Reseña

Ser visto después de ser visto

21-07-2015 / Palabras Pesadas, Política y Sociedad
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La gran muestra «Culturas» del fotógrafo Steve McCurry continúa hasta el 2 de agosto en 220 Cultura Contemporánea. Una mirada posible a imágenes que nos interpelan.


Ser visto después de ser visto

Por Tefi Nosti.

Una sola palabra debe de reunir la esencia suficiente y el impacto necesario para lograr su cometido: convocar. La dificultad de elegirla entre tantas, al igual que la dificultad de elegir algunas de sus fotografías entre tantas otras, constituyen algunos de los interrogantes que se generan.

La muestra es una pulsión constante de vida, de intencionalidad. Es la obra de años de trabajo retratando situaciones en el momento preciso, justo cuando la marea sube y los pescadores se tambalean, justo cuando una mirada refleja el dolor en su máxima expresión, justo cuando los niños juegan entre tanques de guerra.

Esas capturas de momentos exactos llevan a preguntarse por la labor del fotógrafo, qué tanto lleva la espera, qué tanto vale la pena, hasta dónde se permite intervenir en esas escenas. Gran parte del trabajo de McCurry requirió de inmiscuirse, de camuflarse en un pueblo en conflicto con atuendos típicos, de formar amistades para habilitarse espacios que le posibilitaran tomar, tal vez, una sola fotografía, que pudiera reunir por sí misma toda la historia que la sostenía.

Cada imagen congela el tiempo, un estilo de vida, una tradición, el ejercicio de una religión particular, la lucha por sobrevivir en un contexto adverso, la ganas de permanecer con vida a pesar de que la muerte se encuentre por todas partes.

La fotografía no sólo como una obra bella para contemplar, sino como un bien precioso para conservar un pedazo de vida que sólo ocurrió en ese tiempo y lugar exacto al cual nunca se volverá. De repente, los epígrafes adquieren un valor inigualable, algo es preciso, aquella caricia deja de ser cualquier caricia y pasa a significar permanencia en un mundo que se desmorona.

La famosa imagen de “La niña afgana”, retratada a sus 12 años de edad en el campamento de refugiados de Nasir Bagh, en Pakistán, durante la guerra contra la invasión soviética, se convirtió en una de las tapas más famosas de National Geographic. Luego de 17 años, tras una investigación del FBI, la niña (ahora mujer) fue reencontrada y nuevamente retratada por McCurry. Su rostro muestra el deterioro de los años de vida como refugiada. Esas imágenes recorrieron el mundo y llevaron a la creación de un fondo especial para niñas y mujeres afganas. Así, el fotógrafo deja de ser un mero sujeto de contemplación y pasa a ser un productor, un sujeto actuante, dando cuenta de silenciosas verdades que conviene mantener ocultas.

Sólo él con su cámara, invitando a recorrer el mundo y sus historias, sus dolores y sus verdades, su crudeza y su ímpetu, invitando a avivar los corazones a través de la mirada.

Muestra de Steve McCurry.

220 CCC – Plaza de la Música -Costanera y Coronel Olmedo.

Martes a jueves de 16 a 21hs. $35

Viernes a domingo 16 a 22hs. $40