2019
Foto: Eduardo Las Heras.
Hace ya seis años que estoy viviendo en La Paz, una pequeña ciudad del norte entrerriano, pero aun así no se corta el cordón umbilical con mi ciudad natal: Córdoba, ya que vuelvo a ella permanentemente a beber de su fuente; allí están mis afectos: familia y amigos tan queridos, seres con los que crezco en cada reencuentro.
En el 2019 además de seguir presentando el disco “Milongas” que ya tiene dos años de vida, principalmente me dediqué a grabar en el estudio “Namasté” algunas de mis composiciones, con la idea de darle forma a un tercer disco.
Estas piezas surgieron algunos años antes, en épocas en las que a manera de experimentación me puse a jugar con secuencias armónicas que luego se fueron definiendo como pequeños estudios para guitarra en una serie integral y así nacieron las “Instantáneas para guitarra”.
También valoro mucho de este año que pasó la alegría de haber compartido hermosas experiencias musicales con otras personas, entre ellas destaco la invitación que recibí de un colectivo de mujeres llamado “Compositoras”. El mismo viene desarrollando una tarea muy importante en la difusión de músicas creadas por mujeres y que fueron presentadas en un ciclo que se realizó en la ciudad de Paraná y posteriormente en varias ciudades del interior, abriéndonos la posibilidad de hacer sonar nuestro trabajo y conocer la labor de otras compañeras, en la mayoría de los casos obras inéditas o escasamente difundidas. Con la “excusa” de estos encuentros fui retomando la tarea de hacer algunos arreglos a unas bellas canciones de Valeria Martínez, que fueron llegando e inspirando nuevas sonoridades.
Así que por demás agradecida a este 2019 y a las musas por haberme regalado esos momentos de alumbramiento y también va mi agradecimiento a este espacio del Anuario y a Redacción 351 por el trabajo de apoyo a la cultura y a los artistas independientes.
Brindo por un 2020 lleno de música y encuentros que nos reconecten con un sentido profundo de Unidad.
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