• Bren Coll

Bren Coll

2021

Necesitaba cerrar el año para escribir estas líneas. Un pequeño texto a modo de balance de lo que fue el 2021. Y como siempre agradezco a Redaccion351 por la invitación.

Bueno, arrancaría diciendo que fue un año en lo particular muy cauteloso. A fines del 2020 y teniendo en cuenta el contexto pandémico y cómo el mismo había arrasado con el sector cultural, ya precario, decidí tomarme un tiempo para componer y también para no renegar tanto. Es estresante como artista y productora trabajar en estas condiciones y por más que los protocolos están, cuesta que se cumplan.

En este proceso de introspección creativa los vínculos se profundizaron, el equipo de trabajo comprendió y acompañó el proceso, la demanda legítima por volver a escucharme se agudizó y eso me llenó de energía para seguir trabajando en lo nuevo.

En el medio recibí la hermosa noticia de estar nominada como artista folclórica del año, artista cordobesa del año y por mejor videoclip con «Arriba quemando el sol», bajo la dirección de Leticia Lebihan. Con mucha alegría y claramente sorpresa me llevé el galardón como artista folclórica del año.

Esto, desde mi punto de vista, marca un punto en el mapa folclórico y por supuesto una apuesta tanto de la gente que votó como de la Cámara de la industria, espectáculos y afines ( CIEyA), al nuevo folclore alternativo que trae temáticas actuales y visibiliza otras formas de vincularnos entre nosotres y con nuestro entorno natural.

Cómo cábala cerré el año en Catamarca con un show -sólo set- que me dejo el corazón contento.

Con esa energía el balance claramente es muy bueno aunque no podría bajo estas lógicas dar certeza del futuro pues es totalmente incierto y me limito por estos tiempos a vivir el presente  haciendo en su mayor tiempo lo que me va viniendo en ganas. No es de soberbia ni mucho menos, es creo, el aprendizaje de estos dos últimos años.

Para cerrar, quiero desearle a quienes nos leen salud y amor para el 2022, así como también pedirle a quienes llevan las riendas de las políticas culturales que tomen conciencia y acción de la enorme crisis y necesidades que sufre el sector.

 

2020

¿Cómo mirar hacia atrás?

Fue sin lugar a dudas el año más surreal para todos y todas. Sólo podría mencionar algunos destellos de alegría bajo este contexto: haber podido lanzar dos canciones tan épicas del cancionero popular como fueron «Adoro» del gran Armando Manzanero y «Arriba quemando el sol» de la talentosa Violeta Parra.

Contra todo pronóstico pudimos, y siempre en plural, porque el equipo ya es familia, filmar en pandemia dos videoclips que acompañaron cada una de estas versiones. Todo lo demás y en lo personal fue transitar el día a día y surfear la incertidumbre.

Proyecté y estudié nuevas pasiones, como el diseño, la danza y el piano. Puedo decir que sólo eso le agradezco al confinamiento, el tiempo de poder volcar y amasar la creatividad en otras artes, de disfrutar los días en el hogar, con mis plantas, mis perros y la compañía inmejorable de Leticia.

Con el enorme privilegio de la estabilidad económica y emocional, este año pasó y en algún sentido siento que pasó bastante rápido, pero no puedo no mencionar la terrible emergencia cultural en la que estamos, lo difícil que fue para muchos sectores de la cultura, artistas independientes, produtores, técniques, etc, transitar este año donde las respuestas del estado no dieron a basto y claro, el problema estaba desde antes, desde mucho antes, la pandemia sólo vino a poner en vidriera la enorme precarización que sufrimos les músiques, como así también visibilizó la brecha entre los monstruos de la industria musical y aquelles que nos auto denominamos “independientes”.

Quienes no podemos quedarnos en la tibieza de lo preestablecido, seguimos pensando, gestionando y disparando ideas con la fuerza de la esperanza de que esto en algún momento tiene que cambiar.

 

2019

Con la intensidad de un 2018 que dejé atrás, fui armando minuciosamente un 2019 sólido, pausado pero constante. Tejimos un equipo de trabajo que viene siendo fundamental para poder materializar y transmitir los procesos creativos que se van hilvanando al interior. Los procesos y trabajos colectivos han sido de lo más lindo que
me deja este año. Ya con un tiempo considerable de camino recorrido por este proyecto solista -aunque siempre muy bien acompañada-, he podido aproximarme un poco más a las lógicas y dinámicas culturales de Córdoba que hacen que algunas cosas funcionen y otras no.

