• Tomás da Cunha

Tomás da Cunha

2019

Soy músico. Desde hace unos tres años toco en una banda llamada Les Enemigues del Pulso, un conjunto numeroso con el cual hacemos improvisación con señas. Con esta banda el 2019 fue un año bastante interesante: en el mes de junio hicimos un gran evento en Ciudad Universitaria y cerramos una etapa como proyecto del Cepia de la Facultad de Artes.

A partir de ahí empezamos un proceso de salir con el grupo por fuera de la Universidad y encontrarnos en los bares y otros espacios de la ciudad y la experiencia fue muy positiva.

Tuvimos varias fechas, principalmente en la zona de barrio Güemes, en espacios como Chilli Bar, Villa Fuega y El Vecindario.

Aprendimos a autogestionar nuestras propias fechas con resultados de lo más diversos, pero siempre apostando a que se puede trabajar en la música independiente.

Para este año la banda se propone una renovación en cuanto al sonido y al concepto del show en vivo, siempre con las ganas de experimentar, de mezclarnos con otras expresiones artísticas, y de juntarnos a bailar y compartir una experiencia colectiva, como nos propone la improvisación con señas.

Por otro lado tengo mi proyecto más personal, principalmente de canciones, con el cual en 2019 tuve unas pocas actividades, pero todas muy gratificantes. En primer lugar fui invitado a participar del hermoso ciclo de “La Casa Mutante”, una serie de videos de distintxs artistas, realizado en el estudio “Caedra”. Estoy muy agradecido con la gente que participó en ese proyecto por la calidez y el profesionalismo. De allí salieron dos videos de canciones nuevas, tan nuevas que casi que fueron compuestas ahí en el estudio.

Más cerca de fin de año recibí otra generosa invitación a participar del ciclo Acústicos Polenta, donde compartí la noche con grandes colegas como Sabri Gallegos, Andrés Arias y Sofía Costamagna, que fue quien me invitó y organizó la fecha.

Tener tu banda y tocar tus canciones. Se supone que debería ser de lo más normal para quien hace música. Sin embargo para mí siempre representó un gran desafío. En 2019 logré concretar esa idea con la generosa participación de Mateo Gencarelli y Simón Beaulieu, con quienes ensayamos, y un poco reversionamos algunos de mis temas. Hicimos una presentación en la cálida Casa Escondida del siempre dispuesto Gabriel Gigena, donde además se sumó Berenice Llorens con su proyecto de canciones.

Fue una experiencia que me motivó a seguir proyectando trabajos en esa línea para este 2020, con producciones nuevas y más presentaciones con el trío.

En el 2019 también tuvo importancia la parte de la docencia, que es mi principal fuente de trabajo. Allí fui explorando distintas facetas, dando clases de varios instrumentos y en formatos de lo más diversos, desde el aula en la escuela primaria hasta clases grupales con adultes. Es muy enriquecedor encontrarse con la música también desde el rol de docente, siempre aporta nuevos aprendizajes.

También realicé algunos trabajos como compositor/arreglador, y como músico sesionista.

El 2019 terminó también con la alegría de no tener más un gobierno nacional de CEOS neoliberales, que nos había hecho transitar por cuatro años realmente muy duros.

Por eso también este 2020 arranco con todas las pilas, con ganas de hacer música y generar nuevos proyectos porque a este país se lo saca adelante la-bu-ran-dera un chiste.

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