Por Guadalupe Montenegro | cultura@redaccion351.com
Foto: gentileza Celeste Urreaga
A pesar de la lluvia del viernes 3 de octubre, 990 Arte Club (Los Andes 337) reclutó una importante cantidad de gente. Los primeros en pisar el escenario esa noche fueron Caníbales y reyes, la banda cordobesa que hace tributo a The Doors. Desde Carlos Paz, llegaron a 990 con motivo de hacer viajar unas décadas al público que los acompañaba. Eran pocos los presentes, hacía algunos minutos que el agua había cesado, luego de una tarde de lluvia.
El frotman, con una energía distinguible, hizo vibrar los parlantes del lugar. A medida que se iba poblando, eran más los que aplaudían al artista. Algunos cerraban sus ojos, seguramente imaginaban al gran Jim Morrison entre ellos. Y el momento más espectacular fue cuando interpretaron Light my fire, uno de los grandes clásicos de la historia del rock. “Fire”, pronunció con fuerzas el cantante. Por un momento se retiró del escenario, pero los demás músicos supieron continuar con el ritmo.
El show de Caníbales y reyes terminó de la mejor manera: entre aplausos y muchos “¡Bravo!” se despidieron agradeciendo. Seguido a esto comenzó el intervalo, duró 20 minutos aproximadamente. Ese intervalo anticipaba la entrada triunfal de Willy Crook y los Funky Torinos: estrellas de la noche.
Cerca de las 2 de la mañana asaltaron el escenario para hacer un vuelco de género. Crook es uno de los representantes más importante de funk y soul en nuestro país. Transitó varias rutas: Los Redondos, Sumo, Los Abuelos de la Nada y más. Luego de un tiempo separados, se volvió a encontrar con sus colegas de Funky Torinos, fusión de exitosos músicos que tocan temas de Willy, unos cuantos standards de jazz y otros clásicos del soul.
Crook (voz, guitarra y saxo) no dejaba de admirar a sus compañeros mientras desplegaban sus habilidades. Tampoco dejaba de conversar con el público entre canciones. En un momento determinado decidió sentarse a beber unos tragos y dejar a los Torinos que se explayaran. Fue una decisión acertada, las voces femeninas (Orianna Anderson y Aime Cantilo), la guitarra de Cantilo, el bajo de Ignacio Porqueres y la batería de Timoty Cid supieron conducir el show. Los tonos de las chicas penetraban oídos y daban el tinte perfecto.
Después de casi media hora de intervalo, regresaron con mucho más para dar. Comenzó cantando Orianna Anderson y casi al final reapareció el maestro del soul. Y pronunció con placer: “¡Yes sir!”. Agarrando de nuevo la guitarra dijo que iba a tocar una canción que dice “en tiempos buenos y en tiempos malos”, seguido a esto comunicó: “para mi fue malo tocar con Azúcar Moreno”. Siguió un silencio y coronó sus dichos “o con Fito Paez”. Los presentes aplaudieron entre risas, el tono irónico del artista era claro.
Finalmente agarro el prometido saxo que tanto lo distingue y empezó a hacer arte con sus dedos. Sus seguidores respondieron con cálidos aplausos y, por supuesto, pidiendo una más. Dio las gracias porque durante unas horas “ninguno agarró su celular”, agradeciendo la muestra de atención.
Inmediatamente después continúo una conversación entre instrumentos, una conversación de calidad en la que los invitados supieron lucirse. Presentando a los integrantes de los Funky Torinos, se acercaba el final. Y como frutilla del postre hizo un solo con su guitarra, ante el público asombrado que no le quitaba la mirada de encima. Willy Crook dijo “basta”, el show ya había terminado y el cielo comenzó a gotear.
