi título de Licenciada en Teatro, como la sorpresa de obtener el Premio Universidad- Mención Especial 2017.

En octubre, volvió a tomar protagonismo el Vamos que Venimos, participando en la 10° Edición Mundial (C.A.B.A), presentando “Bodas de Sangre”, donde tuve el placer de coreografiar y trabajar en conjunto con su directora Sonia Daniel. Participamos con el taller de 4° año de María Castaña, siendo una experiencia enriquecedora y hermosa, recibiendo también Mención por “Creación Coreográfica”. Obra que, además, se llevó otras menciones y tuvo un espacio en el “Festival Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes 2018”, al igual que estará programada bajo las actividades del próximo CILE 2019.

Volviendo al Festival Mundial, pude participar como colaboradora, creciendo en la gestión y compartiendo con su comisión y demás comisiones regionales. Luego, participé de la Segunda Edición del “VQV – Regional NEA” en Corrientes, colaborando también en la producción durante esos días, siempre compartiendo con adolescentes y aprendiendo sobre las realidades, políticas culturales y escenarios que nos atraviesan.

Continuando con proyectos como la dirección del Conjunto Infantil-Adolescente de Danzas Armenias “Ararat” de la UGAB Córdoba, en distintos estudios y escuelas y conquistando nuevos espacios de docencia tanto de danza, como de teatro y teatro musical, cerré un año lleno de muestras tanto en Córdoba como Buenos Aires.

Todos los espacios se volvieron cada vez más ricos a la hora de dialogar, repensar y construirnos, deconstruirnos o reconstruirnos. Todas las cuestiones sociales que están estallando nos atraviesan y ya son parte tan viva nuestra que desde el ser más pequeño al más grande se siente inmerso y como docente, colega, amiga o compañera, reclama por ese espacio de escucha, de catarsis, de deseo de ser aceptado y ni hablar de catarsis colectivas con todo lo que nos atraviesa como mujeres hoy en día.

Año intenso que pasó y otro que espera con más amor, más ganas, y más deseo de resistencia, siempre desde mi espacio que es el arte y el escenario, súper agradecida de quienes me rodean y lo hacen posible y deseando que contrariamente a lo que ocurre, cada vez más, la cultura salga a flote y gane espacios, tanto en Córdoba como en el resto del país. Aunque suene utópico, creo que lo único que puede salvarnos es el amor. Deseo que eso nos llegue; sin violencia, con escucha, diálogo, arte y perseverancia.