De corte endogámico, la ciudad presenta y promueve un circuito talentoso pero también hermético. Entender la creación y composición desde este contexto si bien ha sido en algún punto desalentador también me ha permitido correrme de una mirada quizás un poco más romantizada e ingenua de las producciones cordobesas. Creo que hoy puedo decidir con los pies más sobre la tierra y conciliar lo racional y lo pasional.

Fue un año de arduo trabajo y eso también mostró sus frutos, tuve el placer de ser invitada a tocar en TEDxsCba en el épico Teatro del Libertador San Martín. Fue una experiencia nueva donde aprendí y disfruté junto a un grupo de trabajo vigoroso e innovador. Cerré con una agenda programada previamente de once shows, con la tranquilidad de
la organización y la satisfacción de poder versatilizar el disco en diferentes formatos.

Hoy mis canciones siguen viajando y esa vida propia que cobran es quizás lo que más me emociona de la música. Y gracias a ese andar de las letras y melodías, y sobre todo el cariño de la gente, que aún ante una coyuntura económica devastadora como la que dejó el gobierno saliente, el público siguió apostando e invirtiendo en una entrada para
escucharme, para compartir, y ese es mi mayor reconocimiento y también agradecimiento.

#2020. Más madura y asentada con las cosas que quiero y las que no, más empoderada desde lo instrumental y lo técnico, con el paso más cauteloso pero firme, será un año para transitar desde la claridad y seguridad para seguir experimentando. Estoy trabajando en nuevas canciones y además produciendo algunas versiones que quedaron en el tintero, por esos senderos intuitivos seguirán mis pasos los próximos meses.

Para cerrar pero también arrancar, porque todo final es un comienzo, en el mes de enero abriré mi calendario musical en mi querida Catamarca, viajaré con un nuevo formato más íntimo y con el tiempo suficiente de poder contar el “tras de escena” de cada canción. Lentamente el norte, su gente y el paisaje se fue transformando en mi
cábala.

Nos espera un 2020 movido, con conciertos, encuentros y muchas cosas por las cuales seguir viéndonos en las calles y en la música.

Sin más, les abrazo y deseo un año con mucho trabajo, amor, salud y goce.

 

2018

Qué difícil se me hace escribir reflexiones de fin de año. Supongo que estoy de bajada, en declive hacia la introspección que suele venirme muy bien para estas épocas del año.

Viví un 2018 muy obstaculizado. Fue realmente difícil hacer las cosas que hice con tan poco presupuesto. Saqué un disco de forma independiente, sostuve un proyecto con personas trabajando dentro de él, tocamos y esperamos tocar mucho más, presentamos el disco en la Sala Mayor de Ciudad de las Artes, entre otras tantísimas cosas más…

Nos golpearon mucho, los aumentos fueron brutales. La ley de legalización del aborto no salió, muchas personas perdieron sus trabajos y muchas más quedaron en situación de calle y eso lo podemos ver todas y todos de sólo transitar la ciudad. Pero a pesar de todo eso, pudimos hacer red, pudimos seguir construyendo desde otros lugares, espacios en donde reflexionar, pensarnos y ponerlo en práctica.

Tuve el acompañamiento del Sindicato de Músicos de Córdoba. Juntes desarrollamos un proyecto muy importante en donde pudimos invitar a diferentes referentes de la producción musical, técnica de sonido e iluminación, para disertar charlas gratuitas que planteaban problematizar la situación laboral de las mujeres en aquellos espacios invisibilizados y hegemonizados por los hombres. Ese proyecto, más la producción, grabación de mi primer disco, me llevaron a conocer personas mágicas con las que hoy no sólo comparto estos espacios sino una gran amistad.

Conté con el apoyo y el amor de mi gran compañera de vida Leti Lebihan y hoy puedo decir que la casa se enciende, hay paz, calma, nuevas canciones, nuevos proyectos, me percibo más adulta con la voluntad consciente de querer aprender, con el espíritu inquieto que me invita a disfrutarlo todo en el presente.

El disco, «Ella», sigue virando y es quien me lleva y guía, por ahora, hacia ustedes…

¡Salud!

