• Diego Lucientes
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Diego Lucientes

2020

¡Que añito 2020! La verdad es que la actividad musical fue seriamente herida, como tantas otras en estos últimos años, antes por claros desaciertos (o aciertos sectorizados) a nivel de decisiones macro que nos impactan a todos y que hicieron que paulatinamente fueran empeorando las condiciones de laburo y que la actividad económica disminuyera constantemente, sufriéndolo en mi doble función de músico y comerciante. Y todavía no había llegado la pandemia, que todavía no se fue. Es difícil abstraerse del contexto antes de poder expresar otros matices.

Sin embargo a título personal, esta eterna cuarentena sirvió para disponer de un tiempo que nunca existía, para abocarme al instrumento, al estudio más sistemático, a la instrospección tan necesaria para ir afirmando los conocimientos y ponerlos en práctica, para seguir buceando en las profundidades de la música, para volver a los inicios y desde la simpleza total, desde lo que creíamos tan fácil que seguimos adelante sin tenerlo manyado como corresponde, y darnos cuenta que esa base, ese piso, ese cimiento, es lo que permite que el resto de la edificación pueda sostenerse.

Tampoco fue algo que descubrí solo, sino observando algunas clínicas musicales muy concretas, donde comentaban la experiencia similar de sentirse un poco trabados y tener que volver a las bases, que ahí estaba la carencia, y que a partir de ahí todo se incorporaba y se podía ejecutar mucho más fluida y naturalmente. En fin, al ser un músico autodidacta, es decir tomar clases y estudiar lo hice toda la vida, pero no de forma académica o tradicional, me faltaban y faltan algunos conocimientos formales y teóricos que pude y puedo seguir trabajando en estos días.

Todo eso siempre necesita maduración y horas de vuelo, pero siento que fue una buena forma de aprovechar el tiempo. No di clases x zoom, no hice streaming, no me dio por ninguna movida alternativa de ese tipo, sólo sentía que mi forma de sacar algo bueno de un momento de mierda era esa, capacitándome y saliendo mejor músico cuando volvamos a poder tocar.

No soy optimista en el corto plazo. Después de la pandemia el escenario económico va a ser peor que lo malo que fue estos años, los cachets van a ser similares a los de dos años atrás cuando se pueda tocar, esto dentro del circuito de bares chicos y pubs que es el que conozco y en el que me muevo en mis proyectos.

Tenemos un problema en Córdoba. A la gente no le gusta o no está acostumbrada a pagar por la música en vivo. La mayoría de los bares y pubs están fundidos y sinceramente es muy difícil generar a partir de la actividad económica extra que genera un show el dinero para pagar un cachet decente. Si no hay subsidios o intervención estatal alguna y la gente no paga aparte por el espectáculo, no es rentable en absoluto.

Saco este tema por una charla que tuve en el Sindicato de Músicos, donde me decían que ellos sugerían un fijo por músico, que sea obligatorio digamos, y yo creo que si no dejamos que se autoregule de alguna forma que sea provechosa para todas las partes y si no entendemos que la plata tiene que salir de algún lado que no necesariamente es el dueño del bar (algunos pueden, la gran mayoría no) lo que va a pasar es que va a haber muchos menos lugares para tocar y menos múica en vivo en la ciudad, y ahí perdemos todos.

Si alguien lee esto, ¡le mando un abrazo!

 

2018

Hacer un balance de un año como este, implica chocarse con la realidad de que como colectivo hemos sido perjudicados enormemente, perdiendo espacios y calidad de laburo, el ya poco movimiento económico que nuestra actividad produce fue masacrado en todos sus vértices, público, productores, dueños de espacios, músicos… El tema es cómo uno resiste desde donde le toca, rendirse no es una opción cuando amamos lo que hacemos y es una parte esencial de nuestra vida.

En mi caso, seguir estudiando mi instrumento, continuar con proyectos grupales como «Salve el Flow», «The tiros tetas & zombis», «Los Revisionistas»,» La banda del Desa», el dúo «Lucientes -Mamani», «Batra y amigos», además de acompañar a varios artistas como invitado en el bar «Desafinado», dar clases individuales, talleres, verme un montón de clínicas, aprender nuevas canciones, acordes, escalas, y a todo eso hacerlo con absoluto amor y dedicación.

Esa es mi forma de resistir y de aportar mi granito de arena, en esta Córdoba que, pese a que Macri, Mario Pereyra, la Mole Moli y el cuarteto omnipresente no me representan en absoluto, es también mi ciudad y mi lugar en el mundo.

 

2016

Hola, mi nombre es Diego Lucientes, tengo 42 años, soy músico y propietario del bar «Desafinado» ubicado en el corazón del Paseo de las Artes.

Comercialmente fue un año dificilísimo, el invierno macrista fue una auténtica tortura, muy difícil de sobrellevar. Recién en estas fechas se está reactivando un poco pero más producto del clima que de algún milagro económico…

En Desafinado la música en vivo es una constante. En dos años, pudimos ofrecer más de 300 shows acústicos de diferentes estilos. Hay una jam de blues todos los viernes y básicamente el público sabe que siempre hay algún músico en escena, pero la realidad es que este tipo de espacios son muy difíciles de mantener por la abusiva cantidad de costos fijos, la voracidad inmobiliaria, y no menos importante, el limitado interés que demuestra mucha gente en las propuestas alternativas musicales, jazz, folklore, bossanova, blues, muchos cantautores, algunos covers, hay para todos los gustos, pero somos minoría evidente en esta ciudad los que buscamos ese tipo de esparcimiento. Así y todo, es un lugar de músicos para los músicos, y la idea es perdurar en el tiempo, y que no se pierda un espacio que costó mucho conseguir y moldear.

Por otro lado, como guitarrista de la banda «The Tiros Tetas & Zombis» acabamos de sacar con muchísimo esfuerzo un disco del cual estamos muy orgullosos, tanto por la calidad de la grabación como por la edición final y la presentación. En ese sentido cerramos el año de la mejor manera, aunque no abundaron los shows en vivo, que son los que hacen que todo el laburo de ensayos tenga más sentido… Así es esta ciudad, todo a pulmón, todo cuesta, las pálidas están a la orden del día, pero la voluntad inquebrantable de hacer música y de superar obstáculos sigue. Somos pocos al lado de otras mayorías evidentes, pero seguimos y seguiremos peleándola con una guitarra en la mano, haciendo lo que nos gusta y nos llena por dentro.

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