Mamina

Mamina

2016

El 2016, desde mi experiencia, fue un año lleno de desafíos. Como productora de teatro trabajé con un estreno de obra y con varias reposiciones, cada una de ellas con una propuesta diferente, pensadas para distintos tipos de públicos: “Bochas” de Gonzalo Maldonado, “La Negra Marga” y “Reverso” de Fwala – ló Marín (Lo Culinario Teatro), “Bajo la sombra de un árbol” de Matías Benedetti, “Cerdas”, “La cuarta casita” de Guillermo Baldo (La Mucca Teatro), “Neva” bajo la dirección de Victoria Monti. También, obras de danza contemporánea: “Yermo quedó”, “Claro que la soledad no viene sola” y “Un par de piezas para que bailemos” de Ezequiel Rodríguez (Compañía Cortejo Escena).

Siempre agradezco a la vida toparme con excelentes directores, con hermosos grupos de teatros y compañías, con grandes equipos de trabajo, porque a pesar de las dificultades que presentó el año, le pudimos hacer frente con lo que más amamos hacer. El afán de mostrar nuestras creaciones y poder llegar a un público que no sea el “teatrero”, fueron los principales objetivos de cada una de estas producciones.

El trabajo en conjunto con las salas y la predisposición de las mismas para diseñar estrategias que tenían como meta llegar a lo planteado, fue una de las situaciones que más destaco. Salas independientes como La Chacharita, Espacio Urda, El Cuenco, Quinto Deva, La Parisina, La Luna, Medida por Medida y María Castaña nos abrieron sus puertas y brindaron su apoyo. También espacios oficiales como el Salón de Actos del Pabellón Argentina de la UNC, Sala menor de la Ciudad de las Artes, Sala Carlos Jiménez del Teatro Real y en especial la Sala Mayor del Teatro del Libertador San Martín.

También pudimos viajar y traspasar los límites de Córdoba Capital para llevar algunas de nuestras obras en El Mandarino de Villa Allende, El Mascavientos de Río IV, VIII Festival de Teatro en Las Varillas, Teatro del Fin del Mundo en Montevideo – Uruguay y en La 3068 sala de teatro de Santa Fe.

Todos estos espacios y obras trazaron hermosos momentos en el 2016, con grandes satisfacciones y respuestas del público, pero quiero destacar en especial aquel domingo 29 de mayo que se presentó “Un par de piezas para que bailemos” junto con “Suerte es estar” de María José Díaz Cerutti en la Sala Mayor del Teatro Libertador colmándola de público, quedando afuera del edificio una cola de personas que llegaban a cubrir una cuadra y media larguísima. Como productora era la primera vez que trabajaba en aquel espacio y que sentía la vibración de aquellos espectadores que esperaban emocionarse a través de la danza contemporánea, que volvía luego de mucho tiempo y esfuerzo, al escenario mayor. “Un par de piezas…” consiguió mantenerlos atentos, ansiosos por aplaudir, conmovidos por aquellos cuerpos que entregaban lo mejor de sí, que se proyectaban en el espacio, en donde la energía era una sola entre 17 bailarines, brillantes colores en las luces y vestuarios, una noche perfecta. Nunca voy a olvidar ese aplauso y los rostros de Ezequiel Rodríguez junto a la compañía, cuando al prenderse las luces de la sala descubrieron que había 1200 corazones que latieron y ardieron al compás de las melodías y que en ese preciso instante devolvían, de pie, alguna de las tantas emociones sentidas en esa noche.

Agradecer en particular a Emilia Montagnoli y Alicia Manzur, por la oportunidad brindada para llegar allí con Cortejo Escena.

Hablando con colegas todos coincidimos en lo mismo: un 2016 lleno de dificultades para sortear, llegamos a un fin de año con La Noche de los Teatros que para la mayoría fue una caricia para el alma por la respuesta de los espectadores y abrió un gran puerta a nuevos públicos, que ojalá podamos continuar en el 2017.