Entrevista

Juan Iñaki en concierto

21-09-2012 / Agenda, Entrevistas
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Este sábado a las 22 horas en el Auditorio Agustín Tosco del Sindicato de Luz y Fuerza, Deán Funes 672, el notable cantante celebra el paso a un tiempo nuevo. En una charla amable, nos cuenta sus deseos de hoy.


Juan Iñaki en concierto

Por | redaccion351@gmail.com

Bodegón de Duarte Quirós para ir hacia allá, como en sueños. Hay que pasar y cerrar rápido la puerta para que no se cuele el último frío del invierno. La lluvia de la mañana y el viento de la tarde prendieron las estufas. Eli no se ve. Mensaje: Ya estoy acá. Mensaje: ¡Yo también! ¿Dónde estás? Manito levantada: ¡Acá! ¡Hola! Che el otro día los vi en el bondi y no me animé a saludarlos. ¡No te rías, en serio no me animé! Esperemos a Juan para pedir. Llega Juan. Está lindo acá adentro. ¿Pedimos? Unos mates por favor. No, los mates son hasta las 20hs. Qué lo parió. Dos cafés entonces, y una Levité. Che Juan, ¿por las dudas sos familiar de Pedrito Berecibar? Mirá vos, va al colegio con mi hijo. Un divino, ¡es el San Martín de los actos! ¿Arrancamos? Dale. ¡Mirá que después va todo eh! Perfecto, charlemos.

¡Estamos esperando el disco! ¿Qué pasa con el disco? ¡Qué pasa con el disco!

¡Vamos que ya viene! Lo que a veces me toma mucho tiempo es el concepto. Este que viene es muy importante para mí. Va a ser un disco de canciones mías en su mayoría. Ya está el repertorio. Tengo que terminar de elegir qué va y qué no.

Tu banda es una formación de jazz para el recital del sábado. Está Mariano Fernández en piano, Jonatan Schenone en bajo, Fernando Bruno en percusión. También una amiga de siempre, Lorena Astudillo. Y habrá un guitarrista invitado ¿Qué vamos a escuchar de lo que se viene?

Una de las cosas que haremos este sábado tiene que ver con intervenciones de textos míos sobre músicas y textos anónimos originarios de América. La apertura del show se llama “Negros de acá”. Tiene que ver con un rezo a Obatalá, que en la santería afrocubana es madre y es padre a la vez, unos de los Orishás más importantes. Esto me sirvió para hablar de los negros en Córdoba. Hace un tiempo que vengo indagando sobre qué pasó con la negritud en nuestra provincia. Los censos de finales del siglo XIX decían que el 60% de la población de Córdoba era negra. Se sabe poco y nada sobre las causas de su desaparición.

Las luchas civiles tal vez.

Es una de las teorías. Hay historiadores que hablan de la guerra al Paraguay, otros que hablan de las pestes, otros de la emancipación. La esclavitud terminó siendo el único modo de vida. Los que lograron escapar murieron posiblemente en situaciones muy precarias.

Hay un interés que va más allá de la indagación por las raíces de nuestra música popular.

Hay un desvelo que siempre tuve por el asunto de los sometimientos raciales. Primero fue con los pueblos originarios. Tengo registros de muy chico del dolor que generaba estudiar todo lo referido a la conquista, proceso que todos ya conocemos. Tiempo después me acerqué a la historia de la negritud, que en el interior parece estar muy negada porque se la asocia más al Río de la Plata, con la iconografía del Cabildo, de la gesta del 25 de mayo, del centralismo que aún significa Buenos Aires. El tango, por ejemplo, parece que no se puede mezclar con el folklore, cuando en realidad surgen de un mismo proceso.

Es más frecuente, quizás, el interés por los pueblos originarios. Ahora lo poco que queda está en riesgo a partir de los emprendimientos de la minería.

