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Brian Chambouleyron presenta «Juglar»

19-08-2015 / Agenda, Reseñas
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Luego de actuaciones notables en Buenos Aires y Rosario, el cantante y guitarrista llega a Córdoba para compartir las obras de su nuevo gran disco, editado este año. La cita es este viernes 21 de agosto a las 21.30 horas en el Auditorio del CPC de Argüello.


Brian Chambouleyron presenta «Juglar»

Por | redaccion351@gmail.com

Como una porción de lemon pie de Doña María en el Paseo de las Artes, o como unos masajitos en la espalda que prodigue quien tenga el despropósito de querernos, el placer grande por la relectura de textos que la vida puso en nuestras manos para siempre.

Contra el pasar monótono de los años, ese manso remolino que desgaja amistades en noticias infrecuentes, la aventura módica de hallar una música y revivir pasajes convocados.

Entre las maravillas que México desparramó en el tiempo y el espacio, Octavio Paz. Escrito hace sesenta años, “El arco y la lira” sigue brillando sobre torrentes de ensayos afectados por anteojos de diseño y cejitas levantadas. Para evitar el contagio del bostezo entre tantos títulos salidos de un burbujero, el viejo Paz hablando de poesía, como aprendizaje:

“No es paradoja afirmar que el poeta —como los niños, los primitivos y, en suma, como todos los hombres cuando dan rienda suelta a su tendencia más profunda y natural— es un imitador de profesión. Esa imitación es creación original: evocación, resurrección y recreación de algo que está en el origen de los tiempos y en el fondo de cada hombre, algo que se confunde con el tiempo mismo y con nosotros, y que siendo de todos es también único y singular. El ritmo poético es la actualización de ese pasado que es un futuro que es un presente: nosotros mismos. La frase poética es tiempo vivo, concreto: es ritmo, tiempo original, perpetuamente recreándose. Continuo renacer y remorir y renacer de nuevo. La unidad de la frase, que en la prosa se da por el sentido o significación, en el poema se logra por gracia del ritmo.»

Venimos diciendo lo mismo desde hace miles de años, con miradas que varían al punto de permitir, incluso, construcciones que replican signos a lo Pierre Menard. Si el concepto de plagio hiciera gracia de apropiaciones literales para abarcar entramados de ideas, cada época vería desfilar ejércitos de presos encabezados, tal vez, por autores de telenovelas.

Como pocas expresiones, la música corre con una ventaja estupenda, legitimada por infinitas maravillas que el tiempo ha regalado: la interpretación.

A medio paso del planteo se abisma un viejo debate. ¿Cómo un pintor podría interpretar «Las Meninas»? ¿Cómo podría lograr, en quien se disponga ante el lienzo o cualquier soporte, la simultánea combinación de admiración por su creatividad re-compositiva y la necesaria referencia al original? Es una experiencia posible, pero diminuta a la luz del universo de interpretaciones musicales. El cine podría cruzar ejemplos, pero entre las muchas reversiones, sólo algunas resistieron el malón de cascotazos.

Fuera de la música, pocas artes conviven de formas tan amables con el concepto de interpretación. Tal vez ninguna ha generado esa forma simpática de celebrar intérpretes con eso de las «versiones definitivas» (otra vez la posibilidad del cine, con ejemplos a favor y a defender a los patadones si fuera menester: Marlon Brando en «El Padrino»; y multitudes en contra: Wilson-Lowery-West-Keaton-Kilmer-Clooney-Bale-Affleck en «Batman»), o de llegar al punto de reconocer verdaderos autores en quienes, con su magia, se apropiaron, por caso, de una canción, para sacarla del tiempo.

Un intérprete entiende que siempre es posible una nueva forma de celebración. Lejos de autopistas abarrotadas de carteles para llegar rápido, o de rutas perdidas que perseveran en el tedio sin apenas el consuelo del culto, la búsqueda por caminos floridos no tiene fin.

