• Ramiro González

Ramiro González

2016

Si bien en términos artísticos el año fue bastante bueno, con más de cien presentaciones, incluidas las presentaciones de «Peñero» (nuestro disco más reciente) en La Rioja, Córdoba, Catamarca y Buenos Aires, el regreso al Festival de Cosquín 2016, ovación mediante, y la confirmación para la próxima edición 2017, entre muchísimas fechas hermosas compartidas con grandes artistas, o la realización de la música original para el documental «La ternura» sobre la vida de monseñor Enrique Angelelli, en verdad no se me ocurre como hacer un balance del año sin hacer un paralelismo con el país que fue en picada e inició el año con una gestión presidencial nueva, la cual desde el comienzo se caracterizó por el incumplimiento de las promesas de campaña y continuó con un endeudamiento del 98% de las reservas del Banco Central, y por citar un solo ejemplo: sólo 3 de cada 100 dólares entraron al país de la tan anunciada lluvia de inversiones. El cálculo les falló en un 97%, pero autocalificaron su gestión con un 8.

¿Qué tendrá que ver la política o la economía con un músico? se preguntarán. Y… Todo. En el año que más trabajé, tuve que hacer un plan de pago para el monotributo, y tengo más deudas de las que quisiera, y no es que me haya dado «la vida» o sea un bacán. He sido lo más austero posible. Porque si los impuestos suben un 400% y suben los combustibles, por ende suben los alimentos y el costo de vida, y la inflación. Ni siquiera hace falta que les pida que imaginen, simplemente piensen cómo afectó sus vidas la situación económica.

Volvió el riesgo país; hace un mes Argentina había adquirido deudas por el 50% del PBI, tan sólo un 4% menos que en diciembre de 2001, cuando el país tuvo un estallido social, con muertos, saqueos y un presidente huyendo en helicóptero de la Casa Rosada.

Digo, siguiendo esta lógica desquiciada no va a haber producción o autogestión que soporte semejante embestida negativa de la economía. Como conclusiones: obviamente las ventas de discos cayeron, las ventas de entradas también, lo cual refleja la caída del poder adquisitivo de muchas de las personas que asisten a nuestros conciertos.

En verdad, el balance artístico fue muy positivo, hemos invertido mucho tiempo, dinero y esfuerzo para que así sea, pero la situación país nos está jugando en contra, como a miles de ciudadanos que se ven afectados por las políticas de un gobierno neoliberal que beneficia a quienes más tienen y asfixia a la gran mayoría de la población.

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