 

2016

Hay un vértigo en el tiempo que mueve las cosas, la música y la vida. En ese movimiento suceden muchas cosas. Las canciones fueron creciendo, se ensamblaron en un formato de trío, fueron viajando a lugares gratamente inesperados y la gente fue apropiándose y resignificándolas. La música y el arte tienen ese movimiento dialéctico que hace que tome forma cuando se choca con un/x otrx que lo interpreta y lo tiñe de su historia.

En ese caminar pude entenderlas y entenderme un poquito más, tuve la dicha de poder encontrarme en otros ojos y sorprenderme. Entendí que esas historias que contaba eran en parte mías y no ajenas como pensaba, porque eran mis ojos y mis oídos los que escuchaban y miraban, era en mí que resonaban.

Creo que las canciones nacen con otrxs y una les pone palabras, pero nacen para volverse del viento y andar solitas, y muchas han volado fuerte hacia el Sur.

Por otra parte los tiempos del arte y la composición, aunque intensos, juegan otras lógicas que no encajan o responden a la vorágine instantánea de la industria musical. Este es un proyecto soñado y construido autogestivamente, que aprende a caminar en el andar. Un andar independiente al que le costó encajar en etiquetas, ni folklórica ni popera.

Mezclo estilos y paisajes y voy siendo lo que el cuerpo me va pidiendo. Soy en movimiento y reniego de los espacios donde hacer música,  aunque algo extraño y mágico sucede. Ese volar de mis canciones me encuentra con gentes que nunca hubiera esperado, son ellxs quienes me encuentran, quienes se acercan porque mis historias pudieron pegárseles en la piel.

Foto: Martina Fo.

 

2015

Bren Coll, cantante y compositora catamarqueña hace tiempo radicada en Córdoba.

En formato solista aunque siempre acompañada, viene andando desde los avatares de  “#vivaquiemos un rato”, fecha autogestiva en que se registró y que puede actualmente encontrarse en las redes.

Ese 14 de junio salieron a andar un grupo de canciones que hoy transitan solas pero con fuerza, al mejor estilo PAN, cada una tejiendo sus vínculos, vivaquiando en aquellxs que las sienten propias.

A sólo seis meses de este inicio intenso y generoso seguimos apostando.

Agradecidxs por lo recorrido estamos trabajando en la edición volumen II de #vivaquiemos un rato, un nuevo encuentro íntimo con nuevas historias y canciones que constituirán el futuro material que se descargará desde la web en forma gratuita.

Felices de encontrarnos con otrxs y en familia, empapados y salpicados por el olor a tierra mojada con raíz folklórica pero con colores diversos y múltiples; seguimos componiendo. Porque somos andando y experimentando, estirando la fibra tensa pero amable del corazón y de la piel, porque somos cuerpo vivaquero en esta vida que nos interpela y que nos llama a seguir andando juntxs, compartiendo, construyendo, contando, cantando, narrándonos. Acampamos en cada canción para descansar los pensamientos, dejar volar las emociones y seguir andando. Le Bihan

 

2014

Como el río ella fue mutando…

Del cauce fluido y tranquilo a la abrupta ebullición de las piedras, el precipicio y el suspiro apresurado de la caída inevitable. Del profundo enlodamiento de la zambullida hasta llegar  luego a la serenidad de un nuevo comenzar.

Y ella fue mutando… Un tiempo de duelos y otras hermosas pérdidas. Tuvo que confrontarse a sí misma y preguntarse por quién ella era, pero sobretodo quién quería ser.

Y como el río ella se fue limpiando… Con las heridas limpias y procesos en la piel, canta, cuenta y se compromete desde su ser en el mundo como mujer gay. Recupera los cerros, los colores y los trayectos recorridos. Con la inocencia perdida y asumida en su proyecto se pregunta para quién canta y cómo lo hace. La música ya no tiene sentido sin un otro. Las canciones no pueden ser sin la intervención de otras subjetividades que las tocan, que las piensan, que las sienten, las comparten y las cuidan junto.

Canciones dinámicas que como el río juegan en el devenir de saltos y calmas que mecen nuestros cuerpos. Canciones que nos limpian, nos revuelven y también nos cobijan. Canciones para encontrarse con uno o con quien cada uno así lo desee. Canciones de a dos, eso elije, eso es en la piel y entre cerros. Leticia Le Bihan.

Ver más