» Financiamiento colectivo para el nuevo disco de Rodrigo Carazo redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

¡Noticias son estas loco! Mirá, no sé… Nunca hablamos de esto ¿no? Nunca hablamos de nada en realidad… Vos también debés estar recontra podrido de los boletines que te entran por una oreja y te salen por la otra… Parece que siempre son todas malas y el sedimento de tanto bajón al pedo que te atraviesa te va dejando una acidez…

¿Alguna vez te pusiste a pensar para qué sirve toda esa bola de información? ¿En serio necesitás enterarte de que un masculino baleó a una vieja en cualquier barrio y que el corte de media calzada de General Fulano y Boulevard San Pistola Corta está produciendo demoras de no sé cuántos minutos?

Vos mejor que yo sabés del montón de gente que necesita laburar de contarte los paros, las asambleas, los choreos, los vaivenes del dólar, las lesiones del volante, las inmundicias de los inmundos que cambian de propuestas políticas ni siquiera como de cepillo de dientes, porque el cepillo de dientes se cambia cada tanto… ¡Los cambios de estos cochinos se cuentan por horas! Y así vas acumulando, amontonando, apelotonando información que te sirve ¿sabés para qué? Ojalá que para cagarte de risa de la fragilidad del ser viviente que venís representando desde el día florido en que egresaste del ojo que mira al magma. Ni nos acordamos siquiera de ese día. Y mirá que fue importante ¿no? Sin embargo nada, ¿Te das cuenta? Nos armaron mal…

Ah pero después, cuando empezaste a meterle información a la capocha, ¡se te cayeron encima las noticias! ¿Sabés para qué están hechas?¿Nunca sentiste como un apretujamiento que de a poco te afana el aire? De sólo mirar títulos, de escuchar a dos voces impresentables elogiar o cascotear las últimas declaraciones del alineado o desalineado a los intereses, de mirar casi sin pestañear a un panel de jetones interrumpiéndose para imponer su verdad, de trascendencia intercósmica, acerca de los tatuajes de las celebridades, ¿no vas sintiendo un poquito de vergüenza por… eh… a ver… es que no sé cómo… Bue, agarrate: tu propia vida?

¡Somos dos eh! A ver si te pensaste que te estoy hablando desde alguna azotea… Te estoy preguntando con las patamuslos enterradas como gallina empantanada que pobre, siempre se usa para otros decires… El otro día por ejemplo. Perdimos la final de la Copa América con Chile. Listo, perdimos. Título de la hora después: Perdimos. A las dos horas, los títulos: Perdimos. Tapa del diario del otro día: Perdimos. ¿Sabés cuántas horas de tele y de radio se ocuparon estirando la noticia «Perdimos»? Vos me conocés y sabés que de pedo te miro el partido, pero ¿vos creés que los amantes del fútbol consumen todo eso?

Lo que pasa que el hartazgo también es estéril. Mirá, ¿viste cuando se inundaron las Sierras Chicas, que despegaste el culo de la silla y fuiste a ayudar? ¿O como la otra vez que te enteraste de la marcha y te llegaste a Colón y Cañada? O no sé, te iba a decir cuando te enteraste de un recital y fuiste pero esa no vale porque capaz que sabés del recital antes de que salga en la radio, o en la tele, o en el diario. Bue, ¿viste cuando las noticias te sacuden en vez de abulonarte al sillón? De paso, che… Lavá ese sillón, mirá lo que es… De acá se siente el olor a puma… No en serio… Escuchá, ¿viste cuando entre tanto acontecimiento aparece algo importante, distinto, algo que te pide que hagas algo? Digo, algo un poco más allá de hablar giladas en el laburo o de escandalizarte para preocupación de nadie.

¿Te acordás el otro día que fuimos a ver a Rodrigro Carazo, que me dijiste que te gustó muchazo? ¿Escuchaste el disco al final? ¿Viste el tema ese «Radio chica»?, la parte final donde el loco simula ir cambiando de radio y escuchar lo mismo de siempre? Bue, es eso.

¡Pero ahora no es eso! Te voy a tirar una noticia que te va a entrar por los ojos y no te va a salir por ningún lado. Posta que te la vas a acordar. El loco está haciendo el segundo disco. Le puso «Oír e ir». Increíble, ¡me estoy dando cuenta ahora, mientras te escribo esto, que el título del segundo disco habla de todo esto que te estoy diciendo! El título juega con el nombre del primero, porque el primero se llama «Ríe Río» y si lo leés al revés, leés «Oír e ir». ¿Te acordás de los palíndromos de Filloy? Yo quisiera vivir más años que los que vivió ese viejo maestro, aunque sea para ver si me sale un capicúa decente.

«Oír e ir» no es sólo «Ríe Río» al revés. Más allá del juego, Rodrigo dice que tiene que ver con la intuición, pero para mí ahora también es lo que te quería decir: que hay noticias que oís y te las olvidaste al minuto y medio, pero las seguís consumiendo y olvidando y consumiendo y olvidando. ¡A lo mejor está bien! Sacá la cuenta del cabezón que habría que tener si sólo hiciéramos cosas inolvidables, si todo lo que vayamos a leer o escuchar fuera digno de recuerdo… ¿No?

Entre tantas noticias necesariamente olvidables, hay otras que te hacen mover. Te hacés cargo y parte de lo que recibís.

No es una noticia el disco nuevo de Rodrigo. El montón de canciones que ya le escuchamos generó varias veces la misma pregunta por la aparición de «Oír e ir», con signos de admiración más que de interrogación. La respuesta se vino repitiendo: «¡Estamos en eso!»

Finalmente, el disco está más cerca que nunca. Ya se grabaron todas las canciones. Falta mezclarlo, masterizarlo, hacerle la gráfica y editarlo. Y como estamos todos bancando desde donde podemos, nos enteramos de que se lanzó la campaña de financiamiento colectivo para comprar «Oír e ir» de antemano y listo, ¡ésa es la noticia diferente! Si la mezclás con el paro de bondis o con el pronóstico del tiempo, igual te voy a seguir queriendo.

Te dejo el video que te explica cómo tenés que hacer para convertirte en un obstetra más de «Oír e ir». Qué palabra «obstetra»… Si la wiquipediás, te da «estar a la espera». Y sí, estamos a la espera, pero en movimiento, ¡como gallina desempantanada!

Una última cosa: Vos ya lo viste y seguro ya sabés, pero el sábado este, ¿qué es este sábado? ¿25 no? Sí, este sábado 25 de julio, Rodrigo toca en el Vecindario con Ezequiel Borra. Después te paso bien todo.