Estoy bastante enojado con todo eso… Cuando volví a cantar tenía muy claro que tenía que estar presente en este tipo de cosas. Estuve en la marcha contra Monsanto. ¡Lamentablemente llegué a cantar y se largó a llover! Estuve la vez anterior en la plaza de la Intendencia. Pero siempre estoy, como sea, marchando o arriba del escenario. Pienso que un artista no puede desentenderse de lo que pasa en la tierra donde ha nacido.

Y todo esto se traduce de algún modo en el germen del disco nuevo.

Exacto, he tratado de hablar de todo esto. Empecé a grabar el disco en diciembre pasado, cuando volví de Europa. El concepto, que en realidad había surgido antes del viaje, rondaba sobre una discusión que siempre tenemos los artistas sobre la identidad. Vengo de una familia donde se consumía mucha música brasilera, que de algún modo se nos aparece como un pueblo más homogéneo en términos de identidad. Muchas veces me pregunté por qué no pudimos lograr esa identidad y hasta renegué de nuestra heterogeneidad, pero es que fueron procesos históricos diferentes. Somos un país nutrido por corrientes negras negadas absolutamente, por pueblos originarios y por una gran cantidad de inmigrantes. El disco había sido pensado desde un concepto segmentado y finalmente no lo grabé. Después del viaje, retomé la posta de las canciones pero de otro modo. Ahora, después de esa decisión, el disco camina con un paso mucho más firme.

¿Cosquín también tuvo que ver?

El último Cosquín fue muy importante. Me di cuenta de que era capaz de algunas cosas. Sin compararme con nadie más que conmigo en años anteriores sobre el mismo escenario. Me cayeron algunas fichas que ya venían dando vueltas en el viaje. La sensación después de Cosquín fue la que a veces tenés cuando tenés algo en la punta de la lengua y no lo podés decir. También comencé a debatirme con mis prejuicios. A veces pasa que para definir tu música, muchas veces decís lo que no hacés. “No hago lo que hace fulano”, en lugar de tratar de definir lo que sí hacés. Quizás entendí que no le estaba poniendo nombre a algunas cosas. En toda esta movida me junto con Hugo Casas, alguien que durante años no fue una referencia para mí, pero necesitaba escuchar una opinión diferente. Y Hugo en un momento me tiró la idea de componer. Pero además comencé a componer para intentar salirme de un lugar de comodidad, probar otro camino, otro estímulo creativo.

¿Cómo vienen surgiendo las canciones?

Hace un tiempo me viene pasando algo que me llama la atención. Me aparecen canciones en sueños o en ese estado intermedio. La primera vez no les di crédito y no anoté nada. ¡Ahí me perdí un par!

¡Buenísmo! Imaginate que les decís a tus amigos “che me voy a dormir así laburo un poco y compongo las canciones”.

¡Qué buena onda, me la pasaría laburando! (risas) También compongo mucho por la calle. Muchas veces sale primero la letra. Empecé a trabajar sobre algunos ritmos con los tambores batá, y a intervenir los textos. Igual tengo en claro que no soy compositor. Siempre me sentí mucho más cómodo pensando que soy cantante de canciones más que un cantautor.

Por el lado de la música ¿te sirvió lo que estudiaste?

Sobre todo en los conocimientos armónicos, me dio agilidad, como recurso de nuevas formas a partir de tomar la guitarra y quebrar acordes para formar melodías desde los acordes.

¿Tenés una fecha posible para empezar a grabar?

Quisiera grabar en el verano. No sé dónde aún. Me gustaría grabar en Córdoba pero mi banda está en Buenos Aires.

 

¿A ver si sigue grabando esto? Por ahí se para…

 

Te bajaste de la fama a la que parecías destinado. Ahora cambiás el proyecto de un disco. ¡Sos un hincha pelotas! ¡No te rías! Me dan ganas de preguntarte por la decencia del artista. Muchas veces la decencia del artista pasa por las cosas a las que dice que no.

