Rescates

Anthropus Pampeanus

26-11-2016 / Lecturas, Rescates
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La historia de nuestros orígenes suele reunir bibliografías sobre el «homo sapiens». Aquí una variante más cercana, rescatada desde el libro póstumo de un gran escritor argentino.


Anthropus Pampeanus

Por Mario Díaz.

Cuenta Daniel Moyano en su libro “Un silencio de Corchea”, que el Anthropus pampeanus (tataratataratataratatarabuelo de los que vivimos por estos pagos) fue descubierto por Florentino Ameghino y que, según dice el propio arqueólogo, era un rebelde sin causa y una oportunidad perdida.

Le gustaba salir muy temprano de su casa (unas paredes sin techo que le servían de guarida) y entretenerse todo lo que pudiese hasta bien pasado el mediodía, hora en que buscaba algo de comer y se lo llevaba a la Anthropa y a los anthropitos.

Jamás iba al lugar en donde los demás practicaban el uso del dedo pulgar, a él le gustaba vagar y saltar. Saltaba no sólo para jugar sino para no pisar determinados lugares, especialmente aquellos donde por azar caía el tejo que siempre llevaba consigo.

A veces cantaba lo que le saliese de adentro y le sonase bien. Le gustaba distraerse y de responsabilidades, ni hablar.

El citado Ameghino, que lo descubrió miles de años después junto a su tejo, publicó una teoría sobre el origen americano del hombre. Los naturalistas europeos pusieron el grito en el cielo y le restregaron por la cara el curriculum del “Pitecanthropus”, que era inteligente y trabajador, maestro en el uso del pulgar y que además no andaba jugando al tejo.

Lo cierto es que nuestro antepasado de condición más “Ludens” que “Sapiens” tenía tiempo para jugar y para soñar unos hermosos sueños en colores que estaban al otro lado del tiempo pero muy cerca de allí y que nadie podía o quería ver.