• Diego Flandes

Diego Flandes

2016

Pienso en este año que pasó, y pienso en la palabra, en la música; en las personas que logran la perfecta conjunción entre las mismas, aquellas que no piensan en las reglas gramaticales y armónicas, aquellas que con buen vino y una guitarra llegan a acariciar el alma; aquellas gentes buenas que resisten, que arman juntadas para mantener cerca a sus amigos; que dan la mano fuerte; esas personas que todavía miran a los ojos, que dicen la verdad y soportan la verdad, que quieren, que aman y perdonan. En fin, seres que no se dejan vencer por el individualismo, porque creen en el otro.

Gente necesaria (Hamlet Lima Quintana – Enrique Llopis)

Hay gente que con sólo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente, que con sólo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con sólo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con sólo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.

 

2015

El 2015 fue un año maravilloso, uno de esos en los que suceden hechos que marcan un rumbo, un destino, uno de esos de los que perduran en el tiempo eternamente, que llegan a tus hijos, a tus nietos; que trascienden en las generaciones, como la buena música, como los buenos actos, como la buena gente.

Este año me abrazó completamente evocando mi alma como un estandarte. Me hizo fuerte, me trajo hermanos, padres, maestros de la vida, y me dejó ser feliz siendo lo que soy.

Un abrazo, de esos que perduran para todos.

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