El costo de mirar para otro lado

La ignorancia también es violencia

22-11-2016 / Palabras Pesadas, Política y Sociedad
Etiquetas: ,

El martes 22 de noviembre comenzó en Córdoba con cortes en sus principales puentes de acceso. Detrás del paro, un reclamo: oponerse al recorte de presupuesto en alimento que lleva a cabo el Gobierno de la Provincia. Los que se enteraron fueron pocos, sólo aquellos que cruzan los puentes. Los afectados, miles.


La ignorancia también es violencia

Por Tefi Nosti.

En un nuevo día de semáforos cambiando de color, taxis andando a cuarteto y bancos acumulando billetes, la Córdoba de las luchas cotidianas se dispuso a una nueva movilización: frenar el intento por desabastecer a los más de 100 comedores y copas de leche que funcionan en la provincia y brindan alimento diario a más de 10.000 niñas y niños.

Para ser exactos, se dispone de cifras. Se cree que con las nuevas tarjetas sociales de $630, una familia entera se va a alimentar un mes. Sí, un mes, con sus 30 días, una familia, con todos sus integrantes.

Como suele suceder, muchos medios no consideraron la noticia como relevante y muchos otros prefirieron referirse a la obstaculización del tránsito, desconociendo o haciendo desconocer por completo sus razones. Por cierto, algunos medios mal informados interpretaron la exigencia de condiciones de vida digna como un paseo masivo por el medio de la calle.

El que calla, otorga. El que invisibiliza la violencia, es cómplice. La ignorancia resulta cómoda en un contexto que interpela y requiere hacerse cargo. La construcción de un común mediático donde los acontecimientos se reducen a contratiempos ocasionales como la afección en el tránsito o a cuestiones menores como la pintada a un local, relegando así las luchas sociales a un plano accesorio, dan cuenta de dispositivos de perpetuación de la violencia a través de la invisibilización.

Pero la ignorancia se alimenta, claro, de un desenvolvimiento ciudadano, también cotidiano, que elige a consciencia aquello que va a ver y oír, lo que va a convertirse en su fuente de información, en base a cuyos ordenamientos de sentido tomará decisiones concretas. Si cualquier automovilista sigue las indicaciones precisas de estas fuentes podrá esquivar situaciones predefinidas como indeseadas, tales como una manifestación (o todas ellas), como el barrio con chicos sucios y perros semimuertos, como las casas que no pueden pagar un jardinero.

Llega fin de año. Si los comedores dejan de funcionar, será para muchos parte del sacrificio necesario en este nuevo panorama de espera infinita de la tan anhelada y prometida alegría. Aquel que busca cruzar el puente para llegar al trabajo tal vez no dimensiona su condición: un trabajo espera su llegada. Quizás considere que $630 es más de lo que él mismo recibe del Gobierno, aunque su camisa valga tres veces lo que dispone una familia entera para sobrevivir un mes más. ¿Cómo se llama, sino, andar cada día, sin trabajo, con $21 para dividir con toda una familia?

Es crucial comprender que la estructura que nos linda es recíproca, más allá de cualquier intención moral o legal para determinarlo. Que en una comparación rápida, los problemas personales pueden ser un chiste. Que el juego mediático de los viajes a Disney en los programas de entretenimiento ocupa un espacio de sentido a conciencia. Que no saber interpretar y elegir desinformarse es tan desconsiderado como peligroso.

Que elegir no saber es ser cómplice, y eso es violencia.