Foto: Lali Santirso.
2016
Dicen que estamos locos,
y más que locos, enfermos.
También dicen que a las noches
no las disfrutan los cuerdos.
Y entre tantas cosas que se dicen
yo quiero decir que este juego
de redoblantes, bombos y voces
nos embriaga hasta el albor.
Pues que digan lo que quieran
que yo me achispo con ellos
que son hermanos de cuerdas,
que sólo buscan destellos
entre los ojos cansados
de quienes viven con sueño,
de quienes no encuentran oro
entre los cantos del pueblo,
de quienes se sienten libres
de las dolencias del tiempo.
Que los manicomios abran sus puertas
y que, en las calles, los locos sueltos
llenen de estrellas y flores
las penas y los silencios.
Vengan y canten conmigo
ustedes que ya aprendieron
que no hay mejores dementes
que los que miran al cielo,
que son mis hermanos los locos,
los que explotan de carnaval,
cuando una injusticia absurda
les niega el poder soñar.
Que bailen en todos los barrios
aquellos que soñando sienten
hincharse los corazones
cuando una murga se enciende.
Y que las gargantas estallen
y que se escapen en el viento,
que rompan solemnidades
para empachar el mundo de cuentos.
Y que los niños con hambre
llenen sus panzas de hechizos.
Y que los ancianos solos
sorteen viajes en el tiempo.
Y que los hombres encerrados
liberen sus cuerpos en vino.
Y que las mujeres, sin miedo,
preñen de luz los caminos.
Pues no hay humanidad
para nosotros
sin el barrio, los locos y los amigos.
Que se abran los manicomios
por favor
que, allí adentro, hace frío.
Para que canten con esta murga
los dementes esos,
los que resisten cualquier olvido.
(Recitado de “Lalocura”, espectáculo 2015/2016 de la Murga Contraflor al Resto).
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