Menos interesados en versiones que parecen haber hecho todos los deberes para convertir una fiesta en un reverendo velorio, salimos al cruce de quienes llegan a Córdoba esta semana con sus discos bajo el brazo. Y nos encontramos con «Juglar», sexto disco solista de Brian Chambouleyron, editado este año por Acqua Records.

Fueron los primeros minutos de su voz, en un tango del futuro, los que rebotaron en «El arco y la lira». Su estilo en la interpretación: «Evocación, resurrección y recreación de algo que está en el origen de los tiempos y en el fondo de cada hombre, algo que se confunde con el tiempo mismo y con nosotros, y que siendo de todos es también único y singular…» Gracias Octavio.

Brian Chambouleyron – «Perfume de mujer»

 

Cantante, guitarrista, arreglador, Brian recorre los escenarios del mundo. Desde su participación en grandes proyectos nacidos a finales de los noventa, como «Recuerdos son Recuerdos», espectáculo que reunía a Rita Cortese y Soledad Villamil; «Glorias Porteñas», que pudo editarse en dos volúmenes imperdibles; «Patio de Tango», notable trabajo junto a Lilia Borda y Esteban Morgado, y sus propios espectáculos, «Tangos, Valses y Milongas» y «Los caminos de Gardel». 

Desde 2004, con la publicación de «Chambouleyron le canta a Gardel», su actividad no ha cesado: «Chambouleyron, voz y guitarra» en 2005; «Tracción a sangre» en 2008; «Figuración de Gabino Betinotti» en 2010, y «Canciones al oído» en 2012.

Este viernes, Brian llega al Auditorio del CPC Argüello para presentar su nuevo gran trabajo.

Los trece títulos de «Juglar» prometen desde los nombres que aparecen. Artistas que han trabajado el ritmo de la frase poética y su escenario. Cada interpretación cumple y es una fiesta, desde «Perfume de mujer» de Guichandut y Tagini (creadores también de «Marionetas» y «Misa de once» entre otras bellezas), hasta «Guitarrero» de Di Fulvio, pasando por varios puntos altos como «Manifiesto» de Víctor Jara; el clásico «Flor de lino» de Stamponi y Homero Expósito, o «Vecchio frack», en el idioma del inolvidable Doménico Modugno. 

«Guitarrero»

Las emociones que esperan en los pequeños milagros de la poesía encuentran en Brian una voz de plena expresividad. Para cada verso, su mejor tono y hondura, en un paseo de guitarras junto a Nicolás CiocchiniLucho Guedes y Daniel Yaría.

Luego de un período inicial, transitado al calor de la música rioplatense, «Juglar» amplía los paisajes de «Canciones al oído», su antecesor, donde ya aparecen grandes interpretaciones de obras de otras latitudes, como «Palabras para Julia»; «Cuenta conmigo», «Manha de carnaval» o «Que reste-t-il de nos Amours»

Del autor sobre su trabajo:

«Tal parece que el deseo de contar y el de pulsar me vino dado. La guitarra: orquesta. La voz: cantante. Y siempre, la pelea en soledad para arrancarle al tiempo sus acordes, por retener un instante más la emoción titilante y huidiza. Y siempre, el contrapunto entre el cantor y el guitarrero. Y siempre, todos aquellos ojos que se posan, la alquimia del abrazo, la tensión y el reposo compartido, el reflejo de un niño viajero y entusiasta que abreva en nuevos paisajes, en nuevas geografías, y se planta como eterno oficiante de un ritual en el fondo inexplicable. A falta de otro nombre, destino de juglar puedo llamarlo.»

La materia de arte está ahí, desde siempre; todo pasa por encontrar combinaciones felices, a la manera del perfumista de Süskind, para revivir el sentido desde una nueva intensidad, un ritmo, una música.

Mucho de todo lo que pueda convertirse en felicidad para quienes disfrutan de la música popular, encuentra en «Juglar» un momento de escucha imperdible como antesala de su estreno en vivo.

«Tu pálida voz»

Agendá:

Brian Chambouleyron presenta «Juglar».

Viernes 21 de agosto – 21.30 horas. 

Auditorio del CPC Argüello – Rafaél Núñez y Ricardo Rojas. 

Entrada: $100.