A veces pienso que al artista se le exige más que a los políticos. También pienso que a veces ser artista es como estar en un reality. Todas las contradicciones de un ser humano también están expuestas para un artista. La única diferencia con el tipo que va por la calle es que el artista está expuesto, pero es incoherente y contradictorio porque es la naturaleza de todos. Muchas veces mi búsqueda fue ir en contra de lo que me han dicho que tengo que hacer. Pero la vida me dejó conocer a artistas con una fama terrible y han mantenido posturas desde siempre, no sólo en asuntos artísticos.

La obra como reflejo de la vida.

Es que el hecho artístico no es humano. El artista es humano. El público suele cargar a una obra de alguna particularidad del artista. Y la obra es otra cosa.

A veces se difunden cosas que preferiríamos no haber sabido. Explicaciones de canciones que no tienen nada que ver con el imaginario que nos habíamos creado. Es como si un mago nos mostrara dónde está el conejo.

El artista tiene un tipo de identificación con su obra. Pero después de componerla, la obra ya no es de su autoría. Entonces no hay más nada que explicar.

¿Escuchás tus discos anteriores?

¡Cuando hago notas! No porque reniegue ni porque me desagraden. Es que los escuchás tanto en el estudio, en las mezclas, después los tocás… Los discos son casi como registros de tus aprendizajes. Son como momentos muertos.

Pero para nosotros son puntos de partida.

Claro, lo que pasa que los discos no caminan a la par de tus expectativas actuales. Desde ahí escuchás los discos hasta con cierta ternura. Valoro mucho todo lo que se hizo. Lo miro en este contexto. Hay un tiempo incluso en que te peleás con los discos, son peleas con cosas tuyas, que vienen de la responsabilidad de tomar decisiones. Son discos súper honestos. Por ahí puede venir la decencia.

En el medio hay tantas influencias… En tu perfil de My Space aparece Monk, Ravel, Debussy, Brasil…

En mi casa se escuchaba jazz y Música Popular de Brasil. Cuando estaba en la panza de mi mamá, sonaba Vivaldi y Beethoven.

¿No había bandeja gira discos?

No había bandeja gira discos. Había cassettes.

Nuestras siglas de la infancia fueron TDK.

Absolutamente. Bueno ahí ya empecé a cantar coplas con la caja, antes de cantar en escenarios.

¿De dónde apareció la primera caja?

No me acuerdo. La cosa posiblemente surgió por Leda Valladares, a quien descubrí antes de los primeros recitales. Me acuerdo que estudiaba canto a los 11 años y la profe me contó de “Grito en el cielo”. Pero no se conseguía en ningún lado. Era muy difícil encontrar material. El único cassette que había en casa era el de Suna Rocha con Raúl Carnota de 1983, donde estaba “El seclanteño”, la “Vidala del último día”. De pronto me  empecé a juntar con vidaleros como el Tata Duarte.  En algunos programas de televisión me tocó compartir experiencias con copleros, entonces les preguntaba sobre su música y los tipos imaginate, fascinados porque yo tenía 12 años. Era rarísimo. Encima la música de moda era toda otra cosa.

¿Te pegó el rock?

Nunca. Más allá de cosas puntuales de Charly, Fito, Spinetta.

¿Viste lo que pasa en Córdoba últimamente?

Es alucinante. Todos los fines de semana son increíbles. Bueno, otra influencia en mi música fue el paso por el Coro Polífonico.

Te quiero preguntar por Europa. ¿Cómo es verle la cara a gente que te escucha sin siquiera conocer el idioma?

Es un aprendizaje muy grande. Fui con un set de percusión, piano y bajo. Anduve por Bélgica, España, Francia, Suiza e Italia. La gira fue apoyada por la cancillería de la nación. Estuve en el Festival de Cosquín en Cádiz. Estuve en lugares muy chiquitos, en clubes de jazz, en antros rarísimos.

¿Donde pasó lo más emocionante?

