Matías Benedetti

Matías Benedetti

2018

2018, año al estilo Shakespeare …
De silencios para los que desean esperar, 
de escucha para los que quieren aprender, 
de guerra para los que quieren cambiar, 
de resistencia para los que no quieren cambiar,
de paz para los que tienen fe,
de terror para los que no ven más allá.

Un año socialmente Shakespeare. ¿Cómo hacemos para seguir? Con todas las dudas de Hamlet, “Ser o no Ser”, quién soy, quiénes son, nuevas formas, muchas genuinas y la mayoría impuestas por un “rey” que engaña. Callar o hablar, ante un rey impostor, y los demás cada vez sintiéndose más Hamlet, más Ofelia, un año tan Hamlet que llega a la locura.

“No se quién soy”, la duda, la confusión, atraídas por el odio, cada uno dice lo que piensa, donde la guerra continúa y ya no es entre Dinamarca y Noruega sino entre una familia, y más peligroso aún, cuando es con uno mismo, ahí adentro, en lo profundo del alma, se desata esa tormenta de emociones… Y así llega la venganza, la muerte, como en el reinado de Dinamarca, donde no quedó ni uno.

Ser o no ser… La pregunta se vuelve a hacer presente comenzando el 2019, deseo que seamos renovados, naciendo de nuevo, pero ¿cómo nacer de nuevo si todavía no estás muerto?

Como un día la sabiduría le dijo a un hombre “el viento sopla y nadie sabe a dónde va ni de dónde viene, así son los que nacen del espíritu”.

Deseo para este 2019, para el teatro, para las artes, para los amigos, nacer de nuevo… Quizás no sea tan fácil, tendríamos que dejar atrás muchas cosas, hay que Ser o no Ser… Esa es la cuestión.

 

2015

En este fin de año siento que aparece ese clima chejoviano, donde nos damos cuenta de lo importante de las cosas porque ya pasaron, o porque se acabaron y no volverán nunca más, esa sensación de la obra “La Gaviota”, donde todo lo pasado fue mejor y con esa melancolía del adiós que viví en cada cierre de los grupos de mis alumnos.

Desde ahí me doy el permiso de recordar todo lo que fue este año tan completo que comencé haciendo televisión en la serie “La chica que limpia”, donde me despedí de la obra “El Lugar del otro” y trabajamos para concretar el estreno de “Bajo la sombra de un Árbol”.

Pasando por la memoria de diferentes espacios teatrales como Alquimia teatro, La Luna,  la sala menor de Ciudad de las Artes y Espacio Mascara; fueron  como ese “Lago” al que los personajes siempre querían volver.

Esta es la imagen con la que termino este año. La gaviota es un ave que siempre vuelve a su lugar, donde nació, ahí quiere volver… Veo un público que vuelve al teatro, actores que vuelven a  interesarse por el espectador, una Córdoba que respira arte y cultura, que en este año le mostró a los artistas que se puede hacer mucho más de lo que creían, que le dijo a tantos que se fueron “vuelvan que acá hay un lago con escenarios por ocupar”.

En fin, un año donde vuelvo a creer que se puede vivir de esto que uno ama hacer, un volver a la verdad de las cosas, volver a Dios, volver a la escénica del arte.