Daniela Martín –  Convención  Teatro

Daniela Martín –  Convención  Teatro

2015

2015, la cabra que nos tuvo a los saltos.

El año que se va fue un año fuerte, intenso, que no nos dio respiro.

Estrené, como Convención Teatro, tres obras: “Bilis negra. Teatro de autopsia” (abril); “La fatalidad de los detalles (esto es no ficción)”, en mayo y, por último, “Un largo, accidentado, insólito y maravilloso viaje -obra en estaciones-“.

La línea de Convención Teatro es, fundamentalmente, trabajar sobre textos clásicos y versionarlos, discutirlos, encontrar sus resonancias, hoy. “Bilis negra” fue una versión de Fedra, di distintas fedras, un proyecto que con Maura Sajeva veníamos haciendo desde hace rato, con mucho amor y paciencia. La estrenamos en Teatro La Luna, que es como una casa para nosotras. Hicimos 5 meses de funciones, volvemos el 2016. “La fatalidad de los detalles” es una versión de la tremenda novela de Capote “A sangre fría”, una coproducción que llevamos adelante con Quinto Deva, proyecto en el cual nos dedicamos a pensar la violencia, cómo funciona, desde dónde, con una mirada caleidoscópica. Alto ejercicio de creación colectiva. El maravilloso viaje es el resultado de repensar la literatura infantil (y si sólo es infantil) y los libros-álbum. Un delirio en el que casi 20 personas estuvimos metidas, destapando nuestro imaginario infantil y trayéndolo hasta hoy. La estrenamos en Documenta, sala en la que hice muchas obras. Siempre es lindo volver ahí.

En ese misma línea, los integrantes de la Cantina La Luna, de Teatro La Luna, me invitaron a que haga algo con ellos/as, e inventamos un ciclo precioso, “Cuentos a la luz de la luna”, y en los varios encuentros que hicimos, escuchamos con alegría a diferentes personas dedicadas al teatro, compartiendo sus recuerdos de niños, niñas, sus lecturas, sus relatos familiares. Fue tremendo, único.

Hacer teatro tiene muchas caras. Cada estreno, cada obra nueva te enfrenta a un montón de cuestiones. Primero, la felicidad de poder estrenar, de poder sumar a la cartelera algo en lo que estuviste trabajando, junto a otras personas, colegas. La alegría de poder compartir un mundo nuevo, siempre personal y siempre colectivo. Por otro lado, la incertidumbre, lo que va a pasar con el público, las expectativas que indefectiblemente tenés, lo que luego sucede. Después, el trabajo.

Trabajo, trabajo, trabajo. Hacer una obra y luego ponerla en una sala es una tarea en la que está involucrada tanta gente, que implica un “estar haciendo permanente”, que a veces no se dimensiona del todo.

Este año que se va me deja entonces llena de vínculos, de personas y sus huellas en mí, de afectos compartidos, de pensar algo posible con otros, con otras. Me deja llena de alegría por todos esos encuentros (y desencuentros también, por supuesto), llena de cansancio, porque hacer teatro independiente es cansador por otro lado.

Los que nos dedicamos al teatro (al arte, en general, creo), lo hacemos porque hay algo de ese encuentro con el otro que nos moviliza. Hacemos para compartir algo de la experiencia humana, en forma de obra, música, poesía. Algo de esa reunión nos convoca. En ese sentido, padecemos bastante la carencia de políticas de difusión más masiva de nuestro trabajo, que es donde siempre fallamos y lo que lo vuelve paradójico al asunto…. Es poca la gente que se entera de la existencia de salas de teatro independiente, de su producción, del circuito. Si bien cada vez hay más notas en el diario, este año nació la Agenda Teatral Córdoba y demás espacio, siempre nos falta.

Por último, este año que se va nos deja con un cambio de rumbo político que me preocupa, me genera cierta tristeza pero también muchos planteos. El 51% del país votó un gobierno claramente de derecha, claramente neoliberal. La memoria de ese tipo de perfil en el gobierno, en nuestro país, no es buena, pero más allá de eso, me deja pensando fuertemente cómo fue la campaña de Cambiemos. Cómo fue que lograron tapar muchas incoherencias de ese candidato a través de una campaña marketinera impecable, campaña que logró generar credibilidad, identificación, en un candidato altamente cuestionable. Entonces, algo en el nivel del discurso es lo que hay que pensar. Qué mostramos, cómo lo mostramos. Qué discursos artísticos proponer para invitar al espectador a un proceso de análisis que desarme la estructura de lo efectivo, de lo marketinero, del discurso vacío.

Ese es mi proyecto. No sé qué obra saldrá de eso. Pero de estos días, tan importantes para nuestro país, me voy quedando cruzada de sensaciones, de preguntas. Y ese, siempre, es el material con el cual se construyen las obras…