Foto: Koky Schroeder.
2016
A este 2016 me tocó desandarlo en el buen sentido. Y como a los mandalas, empecé pintándolo por fuera y en cada paso me fui metiendo para adentro.
De la superficie a lo profundo. Fue un año de aprendizaje. De desenredar caminos, como decía el Cuchi Leguizamón en su zamba…
Y así celebro la sonrisa, que fue lo que permaneció en este año. La sonrisa al cantar, y eso confirma el camino.
Cantar y seguir haciéndolo, sola o acompañada, para mucha gente o para un puñado, en el aula o en un escenario.
Que nada borre de nuestro rostro la sonrisa cuando llenamos de música la vida.
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