Jorge Villegas

2016

El año 2016 comenzó para mí preparando la octava edición de “Escena y Memoria”. Junto a compañeros de DDHH y los Zéppelin invitamos a artistas del teatro y la poesía a hacernos presentes en los ex centros clandestinos de Detención de Personas, hoy recuperados para la sociedad civil como Museos de la Memoria. Allí mostramos “Esdrújula. Palabras para Bonino”, un diálogo entre nuestra poética como grupo teatral y la de ese mito interminable y genial que fue Jorge Bonino.

Abril y mayo nos tuvieron en La Chacarita con la mencionada obra sobre Bonino, que dio lugar a un desmontaje informal en el que cruzamos nuestra obra con “EX que revienten los actores”, un meeting muy descontracturado donde volcamos ideas sobre las dos obras en cuestión, sobre las líneas estéticas abordadas, lo epocal de ambas obras, etc. El evento se llama “Obra en (de) Construcción”. Zéppelin participó en junio en un ciclo llamado “La Dignidad Rebelde”, que recoge la memoria de Kosteki y Santillán, los jóvenes piqueteros asesinados en el 2002 en el puente Pueyrredón y que ameritó también velar por los jóvenes permanentemente muertos en las calles argentinas por la policía en esta modalidad que se llama “gatillo fácil”, tiro después pregunto.

“KYS”, es la obra creada hace diez años por Zéppelin para recordar poéticamente a Darío y a Maxi. Luego llegó “Julio Patriótico” que fue un festival íntegramente hecho en La Chacarita y que reunió a  varios grupos teatrales que conjugaron obras pensadas al calor del deseo de repensar la historia argentina, circunstancias, hechos, hombres que el teatro baja del pedestal y se mira en ellos.

Zéppelin participó también con “Man in Chat” -sobre San Martín-; “Retrato de un Hombre Invisible”, sobre Carlos Moore, guerrillero del ERP; “Operativo PIndapoy”, sobre el secuestro de Aramburu y “Argentina Hurra!”, cuyo eje narrativo es el regreso de Perón. La entrada a la gorra permitió un ingreso muy fluido de espectadores que acompañaron el ciclo todo el frío mes de julio, recordando, conmemorando, cuestionando el bicentenario de la Argentina.

El teatro no puede estar mirándose el ombligo todo el tiempo. Cada función, cada encuentro de teatristas y espectadores debe ser ante todo una asamblea.