• Nico Sánchez

Nico Sánchez

2016

Hace dos años atrás, junto a un puñado de gente con sueños y objetivos en común, comenzamos a idear lo que sería para nosotros “nuestra escuela de música”. Con todas aquellas cosas que creíamos debían pasar y con aquellas otras que no. Así, entre entusiasmo, pasión y mucho laburo, pudimos inaugurar Creser.

Es difícil saber en estos dos años que cumplimos de aquello soñado y que quedó en el camino (o en el tintero como quién dice). Pero acá estamos, orgullosos de dirigir y al mismo tiempo habitar este espacio en constante movimiento. Y digo movimiento pensando en la cantidad de actividades que han pasado y continúan haciéndolo mes a mes. Las actividades son tan variadas que van desde iniciación musical pasando por talleres de comics, arte plástico, literatura y tai chi.

Además de las clases más habituales como canto, bajo, guitarra, batería, etc. que son las que nos permiten tener un trato más personal, más directo con los alumnos. Lo grupal siempre resulta enriquecedor, pero a veces los profes necesitan estar cara a cara con el alumno, descubrir ese algo que los lleva a agarrar un determinado instrumento. Lo importante para nosotros es estar atentos, Creser no es algo definido ni estructurado, es algo vivo que crece (valga la redundancia) con las motivaciones de las personas, ya sean alumnos o profesores que habitan este espacio.

Dos años de vida va a cumplir este lugar y podemos nombrar artistas de nuestro país que han dejado su impronta en la escuela brindando clases especializadas o talleres. Como es el caso de los músicos Juampy Juárez y Osvaldo Brizuela. La sesión de jazz por ejemplo con Gaby Beltramino, o la clínica experimentada con el gran Néstor Basurto. Cada uno de ellos, se puede decir, también aportó su grano de arena en este espacio.

Una de las actividades que más nos identifica son los “conciertos íntimos” como nos gusta llamarlos, donde profesores, músicos independientes de córdoba y alumnos de Creser se juntan para dar conciertos en la propia escuela, logrando una ida y vuelta muy interesante. Entendiendo a la escuela más bien como un espacio propio y a la vez colectivo, en donde cada uno de nosotros, ya sea profesor o alumno, se siente realmente parte de un espacio que le es propio y a la vez colectivo.

A esta altura podemos dar cuenta de que Creser tiene vida y reglas propias de un espacio colectivo, donde hay alumnos y profesores, haciendo, aprendiendo, creciendo…

 

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