• Flor Straub

Flor Straub

2021

Foto: Trinidad Touceda.

Me encontraba el 2021, iniciando con un accidente de auto del cual salí ilesa y con él, parí mi existencia una vez más, apareciendo así las preguntas profundas que a veces no queremos oír.

Agradezco siempre a mi familia y amigues por estar cerca y cobijarme el alma, después de comenzar el año con un vuelco de auto, volver a empezar junto a tanto amor fue de lo más sanador e inmenso.

Llegó una noticia increíble: habíamos ganado la beca del Fondo Nacional de las Artes junto con mis cumpas Fede Menis y nuestro managenment Safidy Ventura en nuestro proyecto: La Lleca Dúo. ese fue un impulso que nos llenó de dicha entre tanta crisis económica y saudades de escenarios. Fue volver a creer y celebrar.

Llegó también Mato Preto a mi vida, lleno de movimiento, alegría y Axê para recordarme el por qué amo tanto Brasil.

Con mudanzas, desafíos y caminos nuevos, hoy me cobijan las sierras junto a la presencia de mi compañero, viviendo juntes la cotidianidad y la magia de cada día. Voy enraizando en mi nuevo hogar, los sueños, las luchas. Voy descubriendo y aprendiendo de las raíces que ya están, esas que me acompañan desde antes de mi consciencia y plantando las nuevas, las que emergen del presente.

Es así que fueron naciendo algunas coplitas que me gustaría compartir:

Canto Enraizado.

Voy enraizando mi canto
canto que nace de amor.
Inspirado en las mujeres,
llenas de arte y color.

Manos que tejen historia.
Voces que acunan calor.
Poemas que anidan secretos.
Son curanderos de amor.

Mi voz se va haciendo eco
de las luchas contra el poder
ese que oprime y violenta
la libertad de la mujer.

 

2020

Y de pronto recordé…
Recordé que respiro,
con sólo recibir el aire, llenarme y vaciarme de él,
desato nudos de ansiedades, de preocupaciones, de enojos…
Recordé el pulso de mi corazón,
y con él entendí que soy movimiento, que soy vida.
Recordé mis ríos internos,
toda la sangre y fluidos que se mueven dentro de mí,
a veces corren crecidos y furiosos
y otras apacibles y serenos
como mis pensamientos.
Recordé la sensibilidad y memoria de mi piel,
con cada saludo del viento, del sol,
la lluvia o seres amados mi piel se manifiesta
y con cada marca que llevo, viaja una historia.
Recordé mi boca al detenerme a disfrutar de los sabores de unos mates,
de la comida de mamá o del beso de mi compañero.
Recordé el poder de mis huesos y músculos,
volví a jugar como niña dibujando figuras
recuperando movimientos olvidados.
Recordé que podía escuchar,
busqué los abrazos del silencio
y también me detuve a sólo escuchar canciones.
Recordé que el tiempo puede ser más lento,
que hay paisajes dentro de mí
disponibles para ser recorridos.
Recordé que tengo un cuerpo
en un mundo tan virtual del cual todo es rápido y abundante
que hacen de nuestras mentes consumidoras de esteroides de información.
Entendí que era ajena a mi cuerpo, mi hogar,
conocía al cuerpo que quería pero no al cuerpo que tenía
y es así que en un año tan adverso,
me exploré,
volví a cantar,
pero esta vez,
canté entera.

 

2019

Elegí enfrentar muchos miedos dispuesta a superarme y sanar. Eso me llevó a navegar por mareas altas en mi tránsito por el 2019 y pude entender de cerquita las palabras de Galeano cuando hablaba de la celebración de las contradicciones.

Tan profunda fueron mis contradicciones que no podía encontrar mi voz. Como un torrente vivía día a día socavando mi interior, con el anhelo de reencontrarme con mi canto.

Pero quien busca encuentra y esa es mi celebración porque pude conocer una parte distinta de mi alma en una condición etérea, en movimiento, creciente.

Y así fue que a pesar de confusiones y miedos, recibí con mucha alegría la invitación de enseñar técnica vocal en el Encuentro Latinoamericano de Directores de la Tercera Edad, un encuentro muy especial para mí por las personas que lo integran y la magia que aparece en ese encuentro.

Desde la Cátedra de Canto de la Licenciatura que estoy estudiando, canté por primera vez un repertorio lírico frente al público mostrando mi vulnerabilidad más sutil, esa que aparece cuando te sentís novata y te exponés abiertamente. En esta misma Licenciatura tuve una exploración muy bonita con la música experimental que amplió mis perspectivas de conceptos con respecto a la música.

Con La Lleca Dúo (mi proyecto musical), pudimos materializar dos videos que fueron el resultado de un proceso tanto personal como grupal con mi amigo-hermano Fede Menis. Animarnos a compartir de otras maneras eso que con tanto cuidado y amor venimos creando.  

Nace Tango Indecente, un proyecto que milita por la mujer en el tango donde con mis compañeras que tanto admiro y quiero, hacemos tango cantado y tocado por mujeres visibilizando la fuerza femenina, deconstruyendo muchos paradigmas de este género.

Musicalmente fue un año hermoso, con sus desafíos y colores, la palabra coraje me palpitó fuerte y estoy feliz de que así lo haya vivido. Agradezco al amor que me rodea porque fue la fuente para poder brindarme a navegar esta marea; mi familia siempre incondicional, los abrazos de mis amigxs, el compañerismo con mis colegas, la enseñanza de mis maestrxs, la confianza de mis estudiantes, la alegría de celebrar la vida con el nacimiento de mis sobrinxs Brunella y Gastón  y el amor de Leo, mi compañero, que decide caminar junto a mí haciendo más bonitos mis días y a veces también más livianos.

Gratitud por este año transitado. Hoy siento a mi voz conectada conmigo gracias a todas estas contradicciones.

 

2017

Mirando atrás y pasando por mi corazón momentos de este 2017, es inevitable la sonrisa, las ganas de abrazarlo y agradecer.

El canto sana mis días, lo revoluciona y me hace volar. De la mano del canto encuentro personas hermosas que nutren mis pasos y somos felices con el simple hecho de compartir.

El comienzo de año me encontraba indecisa, viajando a otro país sin saber si volvía. Luego entendí que mi tierra me llamaba y mi música necesitaba del encuentro con la zamba y la nostalgia de algún tango. Volví sin saber qué podía pasar pero sí sabía qué era lo que quería para mí y así, poquito a poco, las puertas se fueron abriendo con el amor y la música como grandes motores.

Gracias 2017 por cada escenario que abrió el juego al sentimiento. Gracias a mis cumpas hormiguitas de la cultura con los cuales aprendo y crezco cada día, a mi familia, amigos y estudiantes que alientan y sostienen.

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