• Juan Arabel
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Juan Arabel

2017

Volver… Ha resurgido muy fuerte el concepto de volver, en todas las latitudes: A las raíces, a la verdad que tiene uno adentro, buscar el abrazo común, a pensar y repensar el propósito de cada uno en la tierra, como un sentido colectivo, propio pero del otro también.

Esta imagen sonora, la palabra «volver», hoy se comporta como una partícula subatómica, que nadie puede ver o sólo algunos logran dilucidarla. Los artistas, o quien ronda en el arte, somos los privilegiados de estar en el segundo grupo, en esos que hemos logrado detectar qué es lo que nos está faltando.

Volver. A enamorarse, a besar cada vez que se pueda, a hacer canciones, a grabar discos, a colaborar poniendo el hombro, a generar espacios.

Tengo esa sensación, lo cual me hace inmensamente feliz. Aunque esa felicidad hoy sea un soplo del aire fresco ante tanta caca podrida.

Algo es algo, y con ese pedacito de esperanza trataremos de que el 2018 se siga retroalimentando.

Foto: Eduardo Fisicaro.

 

2016

Ha sido un año tremendo. Durísimo y lleno de desafíos a punto de concretarse. Feliz de haber estrenado una ópera folklórica en el marco del trabajo final de la Licenciatura en Composición musical (UNC) y feliz por el “Ínfimo hilo de luz”, mi segundo disco, que ya anda transitando solo y que ha permitido que conozca personas maravillosas de todos lados, tanto colegas músicos, fotógrafos, cineastas, etc.

Triste a la vez por el desacato cultural que estamos viviendo, por culpa de los nuevos colores (oscuros) políticos que nos andan atropellando. Pero como dijo Daniel Moyano, «El poder es una ilusión monstruosa que interrumpe las relaciones naturales entre las estrellas, los animales y las plantas… Se apropian de las palabras para escribir una historia mentirosa, con hechos que por eludir la sustancia del hombre son ficticios, especie de siembra destinada a la supervivencia de un oficio repugnante a la conciencia de la vida. A esas ficciones nosotros oponemos las palabras que usted está usando, para mantenernos en el tiempo hasta que encontremos una instancia de descubrimiento de algo de nuevo. A la mentira lujuriosa oponemos una pequeña vida verdadera. Vamos a contar nuestra propia historia, donde la voz de un hombre o un vestido de novia que se lleva el viento valen más que las llamadas hazañas de los fuertes. O una canción, que es el lenguaje incontaminado que usamos en estos pueblos perseguidos para comunicarnos sin peligro.”

Y así, con la canción como arma fundamental para buscar un mundo mejor, vamos hacia adelante, buscando ese «Ínfimo hilo de luz» que nos guíe y nos mantenga la esperanza.

 

2015

Te escribo estas palabras, yo sé que la distancia nos duele. Te escribo por si acaso ellas te lo digan mejor que yo. Son unas simples palabras de aliento:

Te recuerdo, que aquí la primavera nos espera, ya falta poco, sólo hay que tener paciencia y pensar en ella.

Te propongo, ahora sí más que nunca, una canción como semilla. En ella sembrarás tus sueños, tus ansias de volver a las flores, a ese verde tan patio que te espera.

Siembra tu canción todos los días. Riégala con agua pura, no es difícil encontrarla, están en las gotas de amor que transpiran tus manos todo el tiempo, cada vez que miras a los ojos.

Háblale de lo amarillo que es el sol cuando cae la tarde, y largan su danza las tortillas con el mate.

Háblale de las guitarras que sonarán acompañando el canto de los pájaros.

Háblale siempre, todas las mañanas de este frío y largo invierno.

Recuérdale las noches con estrellas y luces navideñas.

Háblale de la esperanza, de la fe, de lo hermoso que es vivir de utopías.

No la dejes caer, la escarcha es cruel y ciega, no le importa la luz ni los colores que pueden nacer de ella.

La mejor forma de mantenerla en pie es cantando, pero con la voz que llevamos adentro, yo sé que vos la encontraste, la escucho siempre en tus ojos.

Cantando alimentarás tu sangre. Tu espíritu se colmará de calandrias.

No la dejes caer, siembra todos los días tu canción.

Yo te espero para que hagamos dúo con la primavera, ya vas a ver, será la canción más bella que jamás habremos hecho juntos.

 

2014

Aprender la simpleza.

Es descubrir la vida en los que la tejen con cada movimiento de sus propias manos.

Por eso aprender la simpleza es tan fácil como mirar a los ojos y sumergirse en ellos hasta palpar la fruta del alma.

De repente, comprendemos que vivir es proyectarse en esas energías, que irradian siempre, y aún más cuando el viento sopla en contra. Entonces es en ese preciso punto del tiempo y del espacio cuando mirarse hasta el tuétano es la mejor manera de repensar los sueños, y encontrar en esas almas lo universal de lo más digno de pasar los días.

Aprender la simpleza es eso, lo simple y lo diáfano de contagiarse de la fuerza de los que eligen seguir con la frente arriba, sin nada más ni nada menos que las armas del amor.

 

2013

Un año puente. Repleto de transiciones. Un año difícil pero positivo porque los cambios significan progreso. La música siempre en el centro de todo, con proyectos comenzados, aprendiendo de las nuevas músicas.

Esperemos que el año que viene cobren frutos las semillas plantadas en este, o que el puente se cruce hacia una música nueva. Sin tantas despedidas a lo mejor.

 

2012

Un año increíble, profundamente enriquecedor.

A pesar de haber cerrado un ciclo con Juan Arabel Trío, en el cual llevamos cinco años de formación, aprendiendo y cultivando el arte que nos representa, una nueva etapa se avecina, con renovadas ideas, con un compromiso actual más fuerte, tratando de decir y contar a través de la música con algunas nuevas búsquedas sonoras.

En este nuevo camino me acompaña un gran amigo y músico de un talento enorme: Federico Lucero.

Quiero agradecer a todos los que de alguna u otra manera, generan desde adentro un impulso de permanente renovación, búsqueda, trabajo, estudio, lectura y demás.

Agradecimiento especial a Memi, compañera del alma y dueña de todos estos impulsos y ganas de aprender día a día.

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