Fue en un concierto en Galicia. Era una explanada. Llegamos a probar sonido y ya estaba lleno de argentinos. Y canté el repertorio de lo que iba a ser el disco que finalmente no fue. Había de todo, coplas, Monk, temas de Chico Buarque, cosas de la santería cubana, tangos. Y canté con dos cantantes gallegas, Uxia y María Rosa Leiro. Canté en gallego. Fue interesantísimo. De ahí surgió la propuesta para colaborar con Juan Carlos Cambas en un disco muy lindo en el que cantan, de Portugal, Mafalta Arnauth, Dulce Pontes, Misia, y desde acá, Suna Rocha, León Gieco, Blaglieto, entre otros.

¿Cómo fue el encuentro con tus familiares?

Fue increíble. Fue muy fuerte porque la casa de mis bisabuelos, en Mondragón, que es un caserío en la montaña, es una de las primeras casas. Data del siglo XIV, fue un monasterio. Yo estaba ahí y parecía que estaba metido una canción de Serrat, una especie de Pueblo Blanco. Algo parecido me pasó en un pueblo de Murcia. Llegamos y había un velorio. Todo el mundo estaba en el velorio. Está mal visto no ir al velorio.

¿Fuiste?

No… Me quedé..

¡Después querés que te vayan a ver al recital! ¡Hubieras ido a hacer prensa!

A volantear. ¡Cuando terminen de llorar lléguense!

¿Caminaste un poquito por París?

Me dolieron las piernas de tanto caminar. Era muy importante ir al Louvre. Al otro día nos íbamos a Bruselas y me di cuenta de que no había visto los telares de Violeta Parra. Violeta es muy importante para mí. Seguro va a haber algo de Violeta en el disco nuevo.

¿Pinta algún viaje ahora?

Pinta Francia el año que viene. Para un festival en mayo donde vamos con un Dj parisino que está viviendo ahora en Buenos Aires. Va a ser una suma de los dos proyectos.

Y en el verano los festivales.

Este año espero volver. Volver a los festivales, después de haber jurado no volver a los festivales. Uno va dejando de pelearse con el tiempo, me reconcilié con muchas cosas. Necesité que me pasara más por el cuerpo la música.

Me acuerdo de una foto tuya con Fandermole, Carnota, Juan Quintero… ¡Qué junta!

Fueron dos shows en el 2012, en la Trastienda. “Música de acá” se llamó el ciclo. Carnota, Juan Quintero, el Negro Aguirre, Franco Luciani, Fandermole. Fue una semana de locos. Ensayos de 8 horas el martes y miércoles, y dos shows el jueves y viernes. A raíz del recital del jueves, el sábado terminé cantando con Lila Donws en el Gran Rex. Gracias a San Roque y todos los santos.

Terminamos por donde empezamos. El disco nuevo. ¿Hay músicos invitados pensados?

Sí. No los vamos a revelar todavía. La idea es reciten en el disco.

¿La idea es trabajar con un sello?

Estamos en tratativas con un sello. No sé si lo vamos a coproducir. Mi viejo ha vuelto a producir. Siempre me dio mucha confianza.

Por último, hay una relación que no siempre es fácil. La relación entre la complejidad de la música y el público.

Es muy difícil entender cuándo uno se tiene que dejar de joder. Ojo que por ahí también es fácil hacer discos para músicos. Creo en las mayorías. Estar en los extremos nunca es muy difícil. Lo más difícil es hacer buena música y al mismo tiempo mover la fibra de las masas. Lo pudo hacer Mercedes Sosa, lo pudo hacer Rubén Blades, Caetano Veloso, Eva Aillón. Es muy difícil estar en el medio. Ya no quiero tocar para músicos. Estoy muy orgulloso de todo lo que hice, pero mis deseos han mudado. Me interesa tender puentes con el público. Hay que sacarse cosas para escuchar la propia voz. Es un viaje complicado, pero es un viaje personal, después artístico, que no se hace de un año para otro.

Gracias Juan. Fue un placer enorme. Te voy pasar la nota antes de publicarla ¿querés?

No hace falta. Confío plenamente.

Voy a poner todo. ¡Nos vemos el sábado!