Alegría ahora

102. Embarrarse hasta los huesos

20-09-2024 / Alegría Ahora, Política y Sociedad
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Seguimos compartiendo la invitación a la Peña Chuncana de este sábado 21 de septiembre en el Comedor Universitario, donde la Escuela de Bella Vista estará presente. Esta vez, desde otra historia rescatada.


102. Embarrarse hasta los huesos

Se viene un encuentro imperdible para celebrar el abrazo frente a tanta insensibilidad. En nuestro espacio de historias en torno a la Escuela Alegría Ahora, compartimos un texto de hace cinco años, previo a una de las Peñas emblemáticas que tuvieron lugar, también, en el Comedor Universitario. 

102. Embarrarse hasta los huesos

Mónica Lungo, miércoles 21 de agosto de 2019.

“No tengan miedo de meterse en el barro.” Angelelli.

Hoy lloré desde temprano.

Es que hoy Elsa se encontraba por primera vez con su bebé desde que fue retirado de su familia temporariamente por una orden judicial.

Ustedes también llorarían si supieran todos los movimientos que hacemos muchas personas, como piezas milimétricamente pensadas y organizadas para que ese hecho ocurra: que una mamá abrace a su bebé.

Llorarían de emoción de conocer cómo logramos vencer mil obstáculos para proteger ese amor.

Y también llorarían de bronca al conocer cómo quienes deberían velar, proteger a la infancia más lastimada, hacen todo lo posible para que los derechos no se respeten.

Hoy lloré de bronca, porque la impotencia me supera, porque no tenemos el equipo de personas necesarias para proteger la vida. Asqueada de los tibios, de los cagones, de los cómodos, de quienes hacen negocio -obteniendo dinero o investigaciones-, de quienes más sufren.

A veces tengo miedo de la Humanidad.

Hoy también recibí de regalo una biografía que escribió Vitín Baronetto sobre Angelelli. Abrí el librito y leí casi las últimas palabras que dijo el Pelado antes de ser asesinado:
“…Tengo miedo, pero no se puede esconder el Evangelio debajo de la cama.” Sabía muy bien que lo iban a matar.

No soy cristiana, no tengo religión. No bauticé a mis hijas y las iglesias me ponen nerviosa.

Sin embargo es un Obispo el que me ha enseñado profundamente a ser comprometida. A seguir siempre. A sostener la esperanza. A organizar acciones colectivas. A pasar mucho tiempo en la comunidad que elegí para construir una sociedad mejor. A denunciar las injusticias. A festejar la vida. Siempre festejar la vida.

Miedo hay. Por eso hay que embarrarse hasta los huesos.

Nos vemos en la Peña.