ALIMENTACIÓN

Soberanía alimentaria: una bandera para seguir levantando

31-12-2014 / Política y Sociedad
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Desde hace unos años comenzó a sonar la idea de soberanía alimentaria como un concepto un tanto abstracto, del que no se tenía mucha certeza sobre su significado. Actualmente es una consigna, un motivo de lucha de muchos colectivos sociales.


Soberanía alimentaria: una bandera para seguir levantando

Por María Bergero

Colaboración: Rodrigo Bruera

Ilustración: Campaña Nacional por la Soberanía Alimentaria, República de Ecuador.

Durante este 2014, desde Redacción351 continuamos con el debate que instalamos el año anterior, cuando invitamos a nuestros lectores a analizar cómo opera la industria alimentaria y cuál es el rol que tenemos como consumidores. En esta oportunidad decidimos acompañar las nuevas propuestas de producción y comercialización de alimentos que se gestan en Córdoba, así como conocer las diferentes opciones de producción alternativa que existen.

Este recorrido, que implica pensar una alimentación saludable, sustentable y soberana, está lleno de obstáculos impuestos por los gobiernos, en comunión con la industria y apoyados por los medios de comunicación masiva. Más aún en el contexto de una provincia sojera en la que chocan las fuerzas populares contra la inmensidad del aparato de Monsanto y sus aliados. Sin embargo, existen personas que, de a poco, se van abriendo camino entre tanta hostilidad e iluminan el panorama. Nos referimos en este caso a Miryam K. de Gorban quien, además de relatarnos todo un panorama histórico, social y político sobre la situación alimentaria de Argentina y Latinoamérica, nos dijo “sí se puede”.

En este balance de año nos aferramos a esa alternativa, el pensar que se puede, que a la soberanía alimentaria la construimos todxs. La construimos cuando decidimos no subirnos a la vorágine del consumismo irracional. La construimos cuando elegimos comprar en esa feria, a esa familia, a los pequeños productores que aman y cuidan la Tierra. La construimos cuando le decimos no a la publicidad engañosa, cuando no nos tragamos la esperanza y felicidad que quiere vendernos esa marca de gaseosas. La construimos cuando le decimos sí a la huerta propia y a los intercambios de semillas.

Y esperamos seguir construyéndola el año próximo, seguir apoyando las luchas populares, escuchando nuevas voces y abriendo caminos, desde este espacio, a través de la palabra.